Primera Guerra Mundial
El Atlántico



La guerra en el mar (1914-1918):
En la I Guerra Mundial la superioridad de la flota inglesa sobre la flota alemana es manifiesta. La flota alemana de superficie queda encerrada en sus bases del mar del Norte, mientras que la flota inglesa concentra su grueso en la base naval de Scapa Flow, desde donde bloquea las posibles salidas a la mar de la flota enemiga. Unicamente una escuadra germana que al estallar la guerra se encontraba en la colonia de Tsing-tao intenta regresar a la patria cruzando el Pacífico y el Atlántico. Esta fuerza de cruceros pesados, al mando del almirante Von Spee (1861-1914), destruye a la división de cruceros de Cradock en Coronel y poco después es destruida por otra división inglesa en las Malvinas.

Alemania sostuvo durante toda la guerra una porfiada batalla contra el tráfico marítimo de sus enemigos mediante submarinos y, en menor proporción, mediante buques mercantes armados y enmascarados de neutrales. Aunque las pérdidas de las naciones aliadas fueron grandes, no llegaron a poner en peligro sus abastecimientos. Por el contrario, el bloqueo de los Imperios Centrales fue tan total que constituyó uno de los factores determinantes de su derrota final. (Fernando Nárdiz)

Los mercantes alemanes armados en corso no tuvieron un éxito significativo. La escasez de combustible hizo que se recurriera a los barcos de vela como el tres palos Seeadler. En diciembre de 1916 el crucero Avenger detiene al Seeadler para una inspección a la altura de Islandia. Enarbolaba bandera noruega, estaba al mando del más tarde famoso capitán Luckner, y muchos de sus hombres hablaban noruego. Consiguió pasar la inspección sin que sus ocultos cañones (105 mm) y ametralladoras fuesen descubiertos.


El acorazado Dreadnought (1906):
Primer acorazado de grandes armas que dio nombre a una serie. Botado en Portsmouth tras 8 meses de construcción. Su armamento consistía en 10 cañones de 30 cm, con lo que aventajaba a cualquier otro. Las turbinas de vapor le proporcionaban una velocidad de 22,5 nudos. Su superioridad fomentó el inicio de la competencia Dreadnought entre Alemania y Japón. Sólo en la batalla de Jutlandia se dio combate entre acorazados de este tipo. La fórmula de gran velocidad, protección pesada y grandes cañones persistió después de la Segunda Guerra Mundial. La aparición de las pólvoras coloidales, que permitieron un tiro más rápido (1885) y el perfeccionamiento de la artillería, y la aparición de proyectiles de acero cromado (1890), que habían traído como consecuencia el perfeccionamiento de las corazas, repercutieron en el proyecto de buques-tipo, que halló forma material en el acorazado Dreadnought (proyecto aprobado en 1905), botado y terminado en 1906. Sus características principales eran: 17.900 toneladas de desplazamiento; 150 m de eslora entre perpendiculares, 25 de manga y 9,5 m de calado máximo. Llevaba una cintura acorazada de acero Krupp de 28 cm en el centro, 15 cm a proa y 10 cm a popa. Por encima de esta cintura, una coraza de 28 cm en la mediana de la eslora y de 20 cm en las extremidades. La cubierta protectora era de 7 cm. se suprimió el espolón, pero se conservaron 5 tubos submarinos lanzatorpedos, aunque la solidez de la estructura permitía utilizarlo como ariete; las chimeneas eran de sección oblonga para ofrecer la mínima resistencia a la marcha. A la unidad inicial de la serie siguieron los Bellerophon, Temeraire y Superb de 18.600 toneladas e idéntico armamento de 305 mm.

Buques de guerra a vapor:
Aunque posteriormente se emplearon otras fuentes no necesariamente combustibles, como la energía atómica. El desarrollo de la propulsión a base de la combustión de carbón y combustible se debió a la Revolución Industrial a comienzos del Siglo XIX. El americano Robert Fulton fue quien inventó la propulsión a vapor para las embarcaciones en 1806. La propulsión era independiente al viento, los cascos de acero eran más ligeros y resistentes que los de madera, las duras tareas realizadas por marineros fueron orientándose a especialidades menos físicas, y los proyectiles lograron desplazar su rango de efectividad de menos de una milla a 19 ó 20 kilómetros. Sin embargo, en los primeros años, permanecieron algunas desventajas: el rango de una batalla naval dependía del horizonte visible, y la puntería dependía de la buena vista de los artilleros. Con la instalación de instrumentos electrónicos en los buques, estas desventajas fueron desapareciendo. En esta etapa, el desarrollo de las embarcaciones podría afirmarse que fue efecto exclusivo de las guerras. La primera batalla entre buques propulsados por el vapor fue la de Lissa, entre Italia y Austria, en 1866. Lo peculiar de esta batalla es que la artillería se utilizó poco, debido a su poco alcance, y en cambio se empleó la proa como arma principal para cargar contra el enemigo. Con una propulsión controlada no se estaba a expensas del viento para maniobrar en combate. La ventaja pasa a ser la velocidad, que se convierte en un gran incentivo para el desarrollo técnico constante. Para alcanzar la mejor posición de disparo la fuerza más rápida trata de cruzar la T de la más lenta, y si ésta trata de impedirlo cayendo hacia fuera, se da lugar al combate en barcos concéntricos donde la más rápida trata de envolver a la más lenta.

Batalla de Tsushima (1905):
La flota japonesa utilizó la artillería de largo alcance contra los buques rusos. Japón consigue un inmenso prestigio internacional al haber derrotado a una potencia europea. El tratado de paz firmado en Portsmouth (EE.UU.) contempla el reconocimiento de Corea como zona de interés de Japón y la cesión de la parte meridional de la isla de Sajalin. Consigue también el control de Port Arthur, con su puerto libre de hielo y la parte sur del ferrocarril de Port Arthur. La batalla de Port Arthur causó 25.000 bajas de soldados rusos y 70.000 del japonés. En Tsushima el almirante japonés Heachiro Togo consiguió una victoria decisiva sobre la flota rusa al mando del almirante Sinovi P. Roshdentvesnki, que proporcionó a Japón el dominio marítimo en el Extremo Oriente.

Las flotas en la carrera armamentista previa a la guerra:
El Reichstag promulga, sin llevar a cabo ningún debate, una nueva ley sobre la flota de guerra. El único artículo de esta ley prevé la construcción de cuatro grandes buques de guerra al año, así como un aumento del número de torpederos, que deberán pasar de los 96 actuales a 113. El 10 de febrero los ingleses botan el mayor acorazado del mundo, el Dreadnought. La política alemana sobre la flotatiene como objetivo contrarrestar la hegemonía británica. En un memorándum, Alfred von Tirpitz, secretario de estado de la Marina, había destacado en 1900 que sólo hay una forma de proteger las colonias alemanas y el comercio marítimo alemán: teniendo una flota tan fuerte que hasta el adversario más poderoso considere peligroso un conflicto. El objetivo de Tirpitz es que la flota alemana sea siempre un riesgo para la británica de forma que en una guerra contra nosotros y, hasta venciendo, quede tan debilitada que pierda su supremacía ante otras naciones. En 1894, Tirpitz había formulado esta directriz a los altos mandos de la marina: El destino natural de la flota es la ofensiva estratégica. La segunda ley sobre la flota aprobada en Alemania preveía doblar la potencia de la flota hasta 1917. Significaba acabar con el Two Power Standard, según el cual había dos barcos británicos por cada barco alemán, y sustituirla por la nueva relación de 3 a 2. El gobierno británico responde con la construcción de barcos como el Dreadnought y el aún mayor y más potente Bellerophon, botado en julio de 1907.

En la segunda Guerra Mundial, la numerosa artillería anti-aérea de los acorazados japoneses (como en el acorazado Yamato) poco sirvió para contrarrestar el feroz ataque de las fuerzas aéreas, dotadas de bombas y torpedos. Esto se confirmó en 1941, con el bombardeo de Pearl Harbor por los japoneses. Los portaaviones se convierten en decisivos para dominar el Pacífico.

El desastre de los Dardanelos (1915):
La expedición por iniciativa de Churchill se unió a la estrategia balcánica y la protección del canal de Suez. La flota rusa del mar Negro estaba bloqueada por los cruceros alemanes Goeben y Breslau que habían cruzado el estrecho el 10 de agosto de 1914. Turquía mantenía una alianza secreta dirigida contra Rusia solamente y entró en guerra el 2 de noviembre de 1914. Un eventual bloqueo turco del canal de Suez causaría enormes perjuicios en el tráfico con las Indias. El desembarco de febrero de 1915 se saldaría con una sangrienta derrota y serias pérdidas navales. Combates de acorazados contra tierra, dragaminas en los estrechos, donde las minas causaron más estragos que la artillería. Después de algunos bombardeos a los fuertes turcos la escuadra francobritánica fracasó en su intento de atravesar los estrechos (18 de marzo). El 25 de abril desembarcaron en Seddulbahr y en Gapa Tepe, pero los turcos, bajo el mando del general alemán Liman von Sanders y de Mustafá Kemal, estaban tan bien fortificados que la cabeza de puente establecida en la península de Gallípoli no consiguió avanzar más de 6 ó 7 km. Unos 150.000 hombres a las órdenes del general Hamilton intentaron aproximarse a las líneas de Bulayr que protegían Constantinopla. Se dieron tres batallas ante Kritiya (mayo-julio), que no dieron ningún resultado. Durante ese tiempo fueron hundidos 4 submarinos franceses y 4 británicos, y los acorazados Triumph y Majestic. El 6 de agosto se intentó un nuevo desembarco frente a Sari Bair y Suvla. Hamilton fue sustituido por Monro, y una visita de Kitchener concluyó la necesidad de la evacuación. El reembarque aliado del 10 de diciembre de 1915 a 9 de febrero de 1916, bajo el fuego enemigo, de 145.000 hombres, 15.000 caballos, 400 cañones, fue una gran acción heroica de enormes pérdidas que concluyó sin romper el aislamiento de la flota rusa ni la salida de la guerra de Turquía. El 5 de octubre de 1915 se había enviado un cuerpo expedicionario a Salónica que se va reforzando con la apertura del frente del Oriente. En un Mediterráneo dominado por los aliados gran cantidad de abastecimientos utilizan bases en las islas griegas sin el acuerdo del rey Constantino. La flota austríaca queda bloqueada en el Adriático y Suez es liberado.


Aislacionismo norteamericano:
[La decisión de intervenir en la guerra] tomada tras el anuncio alemán de que a partir del 1 de febrero de 1917 ignoraría el estatuto de neutralidad de EE.UU. y extendería sus operaciones de guerra submarina a sus navíos, civiles o militares, apartó a EE.UU. de uno de sus principios fundacionales: el establecido en 1797 por George Washington en su discurso de despedida animando a sus sucesores a aprovechar la privilegiada posición geográfica de EE.UU. para mantenerse al margen de las luchas de poder entre los Estados europeos, en las que, aseguraba, no había ningún interés en juego para los estadounidenses. Cien años después de haberse desviado de su trayectoria fundacional, participando en dos guerras mundiales y sosteniendo sobre sus espaldas casi en soledad todo el orden político, económico y militar internacional, el mundo observa con profunda preocupación la transición de poder que está a punto de tener lugar en Washington D.C. la capital que lleva el mismo nombre del hombre que hizo del aislacionismo y la neutralidad su principal bandera. Tanto han girado las tornas desde las admoniciones de George Washington, y tanto ha conformado EE.UU. el mundo a su imagen y semejanza en estos cien años, que lo que en este momento más teme el mundo es que gane un presidente se sienta liberado de sus compromisos internacionales y decida actuar pura y exclusivamente en función de un interés nacional definido muy estrechamente [y se ponga en cuestión el sistema de acuerdos económicos multilaterales y alianzas de seguridad cuidadosamente tejido por EE.UU. desde el fin de la segunda guerra mundial]. (José Ignacio Torreblanca, 2016)


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