NAVEGACION
Antártida



Aportación española en la investigación antártica:
España ha iniciado la investigación científica en la Antártida con cierto retraso. Sólo en 1982, veintitrés años después de su firma en 1959, se incorporó al Tratado Antártico como miembro adherido o no consultivo, sin derecho a voto. Para llegar más lejos, a la condición de miembro consultivo, era preciso mostrar un interés efectivo mediante la realización de trabajos de investigación o el establecimiento de una base científica estable. A fin de atender a esos objetivos, durante el verano austral de 1986 tuvo lugar una Campaña Antártica patrocinada por el Ministerio de Agricultura y Alimentación a través de la Dirección General de Pesca Marítima y la intervención muy destacada del Instituto Español de Oceanografía. La Campaña, que se inició en el puerto argentino de Ushuaia, en Tierra de Fuego, el 21 de noviembre de 1986, y tuvo una duración de casi tres meses, recorrió unas once mil millas, durante las cuales se visitaron los archipiélagos de Georgia, Sanwich, Orcadas, y Shetland del Sur, regresando finalmente al lugar de partida. Los estudios realizados tuvieron como principales temas el reconocimiento oceanográfico, meteorológico, biológico, morfoestructural y pesquero de las regiones recorridas, y teniendo muy presentes las preocupaciones y los intereses de la Convención de los Recursos Vivos Marítimos Antárticos (Cruma) y del Comité Científico para la investigación Antártica (SCAR), básicos para la incorporación definitiva al Tratado Antártico.

Incorporación a la Cruma y al SCAR:
El éxito alcanzado permitió que con fecha 21 de octubre de 1987, pocos meses después del cierre de la Campaña, España se incorporase ya como miembro de pleno derecho a la Convención y al Comité antes citados. Es siguiente paso, en enero de 1988, fue la apertura de la Base Antártica Española (BAE) en la isla Livingstone perteneciente al archipiélago de las islas Shetland del Sur; con la nueva base, llamada Juan Carlos I, son ya seis las establecidas en las Shetland, dos chilenas, una argentina una soviética y otra polaca, aparte de la española. Finalmente el Comité Científico del Tratado Antartico, en su reunión plenaria del 22 de septiembre de 1988 celebrada en París, acordó por unanimidad aceptar a España como miembro consultivo del Tratado. Desde entonces las campañas antárticas españolas, que se han celebrado en forma anual, durante los veranos australes, han contado con el patrocinio del estado español. En ellas intervienen diversas instituciones profesionales y científicas que, tradicionalmente, han llevado a cabo tareas relacionadas con el espacio antártico. Se han destacado, ante todo, el Instituto Español de Oceanografía, el Instituto Hidrográfico Nacional, el Servicio Geográfico del Ejército, el Instituto Geográfico Nacional, diferentes organismos oficiales relacionados con la Pesca, varios centros de estudio del Consejo superior de Investigaciones Científicas y algunos departamentos universitarios españoles pertenecientes a las universidades Autónoma y Complutense de Madrid, a la Universidad Central de Barcelona y a la de Valencia.

Resultados de las campañas:
Los objetivos esenciales alcanzados ene esas campañas, que han tenido su centro en la base Juan Carlos I y su instrumento principal en los diversos buques oceanográficos, primero de bandera chilena y argentina y más tarde totalmente españoles, han sido el levantamiento geológico de diversas partes de la península Antártica, el estudio glaciológico del inlandis austral, la toma de datos oceanográficos y geofísicos en el área de las islas Livingstone y Decepción, numerosos parcelarios topográficos terrestres y marítimos, distintas investigaciones respecto a la física atmosférica de la región, diversos análisis biológicos sobre la fauna y flora australes, así como la valoración de las posibilidades económicas que ofrecen la pesca y los recursos minerales. Todo ello en íntima relación con los planes establecidos por el SCAR y en colaboración con las comisiones científicas de las restantes naciones miembro del Tratado. Es importante resaltar la ayuda recibida de Argentina y Chile, cuya mayor experiencia a causa de la antigüedad de su presencia ha sido de extraordinario valor. Sin la base logística -sobre todo, puertos y barcos- facilitada por estas naciones, la presencia española hubiera tropezado con muchos más inconvenientes. Todo ello ha culminado en la excelente formación de un numeroso y complejo grupo de especialistas y en un importante número de informes internos y publicaciones. En este último aspecto cabe resaltar los trabajos elaborados por el Instituto Español de Oceanografía con los resultados científicos e instrumentales de las cuatro primeras campañas antárticas. Así mismo, son una extraordinaria fuente de materiales las actas de los Symposium de estudios Antárticos celebrados en España. A todo ello se pueden añadir abundantes artículos aparecidos en las últimas revistas científicas próximas a los temas y problemas tratados en las campañas. Es conveniente señalar la dureza de las condiciones ambientales en que el trabajo científico ha tenido que desenvolverse. Y ello a pesar de que los veranos australes constituyen períodos en que tales condiciones son óptimas para el hombre. Sólo el entusiasmo y la capacidad de los excelentes equipos humanos justifican la bondad de los resultados obtenidos. Bondad que, incluso, ha llevado a algunos de los expertos españoles a ocupar cargos de responsabilidad máxima en las diferentes comisiones internacionales responsables del conjunto de la tarea verificada en pro y defensa de la Antártida.

Daniel Alcoberro, responsable de la base Juan Carlos I en noviembre de 2007 inició la puesta a punto para recibir a los científicos con algunas dificultades con temperaturas más bajas de lo habitual. En la base, pensada para 10 o 12 personas han llegado a convivir 28 durante un mes y medio con jornadas de actividad intensa. Esta campaña coincide con el Año Polar Internacional y el Ministerio de Educación y Ciencia ha financiado mayor número de proyectos a desarrollar en cuatro meses. En las comidas especiales de navidad procuran convivir con los vecinos de la base búlgara.


Temperatura de los polos:
El continente antártico es el punto del planeta donde se han registrado las temperaturas más bajas, llegando hasta 89,2 grados bajo cero en la zona de Vostok. El Polo Norte nunca llega a ser tan frío. Este fenómeno climático se debe a que la Antártida es un continente helado y el Polo Norte un mar congelado en el centro del océano Artico, en la llamada cuenca de Nansen. El agua posee un alto calor específico. Para calentar una determinada cantidad de agua se necesita un aporte de energía mayor que el que requieren otros elementos. El mismo volumen de agua tardará más tiempo en enfriarse. Los océanos se calientan muy lentamente y también tardan más tiempo en desprenderse del calor que han acumulado. Cuando en el Polo norte se forma una capa superficial de hielo de hasta un metro de espesor (por debajo queda agua a cero grados) , en algunos puntos de la Antártida la capa de hielo alcanza los 4 kilómetros. Las temperaturas alcanzan los valores mínimos precisamente en estos lugares.

La investigación científica, regulada por el tratado de la Antártida de 1961 y el protocolo de Madrid de 1991, se centró en la últimas décadas del siglo XX, en el potencial de ciertos microorganismos adaptados a condiciones extremas (temperaturas muy bajas, salinidad muy elevada en ciertos enclaves) para aplicaciones biotecnológicas en el campo de los antigongelantes, ácidos grasos polisaturados, pigmentos. Otra línea de investigación es la astrobiología. Por sus condiciones ambientales extremas cabe establecer comparaciones entre la Antártida y otros planetas. El desierto de Ross, en el este del continente (sin precipitaciones y con una temperatura media anual de -20ºC) se utiliza como análogo de Marte. Las bacterias presentes se hallan en su mayor parte en el interior de las rocas y se caracterizan por un crecimiento de extraordinaria lentitud (alrededor de 10.000 años). También se encontró vida bacteriana en el lago Vostok, situado 2.600 m por debajo de la cubierta de hielo continental.

Desde 1950 la temperatura de la península antártica se ha incrementado en unos dos grados, bastante superior al aumento registrado en el conjunto del planeta (alrededor de medio grado centígrado). En marzo de 2000 de desprendió del mar de Ross un iceberg de 11.000 km cuadrados y en 2002 otro de 5.400 km cuadrados de la Plataforma Larsen. El colapso de los bloques afecta a la productividad del ecosistema.


Preservar la Antártida. Por Ana Vázquez:
Se celebra estos días [junio 2003] en Madrid la vigesimosexta reunión consultiva del Tratado Antártico firmado por una treintena de países que realizan labores científicas y de investigación en las que también participa nuestro país desde hace una veintena de años con dos bases y las frecuentes misiones del buque oceanográfico Hespérides. La Antártida, que por ese tratado quedó "consagrada a la Paz y a la Ciencia", que cuenta con ecosistemas únicos en el mundo, que es un territorio sobre el que ningún país puede realizar reclamaciones de soberanía, que no puede ser convertido en un basurero nuclear ni en campo de pruebas atómicas, está amenazado por innumerables problemas derivados de sus propias características científicas, del éxito de sus paisajes, además de por la riqueza del mar que la circunda. Una vez más el turismo se convierte en la principal amenaza para los ecosistemas exclusivos: En el caso de la Antártida el turismo crece de forma exponencial. Sin llegar a la masificación por el momento, el incremento en el número de turistas comienza a constituir un problema que conviene se ataje con prontitud antes de que se agrave con repercusiones para determinadas colonias de animales. También la actividad ocasiona daños colaterales. Los alrededores de muchas de las bases científicas se han convertido en auténticos estercoleros y los experimentos que se realizan pueden causar trastornos a la fauna, especialmente a los cetáceos, que según un estudio presentado por la delegación española en la reunión sufren las consecuencias de las pruebas que se realizan con aparatos que emiten ondas acústicas. En la reunión de Madrid se trata de lograr algo tan simple como que el que contamine pague también en la Antártida, mediante la creación de un régimen internacional de responsabilidad ante los daños que puedan causar en el medio ambiente las actividades científicas que se realizan, pero unos países quieren que esta norma sólo sirva en caso de "emergencia ambiental", mientras que otros señalan que lo imprescindible es atajar las causas de la contaminación progresiva. Y si mientras con las bases científicas lo que trata de dilucidarse es la responsabilidad subsidiaria de los Estados a los cuales pertenecen, en el caso de los cada vez más frecuentes cruceros al continente helado de lo que se trata es que las compañías privadas cuenten con un seguro que cubra los daños ocasionales que puedan causar. Y para combatir la pesca ilegal las soluciones son todavía más fáciles de aplicar si existe un acuerdo internacional y voluntad política de ejecutarlo, pero por esas mismas razones puede convertirse, a corto plazo en la cuestión más acuciante de resolver. La Antártida debe seguir siendo territorio de paz y de ciencia, uno de los pocos lugares en los que se produzca una cooperación internacional o al menos que se preserve de confrontaciones internacionales motivadas por razones territoriales o económicas y es imprescindible evitar su degradación. No es un empeño fácil pero es un ejemplo que se convierte en esperanza. (Ana Vázquez)


Mediciones de ozono en la Antártida:
En 1982 se publicaron los valores sobre la columna de ozono obtenidos por la estación japonesa de Syowa en la Antártida. Los niveles de la capa de ozono registrados desde 1964 indicaban que partir de 1975 está presente un debilitamiento evidente. Otras estaciones ubicadas en el continente antártico confirmaron las sospechas. Posteriores mediciones revelaron que el agujero penetraba en el sur de Argentina y Chile. La pérdida de ozono alertó a la comunidad científica y fue considerada uno de los más serios problemas ambientales. Los científicos Rowland y Molina desarrollaron investigaciones sobre el papel de los halógenos en la fotoquímica estratosférica. La consecuencia práctica de sus estudios fue señalar a los CFC como causantes de la reducción del ozono atmosférico. J.E.Lovelock, experto en la dinámica de la alta atmósfera, descubrió que los halocarburos (CFC) eran los responsables. Estas sustancias volátiles se empleaban en pulverizadores y disolventes, y en las industrias del frío y de los aislantes térmicos. La conferencia de Viena (1995) constató que únicamente Japón había incumplido el acuerdo sobre la congelación de la producción de bromuro de metilo, que tiene una capacidad destructiva 50 veces superior a la de los CFC. En 1997 se cumplió el décimo aniversario de la firma por 161 países del protocolo de Montreal, cuya aplicación ha generado beneficios por valor de unos 24 billones de pesetas, ha supuesto uno 20 millones menos de cáncer de piel (evitando alrededor de 350.000 defunciones anuales por esta enfermedad) y también ha comportado unos 130 millones menos de casos de cataratas. Los acuerdos internacionales en materia de protección de la capa de ozono constituyen un ejemplo a seguir en otros ámbitos del cambio global, como el clima o la biodiversidad. A pesar de la prohibición del uso de los compuestos químicos que destruyen el ozono, según las previsiones de 2010 la capa de ozono se recuperará hacia 2080.


Pesca comercial de Krill:
Constituido por pequeños crustáceos que viven en las aguas oceánicas. Dentro de este nombre se incluyen alrededor de 85 especies distintas. Su aspecto es como el de langostinos o langostas de un tamaño reducido, variable entre 1 cm y algo más de 10 cm. Los más abundantes suelen alcanzar, cuando son adultos, los 6 o 7 cm de longitud. El krill es enormemente abundante en las aguas que rodean a la Antártida. Se estima que se podrían capturar más de 150 millones de toneladas al año sin poner en peligro la población de este crustáceo. Es decir, más que toda la cantidad que se pesca en la actualidad, entre todas las especies. La pesca comercial del krill comenzó al principio de la década de los 1970 y actualmente se capturan unas 300 000 toneladas al año. Lo que se pesca es preparado en los mismos barcos para hacer alimento para las personas o harina para alimentar ganado o peces que se crían en piscifactorías. La captura de krill ha ido subiendo más despacio de lo que se pensaba porque hay varias dificultades importantes que superar. Por una parte pescar en las aguas del Antártico es complicado y caro porque está lejos de los lugares habitados y las condiciones de vida en esos mares son difíciles. Por otra parte el krill tiene en su estómago enzimas digestivos muy poderosos que hacen que el animal se descomponga muy rápidamente en cuanto muere y también sus tejidos tienen un exceso de fluoruro que conviene reducir antes de usarlo como alimento humano. Todas estas dificultades encarecen los productos que se pueden fabricar con este animal. En la actualidad es pescado principalmente por Corea del Sur, Chile, Polonia, Japón, Rusia y Ucrania. Un posible riesgo ambiental de la captura de krill proviene de que es el principal alimento de las ballenas, focas y otros animales de las aguas antárticas y si se pescara en exceso podría poner en peligro la cadena trófica que mantiene a las poblaciones de estos animales. Se están haciendo estudios para conocer mejor el ciclo de vida de estos crustáceos y poder determinar así con seguridad que cantidades se podrían pescar sin poner en peligro el ecosistema de esos océanos.


Pérdida de hielo:
La masa helada está dotada de un doble movimiento, de oeste a este, alrededor del polo, y hacia el norte. Millares de icebergs son lanzados hacia el Indico y el Atlántico, y en menor medida hacia el Pacífico. Las Malvinas, Nueva Zelanda, Tasmania y Sudáfrica quedan fuera del límite de los hielos flotantes, que sí pueden divisarse con regularidad desde Tristán da Cunha, Ballenas, Scott, Georgia del Sur, Sandwich del Sur, Príncipe Eduardo, Crozet, Kerguelen y Herad. Los límites de las banquisas de invierno y verano son de mucho menor extensión que en el Artico. Algunas islas como Georgia del Sur, Ballenas y Scott quedan rodeadas en invierno por la banquisa.

El cambio climático que está afectando al gran continente helado está provocando la desaparición progresiva del hielo acumulado en él. Los estudios llevados a cabo por científicos de diversas instituciones de EE.UU. han revelado que desde 2002 se produce una pérdida de 153 km cúbicos de hielo. Esto ha provocado un incremento en el nivel de los océanos de alrededor de 0,2 mm anuales durante el último siglo, según los expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU. La creciente velocidad de flujo hacia el mar de los glaciares árticos asociados al proceso de calentamiento global ha hecho disminuir el grosor de la capa de hielo sobre el continente y la movilización y rotura de varios icebergs de grandes proporciones. Uno de ellos (B-15A) chocó contra la lengua exterior del glaciar flotante Dryglasky en abril de 2005. El mayor objeto flotante del mundo, (3.500 km cuadrados de superficie), formado por hielo de 4.000 años de antigüedad, desgajó al chocar un pedazo de 8 km cuadrados.

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