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Cronología Palestina



Palestina: Cronología:

1886: Teodoro Hertzl, periodista de origen austro-húngaro, publica El Estado judío defendiendo el establecimiento de un Estado judío en Palestina o en otro lugar.

1897: Primer congreso sionista mundial en Basilea, impulsado por Hertzl, en el que afirma el propósito de crear un hogar, en Palestina para el pueblo judío.

1914: Durante la Primera Guerra Mundial Inglaterra recaba ayuda árabe contra Turquía prometiéndoles la independencia de las tierras árabes, incluyendo Palestina.

1916: Inglaterra y Francia firmaron el Acuerdo Sykes-Picot, por el que ambas potencias coloniales se reparten Oriente Medio. Líbano y Siria fueron asignadas a Francia, Palestina, Jordania e Irak a Inglaterra y Jerusalén sería internacionalizada.

1917: declaración Balfour, en la que los británicos hablan de crear un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, respetando los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías. Los 700.000 habitantes de Palestina se dividían en 574.000 musulmanes, 74.000 cristianos y 56.000 judíos. Los ingleses tomaron Jerusalén el 9 de diciembre.

1918: Termina la I Guerra Mundial y Palestina queda como protectorado británico.

1928-1939: Los conflictos entre árabes y judíos crecieron paralelamente al proceso de inmigración judía. El censo oficial de 1931 da estas cifras: 1.015.251 habitantes, con solo 174.006 judíos.

1933, 30 de abril: El Partido nacionalsocialista (NSDAP) inicia un boicot contra los judíos.

1934, 29 de marzo: Las autoridades alemanas privan a Einstein de su nacionalidad por su origen judío.

1935, 15 de septiembre: El canciller Hitler decreta las leyes raciales de Núremberg (la Ley de ciudadanía del Reich y la Ley para la protección de la sangre y de la herencia alemanas).

1936, 26 de marzo: La oficina judía de ayuda al refugiado prepara la huida de 25.000 judíos de Alemania.

1938, 6 de julio: Se celebra en EE.UU. la Primera Conferencia Internacional sobre el problenma de los refugiados con el objetivo de ampliar las cuotas de integración para los judíos perseguidos.

1938, 9 de noviembre: La noche de los cristales rotos evidencia la abierta persecución de los judíos en Alemania.

1939-1945: El ascenso del nazismo hizo aumentar en más de 200.000 la emigración de judíos a Palestina.

1947: Las Naciones Unidas aprobaron la partición de Palestina bajo la cual los Arabes Palestinos, que sumaban el 70% de la población y poseían el 92% de la tierra, fueron reducidos al 43% del país. (Resolución 181 de la ONU). Comienzan los enfrentamientos y, argumentando razones de seguridad, los judíos ocupan el 80% de Palestina.

1948 Mayo: Declaración del estado de Israel.

1947-1949: Retirada británica e inicio de la primera guerra árabe israelí. Los judíos se apoderan del 77% de Palestina. Se produce el éxodo de refugiados palestinos a los países vecinos. Israel destruye más de 400 pueblos palestinos. Cisjordania y La Franja de Gaza son administrados por Jordania y Egipto respectivamente.

1956: Guerra del canal de Suez. Egipto decide nacionalizar el Canal de Suez. Francia y Gran Bretaña acordaron con Israel intervenir militarmente para impedirlo invadiendo el Sinaí.

1962, 1 de junio: Adolf Eichmann es ejecutado tras su rapto por el Mossad y juicio por crímenes contra el pueblo judío.

1964: Arafat crea la Organización para la Liberación de Palestina, que lleva a cabo ataques armados contra los israelíes.

1967, 5 de junio: Guerra de los Seis Días. Israel ocupa militarmente Cisjordania y la franja de Gaza, los altos del Golán de Siria y la península del Sinaí. Los Mirage 3 de Israel destruyen más de 400 aviones árabes. Se producen 776 bajas israelíes, 2.563 heridos y 15 prisioneros. Las bajas árabes son 24.000, 45.000 heridos, 6.000 prisioneros, más de 400 tanques destruidos. Se inician las políticas de expropiación de tierras, instalación de colonos y control de la población palestina.

1973, 6 de octubre: Guerra del Yom Kippur. Tropas egipcias cruzan el canal de Suez a la península del Sinaí ocupada y fortificada por Israel.

1974: Intervención de Arafat ante la Asamblea General de la ONU.

1982: Invasión israelí del Líbano para acabar con la OLP.

1982: Matanza de palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatilla en Líbano. El general Sharon fue responsable indirecto de esta matanza. Pendiente de ser juzgado.

1985 octubre: Ataque aéreo sobre el cuartel de la OLP en Túnez.

1987: Inicio de la primera intifada palestina en Jerusalén, Gaza y Cisjordania.

1988: Alta inmigración de judíos procedentes de la URSS y progresivo establecimiento de colonias en los altos del Golán, Cisjordania y Gaza.

1988: Israel elimina a Abu Yihad por el procedimiento del asesinato selectivo.

1988 agosto: Huseín de Jordania renuncia a sus derechos sobre Cisjordania en favor del pueblo palestino.

1988 noviembre: El consejo nacional palestino proclama el estado palestino y acepta la resolución 242 de la ONU (adoptada en 1967).

1990: Durante la crisis del Golfo la OLP se alinea con Iraq y en contra de la alianza liderada por EE.UU.

1991: Israel elimina a Abu Iyad.

1991, 30 de octubre: se realiza en Madrid la Conferencia de Paz para Medio Oriente. Se reúnen Israel, Siria, Líbano, Jordania y una representación palestina. No interviene la OLP porque la derrota de Iraq debilita las posiciones de Arafat.

1993 Septiembre: Acuerdo de Oslo. Israel y la OLP se reconocen mutuamente y firman la Declaración de Principios para el autogobierno palestino.

1994: Establecimiento de la autoridad nacional palestina (ANP). Israel firma la paz con Jordania.

1995: Reunión de Taba que sigue a la de El Cairo sobre la autonomía de Gaza y Jericó, con competencias en hacienda, sanidad y policía. Se concretan los términos de una retirada parcial israelí, dejando para el final Hebrón y aplazando la negociación sobre varias zonas de Cisjordania y el futuro de Jerusalén.

1996: Elecciones israelíes y victoria de la derecha y paralización del proceso de paz. También habían aumentado los atentados de extremistas palestinos e israelíes.

1997: Benjamín Netanyahu firma el acuerdo de Hebrón por la presión internacional. Había defendido la renegociación global de la retirada a partir del principio paz por seguridad. La retirada de la zona sufrió retrasos.

1998: Israel manifestó su intención de retirarse del sur del Líbano. Los palestinos han recuperado menos del 30% del territorio ocupado por los israelíes en 1967.


2000: La provocadora visita de Ariel Sharon, el 28 de septiembre, a la explanada de las mezquitas, genera graves enfrentamientos. Se inicia con ello la segunda Intifada que hasta el momento ha provocado más de 2.000 muertos y más de 100.000 heridos.

2001 11 de septiembre: El atentado contra las torres gemelas genera un planteamiento norteamericano de defensa intensificado en zonas en conflicto. El discurso de Bush del 20 de septiembre advertía que quien no estuviera con EE.UU. estaba en contra, y que no podía haber neutrales en aquella cruzada (término antiislámico suprimido días más tarde).

2001 noviembre: Sharon ordena la reocupación de Cisjordania y Gaza.

2001 2 diciembre: Tropas de Israel acorralan al presidente Arafat en Ramallah.

2002 24 de junio: Como muestra de respaldo a las medidas de Sharon, Bush exige la retirada de la política del líder palestino.

2002 14 septiembre: El ejército israelí arrasa la Muquata, cuartel general del líder palestino. Las infraestructuras del país quedan arrasadas.

2002: Se extrema la violencia y la represión por parte del ejercito israelí en los territorios nuevamente ocupados. Matanza de Palestinos en el campo de refugiados de Yenín. Se restringen los movimientos de la población palestina. Se destruye la mayor parte de la escasa infraestructura de la ANP y aumentan los atentados suicidas elevando las cifras de muertos a más de mil y a varias decenas de miles los heridos. El gobierno Israelí decreta el fin de los Acuerdos de Oslo.

2002: En noviembre, la dimisión de los laboristas provoca la caida del gobierno de unidad nacional en Israel, posibilita la entrada en el nuevo gobierno de los sectores más intransigentes hacia los acuerdos con los palestinos y la convocatoria de elecciones anticipadas.

2003 enero: Sharon obtiene un nuevo mandato tras las elecciones forzadas por el abandono del gabinete de los laboristas.


Verdades y mentiras de la crisis israelo-palestina. Miguel Angel Moratinos (junio 2001):
Se suele decir que la primera víctima de una guerra es la verdad. Ésta es, sin duda, la primera certidumbre que observamos en la actual crisis entre israelíes y palestinos. La primera falsedad procede de quienes afirman que esta crisis es una guerra, e insisto en ello a pesar de la extrema gravedad que ha alcanzado en los últimos días, pues no es tanto la calidad del armamento como la irreversibilidad de la situación el criterio en que debemos concentrarnos. Parece como si el péndulo de la historia nos quisiera recordar periódicamente el fatalismo inherente de Oriente Medio. La tragedia vivida estos últimos meses daría la razón a tantos escépticos que nunca creyeron que la paz y la convivencia fueran posibles en esta parte del mundo. De nuevo, los instintos más primarios y las reacciones más irresponsables tratan de imponerse sobre la razón y la visión de futuro. Tocar la paz con la punta de los dedos era algo demasiado bello para poder ser realidad. Imaginar un Oriente Medio postconflicto, soñar con proyectos de cooperación regional, eran, para muchos pájaros de mal agüero, ejercicios estériles y académicos. Para todos ellos, la realidad profunda de Oriente Próximo no estaba preparada para asumir esta trascendental mutación. Ha bastado una serie de incidentes acumulados para que de nuevo las identidades asesinas, como diría Amin Maalouff, se desatasen y cabalgaran sin bridas esparciendo violencia, muerte y destrucción.

Estereotipos:
El objetivo de este artículo no es hacer historia, pero sí tratar de denunciar los estereotipos que desgraciadamente están siendo hoy divulgados por los distintos círculos de poder que dan por válidas algunas aseveraciones que no reflejan, en mi opinión, la verdadera realidad de la crisis. Como testigo privilegiado de los últimos episodios de este interminable conflicto, me siento obligado a contar mi verdad, que no será, por supuesto, absoluta, pero que sí se apoya en la legitimidad de un profundo conocimiento de los acontecimientos y sobre todo en una apasionada vocación por la paz. Al desvelar a mi manera las verdades y mentiras en esta crisis israelo-palestina creo que todos aquellos que todavía creen que la paz es posible podrán ver reforzada su posición. La primera afirmación es clara. La paz era y sigue siendo posible. Es mentira que fuera un sueño. Al concluir la negociación de Taba, las partes quisieron que la UE y su representante especial fueran testigos de los avances que se habían producido. Del estudio minucioso de esas posiciones se infiere que existía enorme cercanía en muchas de ellas. La segunda afirmación es que es cierto que el primer ministro Barak hizo en Camp David las concesiones más avanzadas que jamás un primer ministro israelí había hecho en sus negociaciones con los palestinos. Pero es falso que estas concesiones fueran suficientes y pudiesen ser aceptadas por el presidente Arafat. De nada hubiera valido que el líder palestino se plegara, por ejemplo, a las propuestas israelíes sobre Jerusalén si éstas no podían ser asumidas por un líder musulmán. Es verdad que, después de Camp David, las partes negociaron y acercaron sus posiciones en muchos de los asuntos conflictivos. Pero es, por ejemplo, radicalmente falso que se dialogara sobre la posibilidad de que cuatro millones de palestinos pudieran retornar a Israel. Esta cuestión se negoció duramente alrededor de los conceptos, como el del Derecho de Retorno o la responsabilidad histórica, y se estuvo muy cerca del acuerdo. Lo mismo cabría decir sobre territorio o Jerusalén, donde se vio que era y es posible llegar a un pacto que respete las necesidades de cada parte. Es verdad que la clase política y la sociedad israelíes han perdido la fe y la confianza en la Autoridad Palestina en general y en el presidente Arafat en particular. El grado de violencia sufrido en los últimos meses les ha confundido y desorientado. Pero es falso y mentira que se pueda salir de la crisis o lograr un acuerdo final sin la participación y dirección del presidente Arafat. Es falso que una Autoridad Palestina débil será más apta para encontrar una salida a la crisis. Por el contrario, es verdad que un liderazgo palestino reforzado es la mejor vía para adoptar decisiones difíciles y asumir compromisos históricos. Para quien lleva siguiendo el Proceso de Paz desde su inicio es obvio que la violencia no aporta soluciones. Dicho esto, resulta igualmente obvio que no puede ser cierto que el cese de la violencia pueda significar por sí solo el fin de la crisis, una lamentable confusión entre condición y condiciones; entre ellas no se puede ignorar la necesidad de una solución política. La verdad es que en este momento [2001] sólo hay dos hombres que puedan asociarse para hacer la paz: el primer ministro Sharon y el presidente Arafat. No cabe esperar, ni manipular, ni ganar tiempo. Tan sólo recuperar la confianza, jugar limpio y mostrar voluntad política para acabar con la violencia y continuar una negociación seria del Estatuto Permanente. Es cierto que los acuerdos de Oslo han sido positivos y han logrado muchos de sus objetivos. Pero tampoco debemos sacralizarlos. Estos acuerdos sirvieron para dar impulso a las negociaciones entre israelíes y palestinos después de la Conferencia de Madrid. Fueron útiles para abrir las puertas de las negociaciones. Pero no han sido suficientes. No han logrado cerrar el capítulo final de la paz. Pero es mentira que podamos ahora volver de nuevo al punto de arranque de todo este proceso como si nada hubiera pasado. No podemos borrar de nuestra memoria colectiva diez años de intenso trabajo diplomático y político. Aunque es verdad que se necesitará un tiempo para recrear la confianza, restañar las heridas y restablecer unos nuevos mecanismos negociadores, un nuevo proceso interino sin fecha límite es algo impensable. Los periodos interinos son algo del pasado. La calle palestina y la dirección política árabe piden una negociación final, y la propia sociedad israelí debería a su vez reclamar el final del conflicto. La interinidad sólo aporta inseguridad, y la mejor garantía de seguridad para Israel sería alcanzar una paz definitiva con sus vecinos palestinos y árabes.

El papel de la comunidad internacional:
Es verdad que toda solución sólo se alcanzará cuando las dos partes decidan asumir sus propias responsabilidades históricas y se comprometan a tomar decisiones difíciles. A ellas les corresponde la máxima responsabilidad. Pero es falso que la comunidad internacional no tenga y no deba intervenir. Su intervención debe ser de impulso y de acompañamiento positivo. De vigilancia y seguimiento para que la situación no se deteriore o se modifique negativamente. Toda acción unilateral que cambie el status quo de los territorios debe evitarse, pues haría imposible en el futuro un acuerdo político. Debe ponerse fin a la política de asentamientos. Es verdad que Estados Unidos son los principales actores en la región, pero es falso que puedan ellos solos aportar soluciones definitivas. Es falso que la UE es sólo el banquero de la zona y que no desempeña un papel político. Su alto representante, señor Solana, y su enviado especial están cada día más involucrados en todas las etapas del proceso político. Desde Europa no podemos aceptar que se excluya o postergue a largo plazo la búsqueda de una definitiva formulación de un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos, sirios y libaneses. Sin una paz global no podemos poner punto final a este proyecto de paz. No basta mantener vivo un proceso, hay que concluirlo, y cuanto antes. Cuando el humo de las armas y la violencia de los discursos enmaraña tanto la atmósfera es necesario recordar que el Proceso de Paz se asienta sobre unos principios claros, el diálogo como medio de solución y las resoluciones de las Naciones Unidas, reiteradas en la Conferencia de Madrid, como única referencia. Urge que las partes dejen de utilizar un lenguaje que confunde a la comunidad internacional, pero, sobre todo, les lleva a engañarse a sí mismas, y que recuerden y reiteren estos principios antes de que sea demasiado tarde. Y es que el debate de las verdades y las mentiras refleja una falta de confianza entre las partes que sólo la reiteración de los principios puede permitir recuperar. Podemos recordar cómo en la antigüedad clásica el hundimiento de los valores llevó al escepticismo de Pirrón de Elis, que proponía la abstención del juicio y la opinión, la indiferencia. Sin embargo, habría que recordar, como hace Platón en el Menón, que la verdad -la confianza mutua, que es el capital fundamental del Proceso de Paz- es alcanzable para todos a través de la anamnesis sobre los principios fundamentales. (M.A.Moratinos)

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