Literatura
Mark Twain



Tom Sawyer. Capítulo VIII. Un pirata intrépido:
[...] Pero aún le reservaba el destino algo más grande; sería pirata. Ya estaba trazado su porvenir, tan deslumbrante, que haría estremecer a la gente y llenaría el mundo con su nombre. ¡Qué maravilla cruzar los mares procelosos en un velero rápido, alargado y negro, un Genio de la Tempestad de terrible bandera ondeando en la popa! Soñaba aparecer de pronto en el pueblo en el apogeo de su fama: hacer su entrada triunfal en la iglesia curtido por la intemperie, ataviado con justillo y trusa de terciopelo negro, grandes botas de campaña y banda de escarlata. Llevaría el cinto rodeado de pistolas y el machete teñido de sangre; al costado, el ancho sombrero de ondulantes plumas, y, desplegada la bandera negra con la calavera y las tibias cruzadas, escucharía los murmullos, deleitándose en ellos: "¡El Tom Sawyer el pirata! ¡El tenebroso vengador del continente hispánico!". Sí; estaba decidido a fijar de una vez su destino. A la mañana abandonaría su casa para lanzarse a la gran aventura. Debía prepararse, y para esto era necesario juntar primeramente sus tesoros. Avanzó hacia un tronco caído y empezó a escarbar en él con su famosa navaja Barlow.

Capítulo XIII. Los piratas se hacen a la vela:
[...] Bajo las órdenes de Tom se apoderaron de la balsa. Huck empuñaba el remo de popa, y Joe, el de proa. Tom, erguido en medio de la embarcación, con los brazos cruzados y la mirada sombría, dictaba con voz imperiosa:
-¡Orza y cíñete al viento!
-¡Ya está!
-¡Firme! ¡Firmeee!
-¡Yaaa!
-¡Marcad el rumbo!
-¡Ya está señor!
Como los chicos empujaban la balsa hacia el centro de la corriente, las órdenes resultaban iútiles, dándose solo por el buen parecer.
-¿Qué aparejo llevamos?
-Vela mayor, gavia y cuarto foque.
-¡Iza las monterillas! ¡Todo el mundo arriba, a las crucetas! ¡Pronto!...
-¡Ya! ¡Ya!
-¡A babor! ¡Así, firmes! ¡Así, así!
La balsa traspasó la corriente, y los muchachos enfilaron hacia la isla, manteniendo la dirección con los remos. [...] El Tenebroso Vengador, con los brazos cruzados, dirigía una última mirada al escenario de sus extintos placeres y recientes desdichas, sintiendo en el alma que ella no pudiera contemplarle en aquel momento, perdido en el mar, afrontando el peligro y la muerte con el corazón sereno y caminando hacia su perdición con una sonrisa amarga en los labios. Con la imaginación trasladaba la isla de Jackson más allá de los límites del pueblo, y aquella última mirada fue dirigida a la vez con ánimo desesperado y satisfecho.

[...] -A mí también me agrada esta vida -prosiguió Tom-. No tengo que levantarme temprano, ni ir a la escuela, ni lavarme, ni hacer ninguna de esas majaderías. Ya ves, Joe: un pirata no tiene nada en que ocuparse cuando está en tierra, pero un ermitaño tiene que rezar mucho, y como está siempre solo, no puede divertirse.
-Es cierto, aunque nunca había pensado en ello. Ahora que he hecho la prueba, prefiero ser pirata.
[...] -¿Cuáles son las obligaciones de los piratas?- indagó Huck. A lo cual Tom respondió:
-Pues pasarlo lo mejor que puedan, apresando barcos y quemándolos, cogiendo dinero y enterrándolo en su isla, y matando a todos los tripulantes.
-Y llevando a las mujeres a la isla -interrumpió Joe-, porque a las mujeres no las matan.
-No-asintió Tom-. No las matan porque son muy caballeros. Y además, porque las mujeres son siempre preciosísimas.

Capítulo XIV. El campamento alegre de los filibusteros:
-Apuesto cualquier cosa a que ha habido piratas en esta isla. Deberíamos explorarla de nuevo, porque con seguridad habrán escondido tesoros por aquí. ¿Qué diríais si encontrásemos un cofre apolillado lleno de oro y de plata?


El viaje de Huck por el Mississippi:
En Las aventuras de Huckleberry Finn (1885), Mark Twain echa a navegar a Huck y al esclavo fugitivo Jim en una balsa por el Mississippi. En la novela, el río es un poco de todo. Al principio se desborda, matando ganado y gente, entre ellos el padre de Huck. Jim utiliza el río para huir hacia la libertad, pero su «huida» es paradójica porque lo obliga a internarse cada vez más en territorio esclavista. El río representa tanto el peligro como la seguridad, pues la relativa distancia de la tierra y de la posibilidad de ser detectados compensa los riesgos de viajar por agua en un medio de transporte improvisado. A nivel personal, el río / la balsa es el escenario en el que Huck, un chico blanco, puede conocer a Jim, no como esclavo sino como hombre. Y por supuesto el río es un camino, y el viaje en balsa una búsqueda que aporta a Huck madurez y conocimientos. Al final sabe que nunca regresará a la niñez, ni a Hannibal ni a las mujeres mandonas, así que se marcha a otros territorios. (Thomas C. Foster)


Samuel Langhorne Clemens (1835-1910):
Conocido como Mark Twain, fue un humorista, escritor famoso y popular de los Estados Unidos. Nació en Florida (Missouri) el 30 de noviembre de 1835. A los cuatro años, su familia se trasladó a Hannibal (Missouri), puerto fluvial en el Mississippi, y allí realizó sus primeros estudios. Al morir su padre, en 1847, comenzó a trabajar como aprendiz en imprentas, y se inició como tipógrafo; ya en 1851 publicaba notas en el periódico de su hermano. Posteriormente trabajó en imprentas de Keokuk, Iowa, Nueva York, Filadelfia y otras ciudades. Más adelante fue piloto de un barco de vapor, soldado de la Confederación, y minero en las minas de plata de Nevada. En 1862 comenzó a trabajar como periodista en el Territorial Enterprise de Virginia City (Nevada). En 1863 firma por primera vez con el seudónimo Mark Twain, expresión que en el Mississippi significa dos brazas de profundidad (el calado mínimo necesario para la buena navegación). Fue usado para firmar un artículo que relata un viaje en tono humorístico. A partir de 1864 empezó a frecuentar a otros escritores. En 1865 su relato sobre la rana saltarina se hizo popular a nivel nacional. En 1867, a bordo del crucero Quaker, viajó durante cinco meses y medio por Europa y Tierra Santa. En 1870 se casó con Olivia Langdon. Fue reconocido mundialmente durante los últimos años de su vida, y recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford (Inglaterra), en 1907. Murió el 21 de abril de 1910 en Nueva York.

Criticó la "edad dorada" americana, posterior a la Guerra civil, época en que el materialismo y la corrupción estaban muy presentes en la vida del país. Su obra se inspiró en los aspectos menos convencionales de su país, y marcó el fin del dominio de los escritores procedentes del Este en la literatura estadounidense. Considerado uno de los más destacados escritores de la historia literaria de su país, obtuvo popularidad gracias al humor que se desprende de sus escritos, pero recibió el reconocimiento de la crítica, además, por su uso realista de los dialectos, en especial el que se habla a orillas del Mississippi, y por su perfecto retrato de la sociedad de su país a mitad del siglo XIX. Sus mejores obras se caracterizan por un franco y a veces irreverente sentido del humor rayano en la sátira social, además de por un acentuado realismo en cuanto al lugar en que se desarrollan sus historias y al lenguaje utilizado por sus memorables personajes, y por un profundo odio a la hipocresía y la opresión.
Obras:
Se pueden citar entre sus obras: Los inocentes en el extranjero (1869), Una vida dura (1872), Las aventuras de Tom Sawyer (1876) Un vagabundo en el extranjero (1880),Príncipe y mendigo (1882) Vida en el Mississippi (1883), Las aventuras de Huckelberry Finn (1884) Un yanqui en la corte del Rey Arturo (1889), Viajes alrededor del mundo siguiendo el ecuador (1897), Wilson (1894), Recuerdos personales de Juana de Arco (1896), Cuentos: "El corruptor de Hadleyburg" (1899) y "Oración de guerra" (1905).

Afrontar la realidad de la esclavitud y la marginación:
► En Huckelberry Finn los juicios y expresiones dirigidas a los negros han venido a chocar en el siglo XXI con visiones algo estrechas de lo políticamente correcto. Se ha concretado en la expulsión de la obra de algunas listas de lecturas recomendadas para adolescentes y el planteamiento de expurgar la palabra nigger del texto en ediciones corregidas. En textos que alcanzan una gran excelencia literaria como lograron Faulkner y Twain aparecen descripciones acusadoras sobre la innegable presencia del racismo en sociedades que, a causa de un pasado esclavista remarcado, en algunos aspectos difieren notablemente de sus vecinos de Estados próximos.

● [La representación literaria del sufrimiento de los niños es muy conmovedora y su mirada más limpia sobre entornos duros resulta especialmente reveladora. España recibió la influencia humanizadora de personajes como el Lazarillo, Rinconete y Cortadillo]. Charles Dickens nos mostró a través de la literatura la realidad desgraciada de los niños ingleses explotados del siglo XIX. Oliver Twist era el protagonista de una infancia ominosa en las calles. Con Huckleberry Finn, Mark Twain se posiciona desde la mirada de un adolescente y reflexiona sobre los abusos y la esclavitud en los Estados Unidos. (Ana Merino)


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