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Conquista y colonización de Ecuador



Conquista y colonización de Ecuador:
El origen de los primitivos habitantes del Ecuador es algo incierto. Parece ser que pertenecían a la antiquísima raza oceánica llamada puninoide por el cráneo que encontró el alemán Eichstadt en las proximidades de Punin, o también a la raza lagoa santa o puninoide-australoide. Entre los más importantes grupos indígenas que ocupaban el país sobresalen: los caribes o araucos, de origen antillano y oriental; los chibchas, mayoides, mayas y quichés, procedentes de América Central, los collas-araucanos y quechuas, de las antiplanicies peruanas y bolivianas, cuyas últimas oleadas coinciden con la conquista española. Como organización política fundamental existía una comunidad o ayllú, palabra quechua que significa familia, pariente o tribu; el jefe era el más anciano, si bien podía serlo también una mujer o cacica, quien en caso de guerra transfería el mando al mejor guerrero de la familia. Cada ayllú tenía su tótem o divinidad, sus tradiciones y sus dialectos. Cuando alcanzaban un gran población se fragmentaban, pero el conjunto de linajes del mismo origen formaban una nación, tales como las que conocieron los españoles: túmbez, punaes, huancavilcas, mantas, colorados y cayapas de la Costa; paltas, malacatos, cañaris, puruhaes, pantzaleos, cayambis, caranquis, y pastos en la Sierra; cofanes, quijos, záparos y jíbaros en el Oriente. La conquista del reino de Quito, iniciada por el inca Túpac Yupanqui en el s.XV, fue terminada por su hijo Huayna-Cápac tras vencer la heroica resistencia de los quiteños; destaca la matanza de miles de caranquis, cuyos cadáveres fueron arrojados a una laguna: la de Yahuarcocha o de la sangre. Los que no se sometieron eran deportados (mitimies) y reemplazados por otros pueblos del Perú o Bolivia. Aun así el país no quedó totalmente pacificado hasta el matrimonio de Huaya-Cápac con la princesa Toa, hija del jefe de la Confederación de Quito, de cuya unión nació Atahualpa. De esta manera se formó el Tahuantinsuyo o Imperio incaico, del que el Ecuador constituía el Chinchasuyo o sección norte. A la muerte de Huayna-Cápac el imperio se dividió entre Atahualpa, heredero de Quito, al norte, y Huáscar, del Perú, al sur.

Conquista y colonización española:
Esta división del imperio no era efectiva, pues ambos hermanos luchaban para conseguir el predominio. Tal era la situación cuando los españoles al mando de Pizarro llegaron a las costas del Imperio. Atahualpa había apresado a Huáscar y Pizarro apresó a Atahualpa. El imperio se desmoronó rápidamente. El ajusticiamiento de Atahualpa fue reprobado por Carlos V. Las únicas resistencia importantes que se opusieron a los españoles fueron las de Quizquiz y Rumiñahui, dos generales quiteños; este pueblo de Quito, por llevar menos tiempo sometido al Tahuantinsuyo, conservaba todavía cierta personalidad y espíritu de iniciativa. La conquista, como dice Baudín, fue el choque de dos civilizaciones, dos sistemas sociales, dos concepciones de vida, y ese choque determinó el derrumbamiento de un imperio. Terminada la conquista y pacificación, comenzó la colonización por medio de la fundación de ciudades que fueron focos de la cultura occidental y punto de apoyo para nuevas exploraciones. Así surgieron Santiago de la Culata de Guayaquil, la Nueva Villa de San Gregorio de Puerto Viejo, Santa Ana de los Ríos de Cuenca, Loja, la Villa de Villar Don Pardo de Riobamba y la Villa de San Miguel de Ibarra. Desde estas ciudades se iniciaron las expediciones de exploración de las regiones vecinas, entre las que destaca la de la hoya amazónica, en busca del famoso El Dorado, que culminó con el gran viaje de Orellana. Junto a esta y otras expediciones, los frailes misioneros de Quito evangelizaban a las tribus de la selva, así como a las de la Sierra y la Costa. La organización política se basaba en el cabildo, sobre los moldes de los ya existentes en España. Políticamente, Ecuador fue una gobernación del virreinato del Perú, que comprendía tres ciudades: Quito, Portoviejo y Guayaquil, cada una con extensos territorios. Posteriormente los vecinos de Quito, reunidos en cabildo abierto, pidieron al rey que la gobernación fuese erigida en real audiencia, lo que concedió Felipe II el 29 de agosto de 1563, siempre dentro del virreinato del Perú, pero ya con autonomía para los asuntos jurídicos. El 3 de noviembre de 1718 se hizo pública una cédula real por la que se suprimía la real audiencia de Quito y se la incorporaba al virreinato de Santa Fe de Bogotá. Cuatro años después, en 1722, fue restablecida la audiencia y reincorporada al virreinato del Perú. Finalmente, por cédula real de 20 de agosto de 1739, promulgada en 1740, se incorporó definitivamente la audiencia de Quito al virreinato de Nueva Granada, cuya capital era Santa Fe de Bogotá. (N.Ribot y L.Rincón)

Cálculo del grado de meridiano:
Entre 1736 y 1739 la expedición de Charles Marie de la Condamine se desplazó a la colonia para medir un grado de meridiano. La misión geodésica estaba dirigida por los académicos Louis Godin, Des Odonnais y Pierre Bourguer. Los oficiales españoles acompañantes, Ulloa y Jorge Juan tuvieron ocasión de registrar nuevos datos y desarrollar el conocimiento cartográfico. Luis XV solicitó el permiso al rey Borbón Felipe V en una época de buenas relaciones con Francia. En varias ocasiones, Jorge Juan y Ulloa tuvieron que interrumpir sus trabajos científicos para obedecer las órdenes del virrey del Perú, que les pidió colaboración para reclutar y organizar tropas y para armar dos fragatas para neutralizar los intentos de los ingleses.

Ecuador fue la primera colonia americana que manifestó, de forma organizada y determinante, su deseo de emancipación política de España, cuando el 10 de agosto de 1809 depuso a las autoridades peninsulares y organizó una Junta de Gobierno Autónomo. Pero este intento no sólo fracasó, sino que después Ecuador fue uno de los últimos países en conseguir su independencia, que no llegó hasta el 24 de mayo de 1822 con el triunfo del general Antonio José de Sucre en las faldas del volcán Pichincha.

    El lugar se encuentra en las inmediaciones de Quito. Las tropas de Sucre se enfrentaron a las realistas el 24 de mayo de 1822. Las tropas independentistas estaban formadas por colombianos, venezolanos y un contingente de 1.200 hombres ofrecidos por San Martín. La victoria obtenida fue tan rotunda que aseguró la independencia de Ecuador anunque el nuevo estado se veía condicionado a la integración en la órbita política de la Gran Colombia.

La antigua presidencia de Quito pasó a formar parte de la Gran Colombia, creación política de Bolívar, que no duró más que lo que vivió el Libertador, pues ocho años tormentosos de gobierno militar y de guerras con Perú por cuestiones fronterizas determinaron la desaparición del gran sueño de Bolívar, con la segregación de Venezuela en 1829 y de Ecuador en mayo de 1830.

La primera época tras la independencia está muy determinada por el caudillaje militar o civil. Desde 1830 a 1845 ejerce el paternalismo político el general Juan José Flores, fundador de la República del Ecuador a pesar de haber nacido en Venezuela. Entre sus dos jefaturas de poder omnímodo Vicente Rocafuerte ocupó una presidencia de reformas que se conoció como el paréntesis civilizador de Rocafuerte, y que organizó la administración y creó centros de enseñanza. Por la revolución de 1845 llegó al poder Ramón Roca, elegido para el cargo por una Convención que redactó una nueva constitución con el nombre de Estatuto Constitucional. Fue este un período de calma, aunque amenazado por el posible regreso del general Flores. Tras esta época el Ejército aumenta mucho su presencia política, con el generl José María Urbina al frente, general que en 1852 abolió la esclavitud de los negros que en las unidades militares ecuatorianas formaban los célebres tauras, de gran influencia en la vida del país. Tras la más aguda crisis política e institucional que ha soportado el país, en 1859 finalizó la intervención militar. Desde 1860 a 1875 gobierna Gabriel García Moreno, católico ultraconservador y yerno de Flores, creador del Ferrocarril del Sur, una obra de gran importancia para el desarrollo del país por enlazar la Costa, y la Carretera Nacional, que después será un sector de la importante Carretera Panamericana. Construyó escuelas, casas de beneficencia, centros importantes de enseñanza como la Escuela Politécnica de Quito, centros de investigación como el Observatorio Astronómico, etc.. Fue asesinado el 6 de agosto de 1875 y los siguientes 20 años son una sucesión de inestables cambios de poder entre varias tendencias generadas por el interés de grandes familias. Las tendencias principales fueron las representadas por los continuadores de las ideas de García Moreno, que personificó el presidente Antonio Borrero, y los viejos milotares apartados durante 15 años del poder, del que se apoderaron por medio de Ignacio de Veintemilla. Siete años más tarde una revolución encarga a la Convención Nacional de 1883 devolver al país a los cauces constitucionales y la Convención elige presidente a Plácido Caamaño, representante de las viejas ideas conservadoras. Caamaño tuvo que enfrentarse con una sublevación de los liberales, que lo destituyeron. La revolución de 1895, dirigida por Eloy Alfaro, instauró el liberalismo, ratificado por la Constitución de 1906. Alfaro fue asesinado el 28 de enero de 1912, pero sus proyectos políticos liberales los intentó continuar el general Leónidas Plaza. El 9 de julio de 1925 hay otra sublevación militar que inicia un nuevo período de inestabilidad política que dura hasta 1947. La lucha entre partidos es enconada y se sucede gran cantidad de gobernantes civiles y militares que llegan por sufragio o por la fuerza, entre los que destaca José María Velasco Ibarra, que ocupó la presidencia en 5 ocasiones hasta 1972.

Antonio José de Sucre y de Alda (1795-1830):
Nació en Cumaná (Venezuela). De origen sefardí según Salvador de Madariaga. Hijo, nieto y biznieto de militares españoles. Le fue fácil convertirse en alférez de ingenieros a edad temprana. Se unió a las tropas de Miranda desde las primeras tentativas independentistas. En 1819 se une a Bolívar en Angostura siendo ya general y después de haber participado en la liberación de Venezuela. Durante la campaña de Nueva Granada se convierte en el lugarteniente más valioso de Bolívar, que le encarga la zona del oriente venezolano. Acordó con el realista Pablo Morillo un tratado para regularizar la guerra y evitar en lo posible sus efectos sobre la población civil. Este tratado es digno del alma del general Sucre: la benignidad, la clemencia y el genio de la beneficencia lo dictaron; será eterno, como el más bello monumento de la piedad aplicada a la guerra. (Bolívar) Héroe de Pichincha y libertador de Quito, en septiembre de 1823 marchó junto a su jefe hacia el Perú, reclamado por los partidarios de la independencia. En 1824 emprendieron la campaña definitiva contra los realistas y tras obtener una primera victoria en Junín, Bolívar le confía el mando del ejército con el que obtuvo la victoria de Ayacucho el 9 de diciembre de ese año. Tras la batalla hizo todo los posible para que se garantizase a los vencidos la vida, la libertad y la dignidad, lo que de nuevo admiróa a Bolívar y le llevó a escribir: Es la cabeza mejor organizada de la Gran Colombia, metódico y capaz de las más elevadas concepciones, el mejor general de la República y el mejor hombre de Estado. Sus principios son excelentes y su moralidad ejemplar. Convertido en Gran Mariscal de Ayacucho, eliminó los últimos elementos de resistencia en el Alto Perú. En 1825 vence de nuevo en Tumulsa. Promovió la independencia del territorio con el nombre de República Bolívar. El 25 de mayo de 1826 es nombrado presidente de Bolivia. En noviembre estalló un motín militar en Cochabamba y un año después se repitió en La Paz. Tropas de Sucre consiguieron sofocarlos, pero la gran cantidad de bajas avivó más el descontento popular contra los denominados colombianos, cuya intención era constituir una confederación entre Perú y Bolivia que acabara por integrarse en la Gran Colombia, formada por Nueva Granada, Venezuela, Panamá y Ecuador. En 1828, criticado por todos y acosado por sus enemigos, renunció a la presidencia y se retiró a las tierras de su esposa en Quito para dedicarse al estudio y el mejoramiento de la agricultura. Pero el sueño de la Gran Colombia, que compartía con Bolívar, lo llevó de nuevo a empuñar las armas. Secundó la represión practicada por Bolívar contra los partidarios de santander y se convirtió, con sus tropas, en el principal sostén del régimen dictatorial implantado por Bolívar. En junio de 1830 cuando se dirigía hacia Ecuador fue asesinado en la maontaña de Berruecos por tres hombres pagados por el general José María Obando.


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