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Guerras anglo-holandesas



Guerras anglo-holandesas:
Los holandeses defendían la teoría del mare liberum, elaborada por su conciudadano Hugo Grocio, o sea el libre tránsito y comercio por todos los mares (excepto, naturalmente, los que bordeaban sus colonias). Su libro De iure belli ac pacis (1625) fue el primer tratado sistemático sobre el derecho internacional. Señaló como importante recurso para evitar conflictos armados un marco jurídico que permitiera a los gobiernos negociar entre sí. Sin embargo no eran los únicos que descubrían en el mar su vía de engrandecimiento. Los ingleses, encerrados en su isla, no hallaban otro medio de expansión que el mismo mar. Pero cuando estuvieron en condiciones de fundar factorías y abrirse mercados (a mediados de siglo, tras la revolución de Cromwell), en todas las latitudes tropezaron con los holandeses que ya los acaparaban. Para proteger a sus Compañías de Indias, Inglaterra constituyó una base jurídica opuesta al librecambismo de las Provincias Unidas: la del mare clausum. En 1609 Grocio había publicado de forma anónima el breve tratado Mare liberum, donde afirmaba que el mar no era propiedad de nadie, sino territorio internacional que todas las naciones eran libres de aprovechar, tesis a la que se opuso el inglés John Selden, en Mare clausum. La solución oceánica no fue improvisada. Ya desde tiempos de Isabel I Tudor los corsarios y los aventureros habían creado un imperio pirata, y las Compañías habían trasladado contingentes humanos a las costas orientales de los Estados Unidos de Norteamérica. La Compañía inglesa de las Indias Orientales (la que monopolizaba el comercio con la India, Insulindia, China, etc.), había sido creada incluso dos años antes (en 1600) que la holandesa. Ambas acabaron por chocar. En 1623 los holandeses hicieron una carnicería en las colonias británicas de Banda y Amboina (en Insulindia), que los súbditos del Reino Unido no olvidaban. En 1649 los ingleses aceptaron la República. Cromwell representaba los intereses de la burguesía puritana, que veía en sus éxitos comerciales la bendición de Dios, y en 1651 promulgó el Acta de Navegación. Con esta ley trascendental, Inglaterra inauguraba su política proteccionista ideada en perjuicio de los intereses comerciales de Holanda. Inglaterra acordaba no importar ningún producto forastero que no procediera del mismo país de origen. Hasta el momento, Inglaterra había sido un importante cliente del comercio neerlandés. Los ingleses pudientes que no deseaban quedarse sin las especias, debían ir a buscarlas directamente en el futuro. Tras la derrota de Holanda, Jan de Wit suscribió las exigencias del tratado de Westminster (1654): Saludar al pabellón inglés en el Canal de la Mancha, reparar los daños causados en la matanza de Amboina, pagar derechos por pescar en aguas inglesas, aceptar el derecho de visita a sus barcos, excluir a los Orange de los cargos públicos.

Francia se mantuvo al margen de la disputa que se desarrollaba a lo largo del canal de la Mancha. La flota que Richelieu iba reforzando debía emplearse contra los asaltos de berberiscos en el Mediterráneo y en su intento de acabar con la hegemonía de los Habsburgo. La mitad de los barcos fueron comprados a Holanda, Suecia y Dinamarca. En 1648 termina la guerra de los treinta años con el tratado de Westfalia. Mazarino, primer ministro desde 1642, asume el poder con la muerte de Luis XIII (1643), continúa el refuerzo de la flota y muere en 1661.

Buque holandés Mapa islas británicas Samuel Pepys. Controlador del Almirantazgo Derrota holandesa ante los ingleses 1653

Oliver Cromwell (1599-1658):
Jefe de la oposición parlamentaria contra Carlos I Estuardo en Inglaterra; luego, artífice de las victorias sobre el rey en la guerra civil: posteriormente, animador de las dramáticas vicisitudes que culminaron en el proceso y en la condena capital de Carlos. Sometió con sangrientas represiones Irlanda y Escocia, violó el Parlamento haciendo expulsar de él, manu militari, a los diputados; se convirtió en el árbitro supremo del país, con el título de Lord Protector. Puritano, privó a los católicos y anglicanos de toda libertad de culto. En política exterior dio impulso fortísimo a la expansión inglesa. Con el Acta de Navegación hirió de muerte al tráfico marítimo de la poderosa Holanda y echó la base del dominio sobre los mares. El almirante Robert Blake a su servicio venció a la flota realista, a la de las Provincias Unidas y países berberiscos. Renovadas oposiciones en el interior le indujeron a disolver, en 1658, el Parlamento, elegido asimismo en régimen de dictadura militar, con las famosas palabras: "Que Dios sea juez entre vosotros y yo". Después de su muerte, tanto en la opinión pública (ultrajes a su tumba y al cadáver, estatua en Westminster) como entre los historiadores, encontró enorme disparidad de juicios. Hacia 1640 los puritanos alcanzaron cierta unidad y sus fuerzas apoyaron al Parlamento. En esos años de mayor sensación de libertad se dividieron repetidamente (presbiterianos, congregacionistas, cuáqueros y baptistas). La mayoría defendía una organización eclesiástica presbiteriana y una minoría quería una Iglesia nacional. Cromwell y sus generales estaban con la minoría, aunque el Parlamento no llegó a decretar las leyes para instituirla.

Aemelia. Buque insignia del almirante Tromp Wasa Aemelia Amsterdam. Zona portuaria

Segunda guerra anglo-holandesa:
Las dos potencias marítimas continuaron chocando en los mismos mares. En 1661 Carlos II de Inglaterra se casó con Catalina de Braganza. La princesa aportaba con su dote Bombay y Tánger, y prácticamente ofrecía a su esposo la tutela y todas las garantías económicas del imperio Portugués (Portugal se hallaba en plena guerra de la independencia con España). En 1664 chocaron violentamente en las costas del golfo de Guinea, donde se disputaban la captura de esclavos negros para venderlos en las Antillas. En el mismo año los colonos de Nueva Inglaterra conquistaban la ciudad de Nueva Amsterdam, a la que pusieron otro nombre: Nueva York. En 1665 se declararon la guerra formalmente. El almirante holandés Ruyter obtuvo una resonante victoria (batalla de los Cuatro Días) que coincidió con acontecimientos adversos y especialmente impopulares en Londres: en 1665 una gran peste y en 1666 un incendio demoledor. Ruyter aprovechó con gran oportunidad la desmoralización del enemigo para remontar el Támesis y bombardear las poblaciones ribereñas. Desde Londres se oyeron los disparos de los cañones. La paz de Breda ratificaba la victoria holandesa pero sin humillar el honor británico. Gran Bretaña conservaba el Acta de Navegación atenuada. Samuel Pepys consignó en su famoso diario (1660-1669) valiosos detalles del conflicto desde su privilegiada situación como controlador del Almirantazgo. Su carrera se inicia, sin experiencia marítima previa, cuando acompaña a su pariente lejano Lord Sandwich en la escolta del viaje de regreso de Carlos II a Inglaterra. Jacobo II lo nombró Secretario Principal del Almirantazgo. Con grandes dotes como administrador, modernizó la organización naval reduciendo costes y aumentando su eficacia. El uso de este tipo de medidas organizativas se extendió por otras ramas del gobierno, iniciando algunas de las virtudes prácticas que heredaría el moderno Servicio Civil británico.


El buque Henry Grâce à Dieu (1514):
Botado en Erith (Kent), en junio de 1514. El llamado Great Henry era el buque de guerra más grande del mundo. Construido por orden de Enrique VIII, contaba con cuatro mástiles, tres de los cuales disponían de dos partes superiores circulares. Se utilizaban de plataformas desde las que los soldados disparaban sus mosquetes sobre el enemigo. Al igual que muchos buques de la época tenía castillos de proa y de popa grandes. Pesaba unas 1000 toneladas y tenía una dotación de 700 hombres. Tenía 21 cañones y 231 armas más ligeras. No participó en ningún combate porque un incendio accidental lo destruyó en Woolwich (Londres), en 1553.


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