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Banco pesquero canario-sahariano



Consideraciones en torno al banco pesquero canario-sahariano. Por Miguel Leal Cruz:
Diferentes pueblos visitaron y pescaron en nuestro caladero africano, hoy en poder marroquí. Pero también los habitantes de estas Islas desde momentos protohistóricos desconocidos para una investigación rigurosa, pero que la lógica que produce la proximidad de las Islas al banco, nos hace intuir cuanto importante fueron como plataforma de escala y aprovisionamiento para aquellos oscuros visitantes, más apetecidas que la propia tierra continental más áspera y con falta de recursos. Aquellos lugares tal vez poblados por gentes belicosas que imposibilitaban el normal desarrollo de incipientes industrias derivadas de las pesquerías, tal los salazones fenicios o para el famoso garun romano (primer producto marino en conserva), o mucho antes los tartesios, que desde sus asentamientos en las orillas de los ríos Tinto y Odiel, en Huelva, navegaban por estas latitudes archipielágicas.

La situación de las Islas en una de las zonas más productivas de los océanos ha estimulado desde siempre las actividades pesqueras. El banco pesquero canario-sahariano servía de atractivo para su explotación por diferentes sectores económicos desde la misma Europa, navíos pesqueros de La Hansa germánica, posiblemente visitaban estas zonas en invierno por imposiblidad coyuntural de sus caladeros habituales en el Mar del Norte, que atraía a pescadores de todo tipo a la búsqueda de una industria ordenada y sistematizada: los salazones y las conservas, que vendían por todo la zona del Mar del Norte Canal de La Mancha y Mediterráneo, a través de un esplendoroso comercio. Ya en las primeras décadas del siglo XV, se constata la presencia de andaluces, portugueses e incluso gentes venidas del Cantábrico, posiblemente vascos que siempre fueron arriesgados marinos, según A. Rumeu de Armas (1). Los marinos portugueses en sus navegaciones por esta zona señalaron por primera vez las grandes cantidades de variada pesca existente en las cercanías de Cabo Bojador. Desde principios del siglo XV los navegantes envíados por el Rey Enrique de Portugal exploraron detenidadmente las tierras descubiertas más allá de las costas entre Cabo Guir hasta Senegal, indicando el cronista Azurara que desde 1444 los marinos lusitanos iban a pescar al Sur de Cabo Bojaddor, desde Río de Oro a los mares de Guinea. Otro cronista de la época (1456), Cadamosto, nos dice lo siguiente: "Se encuentran a lo largo de la costa del Sahara muy abundantes peces de diversas especies, buenos y excelentes; unos parecidos a los que se venden en Venecia, y otros, de forma diferente". Don Diego López de Seguera solicita y obtiene el establecimiento de un castillo y de una factoría pesquera en Agadir en el año 1518, abandonada 18 años después por lo adverso de las luchas contra los indígenas del rey Mohamed, de Fez. A partir de estos momentos, y durante periodos de mayor o menor esplendor las pesquerías han estado en manos de españoles, isleños canarios principalmente. Para Canarias siempre fue el banco pesquero sahariano la zona de pesca exepcional, ya que las islas son casi una prolongación del mismo, y por tanto en posición geográfica inmejorable para sacar el máximo partido en cuanto a su explotación, como tenía que haberse llevado a cabo hasta fechas recientes. Los Reyes Católicos intuyen una atractiva y nueva fuente de riqueza para las arcas de la hacienda en la pesca africana y estiman que en provecho de los recursos para la Corona debería ser declarada de regalía -Monopolio del Estado- reservándose así amplias facultades para someterla a toda clase de restricciones que tal vez no pudieron por el carácter casi internacional de la zona. Sin embargo los RR.CC. se reservaron el disfrute de determinadas zonas mediante el arrendamiento a particulares. La pesca en estas costas al igual que en las Islas fue sumamente importante para el suministro y abastecimiento de los navios con destino a las recientes posesiones coloniales americanas, que surcaban estas latitudes con escala obligatoria en los puertos canarios, especialmente en los viajes de ida y en algunos de retorno. A mediados del siglo XVIII concretamente en el año 1764, se instala en la factoría de Mar Pequeña, (2) enclave español abandonado en la costa africana, el marino escocés George Glass, quien calificó la riqueza pesquera de estos caladeros como "the best in the Universe"(3), escribiendo un libro que imprimió en Londres a modo de resumen de la Historia de Canarias, haciendo especial mención a las pesquerías. Estudió detenidamente las costas cercanas a África occidental y la totalidad del Archipiélago, concibiendo la idea de la creación de factorías pesqueras en las Islas y en el Sahara costero. Así leemos sus opiniones acerca de la pesca en estos lugares hace ya más de 200 años: "Las embarcaciones empleadas en la pesca son de unas 30, de 20 a 50 toneladas de registro bruto, con dotaciones de 15 a 20 hombres. La Isla de La Palma tiene dos o tres; Tenerife cuatro y el resto pertenencen a Gran Canaria. Los armadores ponen la sal y las galletas. Los marinos, cuerdas, anzuelos y utensilios de pesca. Igualmente embarcan estos últimos vino, aceite, aguardiente, pimiento y cebollas. Los beneficios de la pesca se reparten de igual manera que en el Mediterraneo. El importe total, hechas la deducción de la freza o carnada, sal, galletas, material de expedición y aparejos, es repartida según sigue:

  1. La parte del navío (diversos lotes según su capacidad).
  2. Dos partes para el patrón.
  3. Una parte para cada marinero.
  4. Media parte para cada marinero novicio.
  5. Un cuarto de parte para cada grumete.

La pesca tiene lugar sobre diversos puntos según la estación, que va desde cabo Noun a cabo Blanco, frente a un litoral sumamente árido del desierto y sin ningún tipo de establecimiento donde abastecerce. Algunas tribus árabes de carácter nómada viven bajo tiendas de campaña a lo largo de la costa del extenso territorio, pero no poseen embarcaciones y desconocen mucho el arte de la pesca. En cuanto a los buques cruceros de vigilancia enviados desde Mogador, los canarios no tienen nada que temer, puesto que estos navíos del emperador de Marruecos no se aventuran jamás tan al sur por que temen y desconocen estos parajes de tierra de nadie". Por otra parte analiza concienzudamente el sistema que siguen los veleros para aprovechar el viento y como arribar a los DISTINTOS PUERTOS DE FUERTEVENTURA o de Gran Canaria, e incluso de La Palma, para tratamiento y venta del pescado obtenido en su factoría de la costa sahariana, relación que se ha mantenido hasta prácticamente estos últimos años, si bien en este momento (2000) las cosas han cambiado mucho (4).

El interés por las pesquerías en la costa de Africa, y siguiendo al Dr. Galván Fernández, se incrementa a medida que avanza la tecnología (5) Hacia principios del siglo XX y desde el paso de los siglos, proliferan los estudios sobre la riqueza del banco sahariano, su explotación industrial, posible consumo de la producción en los grandes mercados. En este sentido es importante el informe de Ramón Silva Ferro, secretario de la Legación de Honduras en Londres como protector de la cochinilla en el mercado inglés, eleva petición al gobierno español con vistas al proyecto para establecer una factoría de pesca y preparación de productos pesqueros en la Isla de La Graciosa, que le es concedido en 1876, con adjudicación de terrenos necesarios para aquella finalidad. Por distintas circunstancias aquel proyecto de salazones con el producto bruto que generarían los caladeros africanos, no pudo llevarse a cabo al igual que otros muchos a lo largo de esta segunda mitad del siglo XIX, tal vez por la falta de verdadero interés de las administraciones españolas que siempre veían con temor cualquier tipo de autogestión comercial, lo que infundía recelo a la vista de las circunstancias por las que atravesaba las colonias del Caribe y posibles concomitancias. Añade el profesor Galván, en este mismo contexto, que en la década de los sesenta del siglo, el pescado salado producido por esta incipiente industria local canaria apenas daba para abastecer el consumo interno de las islas, siendo base de alimentación de la clase menesterosa, por su bajo precio. Parece indicar que no se explotaban adecuadamente los ricos caladeros canario africanos aun siendo los más abundantes del globo y así lo confirma Pérez del Toro, otro estudioso de la época, cuando nos dice: "Respecto a las costas del Sahara, una posesión no interrumpida desde muchos siglos y basada en antiquísimos derechos, da sólo a España el privilegio de explotación de estas pesquerías, como igualmente los vienen haciendo los canarios, extrayendo sólo una pequeña parte de tan inagotalbes recursos" y aconseja que el Gobierno de España para amparo de los barcos de pesca, muchas veces víctimas de atentados de tribus salvajes de la zona, debe enviar algún crucero que recorra aquellas aguas. Efectivamente tales derechos de pesca en las aguas saharahuis y marroquíes estaban formalmente recogidos en el artículo 57 del Tratado de Comercio entre España y Marruecos del año 1861, ratificado en Madrid el 20 de marzo de 1862. Un dato aislado nos aporta información sobre las enorme riqueza en existencias piscícolas del lugar por aquellos años, cuando se constata que un pescador canario puede conseguir de 100 a 150 tasartes o envases de unos 20 kilos de peso cada uno, en sólo media hora de faena. Durante las campañas de pesca por el banco, los canarios iban a borde de embarcaciones desnudas y sin apenas obra muerta, llevando una vida de gran sacrificio durmiendo tras el maderamen para evitar la brisa y algunos lo hacían en hamacas un verdadero lujo para la época. Comían sopa de pescado con cebollas de Lanzarote, y sobre todo pescado fresco en sus diversas formas y que por su abundancia no guardaban los sobrantes que eran arrojados al mar despues de cada comida. Perez del Toro ( 6 ) elogia a los pescadores canarios en sus numerosos escritos y discursos, cuando nos dice:

    "España posee las mejores factorías y caladeros pesqueros del Mundo, gracias a los hijos de las leales Islas Canarias, que con su presencia continua en las zonas las han conservado en el tiempo, siendo las Islas uno de los mejores lugares del Atlántico para servir de base a tan poderosa industria y para el comercio e intereses, en tres continentes"

(no se equivocaba en esta afirmación como se ha visto en los últimos años de este siglo actual, por el ajetreo del puerto de Las Palmas, entre otros). Y añade Perez del Toro que este Archipiélago, que asombró a naturalistas, está llamado a grandes destinos sobre todo en el porvenir de África, ese inexplorado continente hacia donde se vuelven ahora todas las miradas de todas las grandes potencias de Europa. Se pregunta ¿Y qué mano de obra colonizaría África? Considera que será canaria y de esta forma atajar la desconsoladora emigración que aumenta cada día y de paso abrir nuevos rumbos a la actividad de los isleños en las vecinas costas africanas.
Autor:Miguel Leal Cruz


¡No al robo de pescado! (11/04/06):
Estamos asistiendo al debate sobre la ratificación del nuevo acuerdo de pesquero entre la UE y Marruecos. Se han presentado argumentos en contra de esta ratificación por parte de varios Estados y numerosos eurodiputados. El núcleo de la discusión es el ámbito geográfico al que se pretende aplicar el acuerdo. Mohamed VI demuestra su intransigencia al pretender que se incluyan en el mismo las aguas territoriales pertenecientes al pueblo saharaui. Lo que se pretende es, ni más ni menos, que comprar pescado robado a sus dueños. El perista sería la UE y el ladrón el majzén marroquí, correspondiendo otra vez el papel de víctima al pueblo Saharaui. El Majzén juega su carta habitual y propone un chalaneo que consiste en que se le compre el pescado robado a cambio de extraños en el conflicto saharaui y encima se favorezca una supuesta "Autonomía" que ya se ha demostrado que no cumple los mínimos y que ya ha sido rechazada de plano por los verdaderos protagonistas, los saharauis. El presidente del Gobierno de Canarias afirmó que Canarias no iba a participar de ninguna manera en el expolio de los recursos naturales del Sahara occidental... Nos duele decir que el Sr. Adán Martín miente. Son notorias sus constantes reuniones (se conocen las públicas, pero también las hay "discretas" ocultadas a la opinión pública) con las autoridades Marroquíes. Y toda esta intimidad, hasta ahora, parece que se traduce en el robo de las riquezas saharauis. Quisiéramos equivocarnos, y para ello, exigimos al Sr. Adán Martín que responda a las siguientes preguntas: 1°) ¿Dónde se vende la arena que se roba ilegalmente en el Sahara? Es sabido que la arena se vende a Canarias por uno de los saharauis más ricos del territorio ocupado que ha hecho su fortuna al amparo de la ocupación. 2°) ¿Hay respaldo o no a las acciones emprendidas desde la cámara de comercio por su presidente saliente, el Sr. Suárez Gil, en el territorio del Sahara occidental con el estímulo personal del cónsul de Marruecos en Canarias, el Sr.Leibek y con fondos públicos canarios? 3°) ¿Que ha sido de la "antena" (de legación de la cámara) de la oficina de jóvenes empresarios en El Aaiún y que estaba dirigida por el hijo de un camarada de Suárez Gil antiguamente y hoy enemigo cameral del citado individuo, y que curiosamente esta custodiada por la policía política Marroquí, por miedo a las reacciones del pueblo saharaui al ver el nombre de Canarias colaborando con las autoridades de ocupación y en contra de sus derechos? Estamos en condiciones de afirmar que dicha "antena" está cerrada, tirando a la basura dineros públicos y sobre todo, enfangando la imagen de Canarias ante el pueblo saharaui. 4°) ¿Donde están las cuantiosas inversiones del empresariado canario en el Sahara occidental al día de hoy y que reiteradamente divulga como éxito personal del Sr. Suárez Gil? Eso sí, sabemos de asistentes que trapichean en el Sahara occidental y que viajan cada dos ó tres días al territorio y son recibidos con coche y chófer en la escalerilla del mismo avión..., ese avión del que no han dejado bajarse a quienes querían investigar las violaciones de derechos humanos. 5°) ¿Dónde están los beneficios reales para el pueblo saharaui que vive en el territorio ocupado por Marruecos, y que ya no puede ni salir a la calle so pena de ser torturado? 6°) ¿Quién se está lucrando con el dinero que aporta el Gobierno de Canarias? ¿Hasta cuándo esta farsa? Se podrían plantear incluso nuevos interrogantes al ver toda esta parafernalia de los colaboracionistas del ocupante en Canarias. Todo lo anterior es el contexto en el que hay que encuadrar el tratado para legitimar el robo de pescado. Frente a ello, y si la UE persiste en incluir las aguas del Sáhara Occidental en el acuerdo, sólo hay tres vías para mitigar la ilegalidad del acuerdo e impedir el expolio de las riquezas saharauis: 1°) Que se cree un fondo en NNUU para administrar las ganancias obtenidas por Marruecos con el robo de pescado en aguas saharauis (y del fosfato y la arena) siguiendo el modelo aplicado en su momento en Namibia y que resultó eficaz en la prevención de conflictos, hasta la resolución del mismo. 2°) Que ese fondo se abone directamente a los representantes legítimos y reconocidos como tales por NNUU. La UE debe entregar los beneficios que entrega la UE al propietario de las aguas donde se desarrolla esta pesca. 3°) Dejar fuera las aguas territoriales Saharauis si por parte de Marruecos se sigue condicionando la firma del acuerdo pesquero a la inclusión de las mismas. Vivimos en un Estado de Derecho, no en el imperio de la mafia. El derecho internacional es bien claro. Frente al chalaneo del majzén con la UE, hay que aplicar la doctrina internacional consolidada. De lo contrario, estaremos haciendo cómplices de un nuevo robo de pescado. (Sergio Ramírez Galindo, Ulpgc; Carlos Ruiz de Miguel, USC; Manuel de Paz Sánchez, ULL; Ricardo Aguasca Colomo, Ulpgc)


Uso de la expresión aguas moras:
Se ha afirmado que los pescadores andaluces, a quienes están arrebatando una parte esencial de su vida, están batallando su derecho a pescar en aguas moras. Cunde, por cierto, la creencia en que este adjetivo, tan latino (maurus), es peyorativo; puede serlo, al igual que español cuando, por ejemplo, lo exudan con intención de miura abundantes labios donostiarras y vizcaitarras; pero resulta completamente aséptico para designar, según el Diccionario académico, al «natural del África Septentrional frontera a España» y, funcionando como adjetivo, a lo relacionado con los de allí y con sus cosas. Los propios moros estiman ofensivo que se les llame moros, y muchos prefieren ser aludidos como musulmanes; pero nuestros pescadores, firmes en la seguridad católica que les dan sus Vírgenes, no desean faenar en caladeros mahometanos —pues esto significa musulmán—, sino sólo en los pertenecientes a Marruecos, aunque sus aguas no sirvan para bautizar, por moras. O por marroquíes, hablando más precisamente, si se insiste en ver xenofobia o racismo en moro. Ambas cosas hay sin duda, pero ésta es carga aneja a muchos gentilicios, y marroquí no la alivia. (Lázaro Carreter)

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