Segunda Guerra Mundial
Viaje del Bremen



El viaje del Bremen (1939):
El 22 de Agosto zarpa rumbo a Nueva York de la dársena de Columbus en Bremenshaven el orgullo de la marina mercante alemana. Debía hacer escala en Southampton y Cherburgo con 1.700 pasajeros y más de 1.000 tripulantes. Años atrás había conseguido la Banda Azul (17/07/1929) por cruzar el Atlántico en 4 días, 17 horas y 42 minutos. Estaba provisto de cuatro turbinas de vapor de 126 mil CV cada una, capaces de mover 52.000 toneladas de registro bruto. Tenía 286 metros de eslora y 31 de manga y alcanzaba los 28.5 nudos. Estaba al mando Adolf Ahrens, capitán mercante y ejemplo de inteligencia, profesionalidad, valor y sangre fría, que superó la tensión diplomática de los Estados Unidos y la intriga del Almirantazgo británico. Bajo el mando de Ahrens hizo el Columbus su primera escala en Tenerife (1934). Fue el primer trasatlántico de más de 30.000 toneladas que atracó en el Muelle Sur. Este buque estaba en construcción -iba a llamarse Hindenburg- al final de la Primera Guerra y no fue entregado a los aliados como indemnización. Dejó de ser el flag ship de la Lloyd Norte Alemán cuando quedó superado por el mayor tonelaje y velocidad del Bremen y el Europa.

Durante la escala del Bremen en Southampton observan una inusual actividad en gran número de buques de guerra británicos. Permanece fondeado y recibe 280 nuevos pasajeros. A su llegada a Cherburgo, donde embarcaron 220 pasajeros inquietos, vieron que todos los buques de guerra franceses habían abandonado el puerto. El 23 de agosto por la mañana divisan al Normandie en ruta a Nueva York, disminuyen la velocidad para no sobrepasarlo y cambian de rumbo para dificultar su localización. Adoptaron la misma precaución ante otros buques que encontraron. El 25 de agosto, a medio camino, recibe instrucciones de la compañía de Regresar a Alemania o entrar en el puerto neutral más cercano. Francia e Inglaterra habían ratificado a Hitler su intención de acudir en ayuda de Polonia en caso de que se produjera una invasión alemana. Ahrens tomó una ruta más hacia el sur de lo habitual y telegrafió a su agente que llegaría con retraso. A su llegada a Nueva York se abasteció de 5850 toneladas de combustible y esperó el permiso de salida. Roosevelt ordenó una inspección aduanera en busca de material de guerra en el Bremen y el Normandie para retrasar su salida hasta el 30 de agosto. Toman rumbo al norte con las luces apagadas y todo dispuesto para el hundimiento y abandono del buque. El 1 de septiembre, iniciada la invasión de Polonia, el Bremen se encuentra frente a Cape Race en Terranova. El almirante Forbes no desplazó a la Home Fleet ni a la North Patrol considerando que ningún buque comercial se internaba en la ruta de los icebergs desde la tragedia del Titanic. Esperaba un regreso directo a Alemania pero el Bremen se dirigía realmente hacia Groenlandia y, tras recibir el 3 de septiembre órdenes de alemania,a Mursmansk, en pleno círculo polar, describiendo una trayectoria que atravesaba los 70 grados de latitud.

    El puerto militar de Murmansk:
    En Murmansk desembarcaron 850 tripulantes y permanecieron sin suministros hasta la llegada de un petrolero alemán a finales de septiembre. Hitler aprobó el plan de regreso que Ahrens había trazado y enviado a Alemania. El 10 de diciembre abandonan Murmansk aprovechando una tormenta de nieve que disminuía enormemente la visibilidad. El pacto germano-soviético firmado el 26 de agosto de 1939 supuso un gran aumento en el intercambio de productos entre ambos regímenes. La URSS importó principalmente maquinaria, instrumentos de precisión, equipamiento electrónico y carbón. Alemania importó materias primas agrarias, productos alimenticios y petróleo. Stalin permitía a la armada alemana usar el puerto de Murmansk para repostar y facilitó tanto como pudo los ataques alemanes a los barcos ingleses.

El día 11 cruzan las islas Lofoten y el estrecho de Shetlan. El día 12 se encuentran a las patrullas aéreas alemanas que le darán escolta hasta puerto. El 16 de marzo se convierte, pasto de las llamas, en irrecuperable debido a un sabotaje del que se declara culpable el grumete Gustav Schmidt, que fue ejecutado sin que la Gestapo pudiera aclarar la forma ni el motivo de la conspiración.

Fue una hazaña comparable en arrojo a la del capitán Günther Prien, que con su submarino U-47 entró en la Rada de Scapa Flow, la mayor base naval del Reino Unido, donde torpedeó sistemáticamante los cruceros y acorazados reunidos a su alcance, hundiendo al acorazado británico HMS Royal Oak. Había aceptado el encargo de Doenitz (Operación Baldur, 14/10/1939) sabiendo que durante la Gran Guerra fracasaron dos operaciones similares, la segunda con la pérdida de toda la tripulación. En 1931 ingresó a la Kriegsmarine sirviendo un año en el crucero ligero Koenisberg. En 1935 fue transferido a la fuerza submarina sirviendo en el U-26 al mando del Capitán Lt. Hartmann que patrulló las aguas españolas durante la Guerra Civil. Las patrullas posteriores que realizó también fueron excepcionales. En su sexta patrulla en el Atlántico hundió ocho barcos con un total de 51.483 tons. En la décima atacó al convoy OB-290 hundiendo cuatro barcos con un total de 16.310 tons. Prien y su 45 tripulantes se hundieron el 7 u 8 de marzo de 1941 probablemente debido a las cargas de profundidad que le arrojó el destructor británico HMS Wolverine.


William Martin (q.e.p.d.) (1943):
A pesar de lo que indica su tumba en el cementerio de Huelva, este personaje no existió realmente. La creación de su identidad fue una estratagema del contraespionaje británico para hacer creer que la inminente invasión aliada desde el norte de Africa no se produciría por Sicilia. El capitán de corbeta Ewen Montagu, del servicio secreto naval Inglés, estuvo al mando de lo que recibió el nombre de Operación Mincemeat. Para ello utilizaron el cuerpo sin vida de un joven con los pulmones encharcados por una neumonía no frenada a tiempo por la escasez de penicilina. La identidad para el joven oficial Martin fue de gran abundancia de detalles cotidianos que buscaban ser convincentes. Incluían una foto dedicada de su supuesta novia Pamela, una factura de un anillo de compromiso, entradas de espectáculos londinenses recientes, números de teléfono reales... El cadáver fue transportado en hielo por un submarino británico y abandonado en las costa española, donde lo encontró en la zona conocida como El Portil, un pescador de Punta Umbría (Huelva) que dio parte a las autoridades. La autopsia ordenada por el comandante marítimo determinó una muerte por ahogamiento fruto probable del abatimiento de un avión por las baterías alemanas del norte de Africa. Los documentos contenidos en un maletín atado a su muñeca describía unos falsos planes de ataque aliados que lograron convencer a Hitler de que la invasión aliada se produciría por Cerdeña y las islas griegas. El importante desplazamiento de unidades alemanas que fue ordenado por engaño, ayudó decisivamente a que el verdadero desembarco tuviera éxito.


El submarino japonés I-52 hundido en Cabo Verde:
Se trataba de un Type C3 que transportaba tungsteno y molibdeno (empleado por los alemanes para fabricar el metal de sus cohetes y el blindaje de sus tanques), magnesio, cerca de tres toneladas de opio para calmar los dolores de los heridos, 3.000 kilos de quinina para las tropas aquejadas de malaria, caucho, 146 lingotes de oro empaquetados en 49 cajas de metal «y una importante cantidad de uranio enriquecido 235». Para reunirse con él, la Kriegsmarine destacó al U 853 del comandante Otto Wermuth con la misión añadida de transferir a dos radiotelegrafistas y a un oficial práctico que ayudaría al I-52 a entrar en Lorient. Los mandos de la Kriegsmarine reciben de los japoneses documentos militares de gran valor para el Eje. Lo que desconocían ambos comandantes era que los aliados tenían conocimiento de su cita ya que habían descifrado los códigos secretos de transmisiones alemanas (Enigma) y niponas (Púrpura). El USS Bogue, un buque reconvertido para el transporte de aviones torpederos "Avenger", había zarpado semanas antes de Norkfolk, en la costa atlántica americana. Conocía la hora y el lugar del encuentro. A la 1.45 de la madrugada, acabada la misión y cuando el sumergible nipón comienza su inmersión, es detectado por el "Avenger" tripulado por el comandante Jesse Taylor. El piloto lanza varios torpedos de orientación acústica MK-24 (usados por primera vez en combate) y bombas de profundidad. Sin apenas combustible, el torpedero debe regresar al portaaeronaves. Antes, lanza un rosario de boyas acústicas. Guiado por sus señales, el capitán William D. Gordon sigue la caza. El submarino alemán pudo huir. El submarino alemán pudo escapar, pero, al advertir que el avión atacante daba media vuelta, Otto Wermuth ordenó virar y emerger para auxiliar a los posibles supervivientes. Esta decisión fue fatal, fue torpedeado por el segundo avión. Gravemente dañado, el submarino alemán pudo escapar con el motor a pocas revoluciones, para no ser detectado. Navegó día y medio con rumbo Norte. El submarino, tocado de muerte, se fue a pique y en ese momento la tripulación tuvo que abandonar la nave en sus botes neumáticos donde pasaron dos días a la deriva. Hubo muchas bajas. La importancia de la documentación que les habían entregado los japoneses hizo que el Ejército alemán enviara un barco para rescatar a los pocos miembros de la tripulación que seguían con vida. (Ramius, 2004)


Mercantes italianos refugiados:
Varios barcos italianos permanecieron refugiados en el puerto desde 1940 a 1945. Eran el Teresa Schiaffino, el Andalusia, el Madda y el Fortunata. Sus tripulantes gozaban de una amplia libertad de movimientos. Su llegada fue azarosa. El Andalusia llevaba trigo de Buenos Aires a Génova. A la altura de Cabo Verde le llegó la orden de refugiarse en un puerto neutral o hundir el barco y se decidió dirigirse a Santa Cruz de Tenerife. En las últimas millas de viaje hacia Santa Cruz, el 13 de junio de 1940, el Andalusia y el Madda fueron sorprendidos por un destructor francés. Decidieron bordear la punta de La Rasca para evadirse. El Andalusia se ocultó quedando al pairo y sin luces y el Madda se pegó todo lo que pudo a la costa mientras esquivaba la artillería. Algunos proyectiles impactaron en la costa y el mercante finalmente embarrancó a la altura de las Galletas. El Andalusia se dirigió de madrugada al puerto y llegó poco antes de ser alcanzado por el destructor. La marea liberó al Madda, que pudo alcanzar el puerto unas horas después.


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