Florencia
Instituciones políticas


Capilla de los Magos(1459-1461). Benozzo Gozzoli. Palacio Medici-Riccardi El poder en la República de Florencia:
Control e influencia de los ricos:
A partir del siglo XIII, en principio, Florencia es una república. En la práctica, todas sus instituciones funcionan en beneficio de los ricos, a pesar de las luchas de los pobres. Ya desde la Edad Media, Florencia conoce algo del "capitalismo". La ciudad-Estado juega un papel importante en la elaboración y la exportación de seda y de lana y, sobre todo, se vuelve un centro bancario. Apoyados por una red extraordinariamente densa de filiales, los bancos florentinos controlan una gran parte del comercio mundial y, por sus préstamos a diversos soberanos, tienen una importante fuerza política. La asociación de profesionales de Calimala se dedicó al cambio y a la banca, hasta convertirse en uno de los principales prestamistas de los papas, de los reyes de Francia y de Inglaterra, de los príncipes alemanes y borgoñones, del emperador germánico y de todo tipo de pequeños acreedores, laicos o eclesiásticos. Los cónsules de las Artes fueron los primeros en entrar en el seno del consejo de la Podestà y luego, gracias a las ordenanzas de justicia de 1293, en el Priorato, órgano supremo de gobierno. Esto supuso la consolidación de su poder económico.

El control de los Médicis de las instituciones de República:
Florencia, donde todas las antiguas estructuras comunales son respetadas, pero donde la República -como en su tiempo decía Julio César- no era ya sino una palabra. Todas las viejas formas estaban amañadas y arregladas para asegurar la dominación de los Médicis, vieja familia que, gracias a su dinero, obtiene el poder con Cosme el Viejo, a quien suceden Pedro el Gotoso y Lorenzo el Magnífico. Este último fallece en 1492, después de esforzarse, a punta de florines, por mantener el equilibrio entre los estados Italianos. Todo se arruinará por obra y gracia de las tropas francesas. Florencia expulsa luego a Pedro II de Médicis, a quien considera culpable de haber defendido con demasiada suavidad los intereses de la ciudad ante el Rey Carlos VIII de Francia. Entonces se restablece la república, con una constitución reconocida por Savonarola. Aquella sobrevivirá al patíbulo del monje [1498] y regirá a la ciudad hasta la caída de Maquiavelo en 1512.

    Los Médicis no se habían propuesto nunca claramente, hasta Cósimo y Lorenzo, apoderarse del Estado; pero tuvieron que convencerse, en un momento determinado, de que la envidia oligárquica los hubiese, en breve tiempo, despojado, expulsado y extinguido, de manera que tuvieron que llegar a la conclusión de que para permanecer en su patria ricos y respetados era preciso convertirse en los dueños de Florencia, como hizo Cósimo a partir de 1434. La señoría, para ellos, no fue afán de orgullo, sino necesidad de vida, obligación forzada. Llegaron a ser señores, y que no parezca paradoja, por legítima defensa. (G.Papini)

¿Qué hacen los Médicis para poder controlar políticamente a una ciudad-Estado que se ha dado instituciones republicanas? Algo simple: ubican en todos los puestos clave de la administración republicana a personas que, prácticamente, son empleados suyos. Luego ponen en marcha las instituciones, deterioradas por años de pugnas. Vale la pena mirar con mayor atención estas instituciones y su evolución, pues en el marco de ellas se desarrollarán la actividad y la reflexión de Maquiavelo. Interesan porque, aunque su funcionamiento parezca complicado, y lo sea, su objetivo es lograr la máxima garantía de que el poder no quede en manos de una sola persona. En primer lugar conviene aclarar que las llamadas "repúblicas" no son, de ningún modo, democráticas. En ellas quedan fuera del ámbito de la toma de decisiones todas las personas que hoy tenemos la costumbre de agrupar bajo el nombre de "pueblo", es decir, obreros, artesanos, pequeños comerciantes, campesinos y algunos profesionales. Lorenzo el Magnífico -el más brillante de los Médicis- decía de ese "pueblo" lo siguiente:

    No hay nada de genio en las gentes menudas que trabajan con sus manos, y que no disponen del tiempo libre necesario para cultivar su inteligencia.

El poder lo tiene la burguesía, pero no cualquier tipo de burguesía, sino una curiosa mezcla que incluye familias de la nobleza antigua y familias surgidas del pueblo, casi en proporciones iguales. Los ciudadanos -los que tienen derecho a intervenir en los asuntos públicos-, no son todos burgueses. los burgueses no todos son ciudadanos. mandan los "maestros de oficios", a través de sus corporaciones (arti maggiori y arti minori), que son estructuras profesionales y de castas privilegiadas, a las que se puede pertenecer por herencia o ejercicio. En la ciudad -60-80 mil habitantes- sólo hay unos mil ciudadanos. Hay activos y pasivos, es decir, los que pagan impuestos -y pueden ejercer derechos- y los que no los pagan y carecen de aquellos.

Instituciones de la República Florentina:
El poder se organiza en forma muy complicada.

  1. Gran Consejo: del que prácticamente forman parte todos los que tienen derechos ciudadanos.
  2. El Consejo de los 80: Por debajo del Gran Consejo, como es lógico suponer, resulta más cómodo y práctico para hacer frente a los asuntos corrientes que el Gran Consejo.
  3. La Señoría: El gobierno se llama Señoría. lo forman los representantes de las arti maggiori, que en número de 9, se reúnen con el Justicia, representante supremo del Estado. Los nueve van rotando con una periodicidad de dos meses. Para asegurar el sistema --cuyo objetivo muchas veces declarado es impedir que un ciudadano "se eleve por encima de los demás"--

El condotiero John Hawkwood,1436. Paolo Ucello. Catedral de Florencia Elección de cargos:
La ley establece que el jefe supremo de las fuerzas armadas no sea florentino, sino "extranjero, noble y procedente de un país distante al menos cuarenta leguas". El sistema está basado, hasta cierto punto, en la desconfianza y, por esa razón, se postula que hay que hacer pasar por los cargos públicos al mayor número posible de ciudadanos activos. Para evitar alianzas hegemónicas, los sistemas de elección para los cargos son de lo más sofisticado y cambian al menor signo de descontento o sospecha. En todos se combina la suerte con la elección. Por ejemplo, para una función dada, todos los nombres de los aspirantes elegibles se introducen en una bolsa, luego se extrae de ella un número igual a dos o hasta cinco veces el necesario; de éstos, se sortea un número determinado previamente y, entre los que quedan, finalmente se elige. Además tanto el Gran Consejo como el Consejo de los 80, rigen reglamentos sumamente estrictos. Maquiavelo era hijo de un notario medianamente acomodado. la familia es gibelina, pero luego se hace güelfa. El autor, en sus Historias Florentinas, reflexiona sobre los cambios que las revueltas constantes introducen en la vida social. No deja de ser un tanto escéptico:

    El efecto más común de las revoluciones que padecen los imperios es hacer pasar a éstos del orden al desorden, para inmediatamente después devolverlos al orden... (Nicolás Maquiavelo. Historias Florentinas)

Quizá le faltó aclarar que el primer orden es diverso al último y reflexionar sobre la diferencia entre ambos. Y Maquiavelo es testigo de no pocos cambios violentos. A partir del siglo XIII, la ciudad es, en principio una república. En la práctica, las instituciones sirven a los más acomodados (il popolo grasso ). Los 80 del Consejo representan, en la vida común, los intereses de la banca, el comercio y la industria, y, en ocasiones, hasta de los del comercio en pequeño y los artesanos. El Gran Consejo elige a los magistrados que forman la Señoría, pero la dirección efectiva -el poder- está en manos de aquellos 80.

El control de la República por la familia Medici:
¿Cómo se llegó a esa República? Para saberlo, es preciso decir algo de los Médicis, vieja familia de agricultores toscanos que llegan a ser prósperos banqueros en el crepúsculo de la Edad Media, cuando las luchas entre partidos ya minaron las viejas estructuras comunales y abren el camino al sólito "hombre fuerte". En la Florencia de los primeros años del siglo XV, la fachada es republicana, pero el poder se ejerce en las casas de la nueva aristocracia. Cosme el Viejo, abriendo sus repletas arcas, se hace del mando hacia 1435. (Angel R.Guevara)

    Exilio de Cosme el Viejo (1433-1434):
    En 1433 el Palacio [Vechio] vio a Cosimo el Viejo allí convocado, arrestado por sorpresa y encerrado en el Alberghetino o Barbería, una pequeña habitación de la torre. Su vida estuvo en peligro y comía sólo un poco de pan por el miedo de morir envenenado, mientras escuchaba con íntima angustia las charlas de sus dos carceleros, -uno de ellos el Farganaccio "hombre agradable y agudo"- que le han puesto cerca a fin de que lo tengan alegre. Más tarde, con dinero y astucia Cosimo compró algunos de sus enemigos y fue condenado sólamente al exilio; a su regreso un año más tarde el verdadero centro del poder pasará del Palacio a la casa de los Medici. (Luciano Berti). Cosme pensaba que acabarían arrojándolo desde la torre para acabar con la posición de poder que había alcanzado su familia. Los Medici eran tachados por otras importantes familias florentinas como advenedizos sin ascendencia noble. Una vez liberado gracias a sus hábiles gestiones y al pago de gran cantidad de dinero parte a un exilio que sabe temporal. Seguirá el consejo de su padre y esperará a que sea la ciudad quien reclame su vuelta. La importancia de los intereses económicos bajo su control de los que la ciudad era muy dependiente explica la unanimidad en el deseo de que regresara para ponerse al frente.

Giuliano de Medici. Asesinado por los Pazzi Comienzan así tres siglos que verán Médicis en todas las cortes de Europa y en el trono pontificio. Un día, Cosme autoriza un préstamo de cien ducados a un monje llamado Tommaso Parentucelli. El riesgo dio frutos: Parentucelli llegó a ser Papa (Nicolás V) y convirtió a los Médicis en banqueros de la Santa Sede. En 1464, cuando muere Cosme, la Señoría hace inscribir sobre su lápida: Al Padre de la Patria. Lo sucede Pedro el Gotoso, su hijo, que no tiene la energía de su padre, pero si una gran habilidad política. Vence a sus opositores y ¡no los condena a muerte! Fallece en 1469.

    Pedro sucedió a Cosme el Viejo durante un breve período de cinco años. Poseía una gran habilidad para los negocios. Se casó con Lucrecia Tornabuoni, una notable intelectual florentina. Se esforzó en dar a sus hijos una completa formación. Supo en 1466 hacer frente a una gran conjura a pesar de encontrarse muy enfermo. Murió sin haber podido hacer testamento ni confesarse debido a que su enfermedad le impedía hablar. Su figura fue eclipsada al encontrarse entre las grandes personalidades de Cosme y Lorenzo. "Se cerraba en su círculo de mecenas y de coleccionista" (L.Berti), "para recrear la mente y dar refrigerio a la naturaleza" (como escribía Filarete que le dedicó un tratado de arquitectura). Embelleció el Palacio Viejo con obras de Uccello, Pesellino, Luca della Robbia, Pollaiolo, Castagno y Donatello.

Bernardo Baroncelli ahorcado después de la conjura de los Pazzi. Dibujo de Leonardo La conjura de los Pazzi (1478):
Heredan el poder sus hijos Lorenzo y Julián. Este tiene el título, aquel gobierna. En la sombra, la conjura amenaza. Son sus competidores -los banqueros Pazzi- quienes urden, con el apoyo del Papa Sixto IV (quien había quitado a los Médicis las finanzas vaticanas), y del rey Ferrante de Nápoles. El 26 de abril de 1478, en la catedral de Florencia, los conjurados atacan. Julián recibe 19 puñaladas y muere al instante. En la confusión Lorenzo no aparece a la vista de los asesinos y se hace fuerte en la sacristía. El pueblo se entera y toma partido por los Médicis. Lorenzo vence y la represión es feroz. El joven banquero y amante de las artes retoma las riendas y, de "primer ciudadano", se transforma en "Señor". Diez espadachines selectos lo acompañan a todas partes.

Lorenzo el Magnífico Lorenzo el Magnífico:
Subordina a sí a la Señoría y a los Consejos, a través de un consejo de 70 miembros, que sólo dependen de él. Se adueña del poder total en Toscana y emprende una obra diplomática notable. Entre finanzas privadas y administración pública -imprecisos los límites entre ambas- encuentra tiempo y dinero para el amor, las artes y el mecenazgo. Sus versos bastarían para asegurarle la fama. Vibra en ellos un apasionado anhelo de gozar el instante que huye; es el reflejo de la actitud pagana de la corte medicea, contra el que truena, desde el púlpito de San Marcos, Savonarola. Como ejemplo, citemos el primer pie de uno de sus sonetos: Chi vuol esser lieto, sia, di doman non v'é certezza... ( "Quien quiera ser feliz, séalo; del mañana no hay certidumbre...").

En 1492 muere Lorenzo. En muchas ocasiones he leído que Fray Jerónimo fue llamado a la cabecera del moribundo y que se negó a darle la absolución. Más que dato histórico es voz popular pero muestra el tenor de la fama del fraile. En realidad, Lorenzo muere lamentando no haber tenido tiempo para completar la biblioteca que hoy lleva su nombre en Florencia. La precoz muerte de Lorenzo sume a la ciudad en el luto, a pesar de todo. En Italia, se rompe el equilibrio logrado por la paciente, sagaz y adinerada diplomacia del Magnífico. Los franceses entran en Italia con su rey al frente -Carlos VIII- y Pedro, primogénito y sucesor de Lorenzo, cede y lo deja ocupar cuatro bastiones toscanos. Los florentinos se enfurecen y expulsan a los Médicis de la ciudad el 9 de noviembre de 1494.

Cuando Savonarola muere, en 1498, el esplendor de Florencia está opacado. La caída del fraile ocasionó cambios en los puestos de la administración citadina. Los "savonarolianos" pierden sus empleos. Maquiavelo, gracias a esto, puede ser electo secretario de la Segunda Cancillería, una especie de secretariado del Consejo de los Diez para la Libertad de la Paz. estos diez recibirían de la Señoría ciertos poderes y ciertas misiones vinculadas con lo que hoy lo estarían las secretarías de Relaciones Exteriores, de Gobernación y de la Defensa. Maquiavelo era algo así como el "oficial mayor" del Consejo. Rápidamente, Maquiavelo se ganó la confianza del Consejo de los Diez, por su capacidad y dedicación. Se le confían de inmediato misiones de importancia, difíciles de ejecutar.
(Angel R.Guevara)

La República resistió más de diez años bajo la dirección de Piero Soderini, elegido "gonfalonero vitalicio" en 1502. En 1512 tuvieron que inclinarse ante el ejército español. Con su vuelta, los Médicis abolieron el Gran Consejo, pero evitaron el choque frontal con los oligarcas. Derrotados de nuevo tras el saqueo de Roma (1527), les sustituyó un gobierno republicano que restableció el Gran Consejo. En 1530, tras ocho meses de heroica resistencia, los republicanos cedieron ante el asedio del ejército español que restauró a los Médicis. Tras el asesinato de Alejandro (1510-1537) por su primo Lorenzo, Cosme ocupó el poder (1519-1574).

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