Fascismo italiano
Surgimiento y consolidación



Fascismo italiano:
La Primera Guerra Mundial costó a Italia grandes sacrificios. Salió vencedora pero su intervención le supuso un coste muy difícil de asumir para los medios con que contaba. Perdió casi setecientas mil vidas y gastó más de 15 millones de dólares. La inflación y el desempleo provocaron una gran conflictividad social, con numerosas huelgas y ocupaciones de tierras y fábricas por obreros agrícolas e industriales. En el turbulento ambiente del Milán de la posguerra, Mussolini fundó los Fascios Italianos de Combate en marzo de 1919. Este movimiento de carácter nacionalista, antiliberal y antisocialista consiguió el apoyo de amplias capas de la sociedad al defender determinadas exigencias obreras, como la jornada laboral de ocho horas. Su actividad se extendió por las zonas rurales, donde los miembros de las paramilitares Milicias Voluntarias para la Seguridad Nacional, más conocidos como Camisas negras, conseguían el respaldo de los terratenientes mientras atacaban a las ligas de campesinos y a las asociaciones socialistas. En un alarde de oportunismo, el fascismo abandonó su talante republicano para ganarse la confianza no sólo de los grandes propietarios agrarios e industriales sino también del Ejército y de la propia monarquía. Su estrategia contra el desorden fue la violencia. Las squadre fascistas actuaban sobre los militantes de izquierda sin temor que quedaban en la impunidad. En una actuación fascista de abril de 1921 murieron 38 socialistas. El 7 de noviembre de 1921 fundó el Partido Nacional Fascista, que supuso de alguna manera la sustitución del programa social como elemento fundamental de su ideario político para poner en el centro de éste la oposición radical al socialismo y al sistema parlamentario. Tras su fracaso electoral de 1919, Mussolini se presentó candidato a las elecciones parlamentarias de 1921 y resultó elegido diputado.

Marcha sobre Roma (1922):
En octubre de 1922 en el Congreso Nacional del Partido Fascista Mussolini dijo: O nos dan el poder o lo tomamos marchando sobre Roma. Se produjo la marcha formada por 30.000 hombres mal armados, que resultaron aclamados. El 29 de octubre de 1922, un día después de que los fascistas realizaran la marcha sobre Roma, el rey Víctor Manuel III encargó a Mussolini la formación de un nuevo gobierno al nombrarle primer ministro (presidente del Consejo de Ministros). Hacia 1924 adopta el título de Duce para reforzar en las masas su imagen de grandeza y la obediencia personal. En 1925, el Duce había transformado el país en un régimen totalitario de partido único basado en el poder del Gran Consejo Fascista (órgano creado en diciembre de 1922 pero institucionalizado seis años más tarde), respaldado por las Milicias Voluntarias para la Seguridad Nacional.

Construcción del estado totalitario:
El nuevo entramado político culminó con la definitiva supresión del sistema liberal parlamentario, y la creación en enero de 1939 de la Cámara de los Fascios y de las Corporaciones, con un mero carácter consultivo. Dentro del nuevo Estado corporativo, los empresarios y los trabajadores se organizaban en grupos controlados por el partido que representaban a los distintos sectores de la economía. Se mantuvo el sistema capitalista y se incrementaron los servicios sociales, pero se abolieron los sindicatos independientes y el derecho a la huelga. Uno de los legados perdurables del fascismo fue la creación de un sistema de holdings industriales financiado por el Estado. De otro lado, los Pactos de Letrán, firmados con el Vaticano en febrero de 1929, terminaron con el conflicto que había enfrentado a la Iglesia y al reino de Italia desde 1870. El Vaticano choca en Alemania con las medidas del nacionalsocialismo. En 1933 Hitler conculca el concordato con la Santa Sede. Pío XI en su encíclica Mit brenneder Sorge (Con profunda preocupación) condena tanto la doctrina racista como la deificación del Estado. Una buena parte del clero alemán ofrece gran resistencia a los intentos absorbentes del régimen.

Política exterior agresiva:
Desde 1923 Mussolini adoptó una política exterior agresiva. Envió sin éxito fuerzas militares para invadir la isla griega de Corfú. El 17 de marzo de 1934 acuerda con Austria y Alemania una estrecha colaboración política y económica. El 3 de octubre de 1935 ocupa Abisinia con 18 divisiones compuestas por 300.000 hombres. La Sociedad de Naciones sanciona al país días despues. Se trataba del escenario donde las tropas de Menelik II consiguieron derrotar severamente a los italianos en la batalla de Adua (1896). Italia hubo de reconocer la independencia de Etiopía y se replegó a Eritrea. Por el tratado de Addis Abeba (1896) Etiopía se convirtió en el único Estado africano que conservó su independencia durante el reparto de África de la era colonial. El 17 de enero de 1936 consiguen la primera victoria en Abisinia. Recibió la aclamación de casi todos los sectores de la sociedad italiana. El 15 de abril Roosevelt solicita por vía diplomática a Mussolini que cese sus preparativos de guerra. El 5 de mayo de 1936 las tropas entran en Addis Abeba y se anexionan Abisinia. El dictador culminó el colonialismo italiano, iniciado a finales del siglo XIX, mediante la instauración en mayo de 1936 del África Oriental Italiana, que significó la proclamación imperial del rey Víctor Manuel III. El 25 de octubre se funda el Eje fascista Berlín-Roma. El 6 de noviembre de 1937 se adhiere al Antikomitern formado por Alemania y Japón. El 11 de diciembre se retira de la Sociedad de Naciones. El 29 de octubre de 1938 se establecen 20.000 pobladores en Libia.

Marcha en dirección hacia el conflicto europeo:
La popularidad del Duce disminuyó cuando adoptó una serie de medidas que dificultaban la estabilidad de la paz en Europa. El envío de tropas para apoyar a Franco y en contra de la República española. Los términos de la alianza con Alemania con la formación en 1936 del Eje Roma-Berlín. La estrecha relación con Alemania culmina con el denominado Pacto de Acero, acordado el 22 de mayo de 1939. El acto parecía dar por hecho que Italia se uniría a Alemania como aliado beligerante en caso de que las potencias declararan la guerra a Alemania. Mussolini, consciente de que no estaba lo suficientemente preparado en efectivos militares, firmó con ciertas reservas. Planeaba dar asistencia militar a Alemania a partir del momento en que se dieran las condiciones. Calculaba tener a punto su maquinaria de guerra transcurridos unos tres años. Las cláusulas del pacto incluían asistencia a las industrias de guerra respectivas y la manera de proceder con los armisticios. La promulgación de leyes contra los judíos italianos. El Vaticano se pronunció claramente contra las medidas racistas. En abril de 1939 Albania es invadida y Víctor Manuel III es proclamado rey.


Hijo de la Loba. adoctrinamiento infantil:
Es el 24 de mayo. Giullermo viste su bonito uniforme nuevo, su uniforme de Hijo de la Loba. «Papá, yo también soy un soldado del Duce, ¿no es verdad? Me convertiré en un Balilla, llevaré el gallardete, tendré el mosquetón, seré Vanguardista. Quiero hacer yo también los ejercicios como los soldados de verdad, quiero ser el mejor de todos, quiero merecer muchas medallas...»
(Libro de primer grado, texto para aprender a leer. Editado por Librería del Estado).

Himno de jóvenes Camisas Negras:
Duce, Duce, ¿quién no sabrá morir?
¿Quién osará el juramento renegar?
¡Desenvaina la espada! Cuando tú lo ordenes
gallardetes al viento, a tu voz acudiremos.
Armas y banderas los antiguos héroes
Por Italia y por el Duce, al sol brillar haremos.
[...]
Una viril juventud
con romana voluntad combatirá.
Llegará, ese día llegará
en que la Madre de los Héroes nos llamará
¡por el Duce, oh Patria, por el Rey,
juventud, arriba!
¡Te daremos gloria e imperio en ultramar!

Expansión en Africa y Albania:
A partir de pequeños enclaves en el cuerno de Africa (1910) Italia logra incorporar extensos territorios. Libia fue arrebatada a Turquía en 1911. En años posteriores se van agrandando sus fronteras a expensas de Egipto, Sudán y la Guinea Ecuatorial Francesa. Las islas del Dodecaneso son ocupadas en 1912. Mussolini llega al poder en 1922. En 1928 se firma un acuerdo de no agresión con Abisinia. En 1934 se acaba con la resistencia senussi en Libia. En 1935 se lanza la campaña sobre Abisinia y la ocupación de Albania. En 1936 las tropas italianas entran en Addis Abeba.


Discurso sobre el Estado Corporativo:
Es perfectamente concebible que un Consejo Nacional de las Corporaciones sustituya en su totalidad a la actual Cámara de diputados, que nunca fue de mi gusto. Es anacrónica hasta en su misma denominación; pero es una institución que ya existía cuando nosotros entramos, con su carácter ajeno a nuestra mentalidad y a nuestra pasión de fascistas. Esa Cámara presupone un mundo que nosotros hemos demolido; presupone la existencia de diferentes partidos políticos y, a menudo, una injuria al espíritu de trabajo. Desde el día en que suprimimos la pluralidad de partidos, la Cámara de diputados ha perdido su razón de ser. (Mussolini, 14/11/1933)

Popularidad de entreguerras:
Lo que hemos olvidado del todo es que la alternativa más creíble al comunismo durante los años de entreguerras no era el capitalismo liberal, sino el fascismo, especialmente en su versión italiana, que enfatizaba la relación entre el gobierno autoritario y la modernidad a la vez que abjuraba (hasta 1938) del racismo de la versión alemana. Para cuando llegó la Segunda Guerra Mundial, había mucha más gente de la que ahora nos gusta pensar para la cual la elección entre el fascismo o el comunismo era lo que importaba, con el fascismo como aspirante con más posibilidades. Dado que ambas formas de totalitarismo hoy en día ya están extintas (institucional si bien no intelectualmente) nos resulta difícil recordar una época en la que eran mucho más creíbles que las democracias constitucionales que ambas despreciaban. En ningún sitio estaba escrito que las últimas ganarían la batalla de corazones y mentes, y mucho menos, las guerras. En resumen, aunque estamos en lo cierto al suponer que el siglo XX estuvo dominado por la amenaza de la violencia y el extremismo ideológico, no podemos encontrarle sentido a menos que entendamos que atrajeron a un número mucho mayor de personas que el que nos gustaría pensar. (Tony Judt)


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