Literatura
Julio Verne



Julio Verne (Nantes 1828-1905):
Nació el 8 de febrero de 1828. Se escapó de su casa a la edad de 11 años. En la única experiencia aventurera que se le recuerda suplantó en su puesto al grumete de un barco. Fué descubierto y devuelto a tierra. El disgusto que le causó tan breve aventura le hizo jurarse no volver a viajar más que en su imaginación. Estudió y se doctoró en Derecho en París, siguiendo los deseos de su padre. En París frecuenta a autores de la talla de Victor Hugo, y consigue la amistad y protección de los Dumas. Cuando decide dedicarse a las letras su padre dejó de mantenerlo. Con la ayuda de los Dumas obtuvo un empleo en el Théâtre-Lyrique de París y consiguió estrenar en 1850 una comedia, Les pailles rompues. En 1851 empezó a publicar relatos en la revista Le Musée des Familles. Fue elegido concejal de Amiens en 1888 por la lista radical, y reelegido en 1892, 1896 y 1900. Ideológicamente era un claro progresista en cuanto a la educación y a la técnica pero muy conservador en otros aspectos. Concibió su mejores obras en el interior su gabinete parisino. Navegó por Inglaterra, Escandinavia y América del Norte a bordo de un yate adquirido con las ganancias que le reportaron sus libros.

Insatisfactoria vida familiar:
Tuvo que soportar frecuentes reproches de un padre que menospreciaba su interés por la aventura y la literatura. Su padre, intentando frustrar su incipiente carrera literaria en París, le retiró su asignación económica. En 1856 conoce a Honorine de Vyane, con la que se casa en 1857 tras establecese en París como agente de bolsa. Esta ocupación no conseguía despertarle el mínimo interés. Su hijo Michael le dio los mismos problemas que él mismo había proporcionado a su padre. Sufrió una agresión por parte de uno de sus sobrinos, que le disparó un tiro a quemarropa dejándolo cojo. No tuvo éxito en su matrimonio. Todos sus biógrafos coinciden en que que mantuvo una duradera relación extramatrimonial con una desconocida que sólo acabó cuando esta murió. Su dedicación al trabajo minó hasta tal punto su salud que durante toda su vida sufrió ataques de parálisis. Era diabético y con el tiempo fue perdiendo vista y oído.

Julio Verne Nemo

Los voyages extraordinaires:
Siguiendo el consejo del editor Pierre-Jules Hetzel, convirtió un relato descriptivo de Africa en la que sería la novela Cinco semanas en globo (1863). Fue el primero de sus 60 Viajes Extraordinarios y un éxito fulminante. Hetzel le ofreció un espléndido contrato que garantizaba al joven de 35 años la cantidad anual de 20.000 francos durante Los siguientes veinte años, a cambio de dos novelas de un nuevo estilo cada año. El contrato fue renovado por Hetzel y más tarde por el hijo de éste. Durante más de cuarenta años, Los voyages extraordinaires aparecieron en capítulos mensuales dentro de la revista MAGASIN D'EDUCATION ET DE RECREATION.

    Fue mucho más viajero de lo que se desprende de la paradoja de haber escrito sobre Australia, La Luna o el fondo del mar desde un estudio de la capital francesa... [Voyages extraordinaires incluía] entregas de la talla de Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865), la trilogía del capitán Nemo - Los hijos del capitán Grant (1867), Veinte mil leguas de viaje submarino (1870) y La isla misteriosa (1874)-, La vuelta al mundo en 80 días (1873), Miguel Strogoff (1876) -la mejor coartada para quienes le consideran un reaccionario- o La esfinge de los hielos (1897), continuación que fuera de Las aventuras de Arthur Gordon Pym (1838) en un rendido homenaje a su admirado Edgar Allan Poe. Trabajador infatigable, ni que decir tiene que, paralelamente a sus Viajes, cultivó su primera vocación, el teatro, escribiendo y adaptando algunas piezas para la escena. Cuando murió, en 1905, el maestro no estaba satisfecho con su obra. De hecho, El eterno Adán (1910) y La misión Barsac (1919), sus útlimos títulos, son tan pesimistas como el primero. La misión... es un furioso ataque contra el occidentalismo que defendiera en el resto de su producción. (Javier Memba)

Exito y críticas:
Su proyecto de crear la literatura de la edad científica logró captar el interés de un gran público. Resultó un acierto su idea de verter los sorprendentes conocimientos científicos y técnicos en relatos épicos, ensalzando el genio y la fortaleza del hombre en su lucha por dominar y transformar la naturaleza. Verne debía ser especialmente sensible a las ilusiones de los muchachos para quienes escribía sus obras, si juzgamos por el éxito sin precedentes que tuvieron, incluso mucho después de la muerte del autor. Sin embargo no se puede silenciar la extraordinaria campaña denigratoria a que fue sometido -y Hetzel con él- a raíz de la publicación de sus libros. Los literatos decían que estos libros estaban pésimamente escritos y que los jóvenes necesitaban modelos más clásicos para la formación del gusto. Los científicos añadían que la historias de Julio Verne estaban plagadas de errores, con lo cual en vez de formar se deformaba el sano criterio de la juventud. Este argumento, visto a la luz del tiempo transcurrido, adquiere más fuerza, primero porque sabemos hoy que muchos de los fenómenos descritos por Verne procedían de su exhaustiva documentación personal, y, en segundo lugar, porque lo que entonces imaginó se ha visto realizado en gran parte durante nuestro siglo.

Verne es para algunos el mejor autor de ciencia ficción y en general se le considera el que le dio una máxima popularidad. Herman Oberth y Werner von Braun son ejemplos de la influencia de la literatura de anticipación científica sobre la marcha de la ciencia. Ambos describieron como un gran impacto la influencia de Verne. Von Braun escribió un relato novelado titulado Primer viaje a la Luna 11 años antes de poder conseguir el primer viaje tripulado real.

► El Museo Jules Verne de Nantes se encuentra hacia el lado del mar, donde convergen dos brazos del Loira que separa durante un pequeño trecho la alargada Île de Nantes. El largo curso del Loira presenta numerosas islas arenosas en forma de huso. En 1872 Verne se instaló en Amiens, capital del departamento del Somme y alejada de la costa del Canal de la Mancha. La parte vieja de la ciudad se fue construyendo junto a una intrincada red de canales angostos. La distancia entre Amiens y Le Crotoy, junto a una gran bahía arenosa, es de sesenta kilómetros. El escaso calado del puerto de Le Crotoy, rodeado de grandes extensiones de arena, sólo puede albergar pequeñas embarcaciones. ► Ukradená vzducholod (1967) - Le Dirigeable Volé (El dirigible robado) es una adaptación cinematográfica de Karel Zeman. Se trata de una versión totalmente libre de la novela Dos años de vacaciones. La intención principal es la de explorar visualmente el imaginario creado por los ilustradores de los Viajes Extraordinarios. Intenta reproducir la estética de los grabadores de la Maison Hetzel, responsables de las ilustraciones aparecidas en las ediciones originales. Estos imaginativos grabadores, con gran originalidad, supieron dejar un admirable testimonio gráfico de la revolución tecnológica del s. XIX.

Nautilus Tripulante del Nautilus Nemo


Recuerdo a Julio Verne:
[...] Hace un par de años sacaron toda la narrativa verniana en una colección de venta en kioscos y grandes superficies, y obtuvo tanto éxito que han vuelto a editarla. Verne disfruta de un espléndido estado de salud editorial, en España y en el mundo, en la víspera de cumplirse el centenario de su fallecimiento, miope, sordo, cojo y gastrítico en la muy provinciana Amiens. El primer libro que leí en mi vida, a los nueve años, se titulaba Veinte mil leguas de viaje submarino, y el segundo, la Odisea. Dos novelas míticas, es decir, sustentadas narrativamente en la infinita irradiación del mito. Yo era un lector maravillosamente ingenuo y leía los dos libros sin solución de continuidad, una y otra vez, convencido de que Nemo y Ulises eran hermanos de espíritu, y aunque era un niño, no me equivocaba en absoluto. Lo que sostiene a las grandes novelas vernianas, las que escribió en el plazo de veinte años, desde Cinco semanas en globo a Miguel Strogoff, es el armazón mitológico que las vertebra, el conjunto de poderosos símbolos y secuencias míticas que les otorgan congruencia, atractivo y fuerza narrativa: las tareas del héroe, la apertura hacia lo desconocido, el viaje siempre iniciático, los ritos de paso, el compañerismo masculino, la venganza justiciera, el sacrificio para conocer una verdad revelada por el conocimiento humano, el anhelo de domeñar la naturaleza y la voluntad hasta ser dueño de un destino si no elegido, sí propio. No voy a cuestionar la capacidad visionaria de Verne, sus intuiciones sorprendentes y sus predicciones involuntarias, en todo caso impregnadas por la ideología de un burgués positivista, conservador y eurocéntrico, porque toda esa bisutería ha alimentado un chismorreo encantador que dura ya décadas. Pero en Julio Verne lo que atrapa, deleita y subyuga es la aventura de la libertad, la libertad de la aventura. La ingratitud es uno de los peores pecados que un hombre puede cometer. Siempre le estaré agradecido a Verne, siempre será un viejo amigo, siempre le brindaré afecto y compartiremos el recuerdo de ese niño de nueve años al que raptó el capitán Nemo a las profundidades del mar de las fábulas. Allá abajo, entre tiburones y estrellas de mar, seguimos los tres. (Alfonso González Jerez, 2005)

Librería de barrio:
La librería de mi barrio tenía un escaparate de cristal donde vivía un globo terráqueo de color azul, con países verdes, marrones, rojos y amarillos, y continentes desconocidos donde vivían las tribus de los pendientes de hueso y Quatermain buscaba la minas del Rey Salomón. Junto a la esfera del pie de metal, reposaban cajas de colores Alpino y rotuladores Carioca que querían vivir en plumieres de plástico y acompañarte al colegio. [...] Un expositor de alambre negro guardaba libros con dibujos de los personajes en el lomo, que prometían mil aventuras por mundos y dimensiones desconocidas. Me paraba delante para aprenderme los nombres de Nemo o Ahab, de príncipes y princesas medievales, y portadas de un cohete que iba a herir a una luna con boca y ojos, o de un huérfano de pantalones a jirones por los tobillos, al que perseguía un caballero con bastón y sombrero de copa.[...] Olía a grafito y siete enanitos cavaban en sus paredes para sacar purpurinas de metales preciosos con las que bordar Estrellas de Oriente que guiasen a los Magos. (Manuel Fernández, 2016)

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