Política
Anarquismo



Anarquismo:
Consideraba imposible cualquier reforma real de la sociedad y propugnaba su destrucción por medio de una revolución espontánea que dejaría paso a un orden por completo nuevo y distinto. Una vez desaparecidos la religión y el Estado, la tierra y las fábricas se convertirían en propiedad colectiva y, alcanzada la plena libertad y la absoluta igualdad entre los individuos, cada uno recibiría según su necesidad y aportaría según su capacidad.

Piotr Alexeievitch Kropotkin (1842-1921):
Revolucionario ruso de signo anarquista. Se adhirió a la Internacional creada en 1864 por Marx, Engels y Bakunin. Tras la separación del movimiento obrero de 1872 se decanta por seguir a la facción de Bakunin, con el que nunca se reunió. Fue uno de los dirigentes del movimiento ácrata en Francia, y director de su periódico Le Révolté, que defendía a quienes cometían atentados como individuos empujados a la desesperación por un sistema injusto. Hasta la década de 1880 justificó el uso de la violencia pero se dio cuenta de que los atentados individuales eran ineficaces para provocar una revolución. La población alarmada aislaba a los anarquistas y la represión posterior eliminaba sindicatos, periódicos y organizaciones de carácter político. En su etapa de madurez se convenció de la necesidad de reforzar sindicatos revolucionarios de un tamaño suficiente para lograr huelgas generales. Sus obras resumieron las de Bakunin y Proudhon. Entre sus discípulos hay que mencionar a Reclus y Sorel. Su vida fue una serie continua de conjuras, revueltas y encarcelamientos.

Mihail Alexandrovich Bakunin (1814-1876):
Anarquista ruso. Durante una estancia en París en su juventud, recibió la influencia de Proudhon y de Hegel, y se convirtió, con Kropotkin, en uno de los más notables representantes de las doctrinas anarquistas. Participó en la creación de la Asociación Internacional de trabajadores (AIT), donde sostuvo las tesis de Proudhon contra las de Marx, de quien le separaba el sentimiento de la necesidad, material o moral, de una revolución rápida, total y violenta. La violencia revolucionaria era inevitable y estaba justificada y sus ideas inspiraron a militantes que cometieron actos violentos. Se separó de Necháyev y repudió sus métodos que denotaban desprecio por la vida humana. El congreso de la AIT de 1872, en La Haya, consumó la separación de Bakunin y sus seguidores de la mayoría marxista. Se retiró de la lucha activa poco después del Congreso de La Haya. Su doctrina afirma la libertad del individuo y niega toda autoridad, propugna la abolición de las clases sociales y de la propiedad, la igualdad de los sexos y la destrucción del Estado. No admitía en Estado obrero transicional porque toda autoridad política es represiva. En 1872 el movimiento internacional obrero se dividió en dos. Los anarquista se organizaron de forma poco efectiva en una Internacional antiautoritaria que se disolvió en 1876. Entre sus obras destacan Llamamiento a los eslavos (1848), Catecismo revolucionario (1866) y El Estado y la anarquía (1873).

Pierre Joseph Proudhon (1809-1865):
Se trasladó a París donde fue elegido diputado en la breve república de 1848. Tras la subida al poder de Napoleón III mantuvo relación con los sectores izquierdistas del imperio. Estuvo varias veces en prisión, pero no fue nunca un revolucionario activo. Profesó una forma de anarquismo en la que coexistían elementos progresistas con otros tradiconales. Defendía la eliminación del Estado pero respetaba la propiedad privada. Era contrario a la Iglesia, partidario de la familia patriarcal y adversario de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Cuando acuñó ¡La propiedad es un robo! se refería a la propiedad capitalista que permite al dueño enriquecerse a través del trabajo de los otros. El límite de la propiedad es el uso y la ocupación. Un individuo o una cooperativa tiene derecho a poseer y controlar la tierra, la vivienda o las herramientas que está utilizando activamente. Un Banco del Pueblo ofrecería créditos sin intereses de forma que no se pudiera acumular propiedad para explotar a otros. El conjunto no estaría gobernado por un Estado sino que todo estaría organizado por el mutualismo, basado en una red de asociaciones de trabajadores. Sus doctrinas tuvieron una gran importancia en la sección francesa de la I Internacional e influyeron en Bakunin, el anarcosindicalismo y el federalismo de Pi i Margall. Entre sus numerosos escritos destacan ¿Qué es la propiedad? (1840), Sistema de las contradicciones económicas o filosofía de la miseria (1846) y Teoría de la propiedad (1865).

Charles Fourier:
El falansterio era una comunidad ideal diseñada a principios del siglo XIX. Se basaba en la autosuficiencia económica y estaría integrada por unas dos mil personas que vivirían en edificios colectivos trabajando según su capacidad y recibiendo según su necesidad. No serían necesarias las asambleas democráticas porque la cooperación y la armonía social surgirían de forma espontánea. Los líderes de los grupos y las series no eran elegidos, sino que surgían naturalmente. No existía una cantidad mínima de trabajo obligatorio para mantener un nivel de vida digno. La comunidad era productiva gracias a los incentivos. Incentivaban el trabajo los mejores pagos para un consumo extra, el trabajo placentero y socializar en los grupos de trabajo. Se recompensaba mediante una fórmula a los que aportaran capital, trabajo y talento.

Fin de la Rusia zarista: Propiedad de la tierra:
En 1911 el Ministro del Interior de Rusia, Piotr Stolypin es asesinado por el revolucionario anarquista Dimitri Bogrov. Stolipyn había iniciado una importante reforma agraria por la que nueve millones de campesinos habían adquirido tierras propias. Tras la fallida revolución de 1905 el Estado zarista desató una fuerte represión. Stolypin encontró la manera de avanzar en la estabilización de Rusia mientras desactivaba las ansias revolucionarias. Decidió crear una nueva clase de campesinos propietarios, prósperos e individuales (los kulaks). Hacia 1905 los anarquistas rusos operaban organizados en numerosos grupos autónomos. Los atentados de los anarcocomunistas contra el estado y la burguesíaa respondían a lo que llamaban terror sin motivo. Llamaban expropiaciones a atracos y negocios que llevaban a cabo para financiarse. Anarcocomunistas y anarcosindicalistas participaron en la revolución de 1905 de forma intensa y radical. Tras la revolución de 1917 los bolcheviques instauran temporalmente la propiedad comunal de las tierras para hacer una transición más adelante hacia la propiedad estatal. En la fase inicial, aunque los kulaks perdieron el derecho a la propiedad formal conservaron sus tierras. Los bolcheviques se centraron en confiscar y repartir grandes fincas de la nobleza, la Corona y la Iglesia. En 1918, durante la Guerra Civil Rusa, se implementó la requisa forzosa de grano. Los bolcheviques declararon la lucha de clases en el campo, incitando a los campesinos pobres a unirse a los Comités de Campesinos Pobres para confiscar el grano "excedente" de los kulaks. La política bolchevique logró una erradicación total y violenta de los kulaks como clase social y propietaria. Entre 1921 y 1928 Lenin promueve la Nueva Política Económica, que permite la venta libre de excedentes agrícolas. A partir de 1929 Stalin se consolida en el poder, abandona la NEP y ordena una colectivización forzosa.


Segunda República:
En 1931 la FAI (Federación Anarquista Ibérica) gana la lucha interna en el seno de la CNT y expulsa a los elementos más reformistas. El 8 de enero de 1932 la CNT convoca una huelga revolucionaria de ámbito nacional. En ese clima radical el 11 de enero mueren 24 personas en la represión de Casas Viejas. El 10 de agosto de 1932 la CNT tiene un papel principal en la huelga general que derrota el golpe del general Sanjurjo en Sevilla. En septiembre de 1932 se aprueba la Ley de Reforma Agraria. Se buscaba una mejor distribución de la tierra, excesivamente concentrada en una minoría de grandes propietarios. El reparto de tierras era una de las esperanzas seculares del campesinado del sur de la Península. Se producía contando con el contexto favorable de las reformas que se estaban llevando a cabo en esos años en Europa central y en América Latina. Los resultados de la Reforma Agraria fueron escasos. La CNT hacía declaraciones despreciativas sobre la república calificándola de igual de repugnante que la monarquía. El levantamiento de Asturias es claramente popular y los dirigentes de la CNT se unen a los trabajadores a pesar de sus dudas sobre cualquier éxito. La CEDA gana las elecciones de noviembre de 1933 ante la incapacidad de la izquierda de repetir el acuerdo de coalición.

Años de la Guerra Civil:
El día del alzamiento en Barcelona Companys se negó a repartir armas entre civiles pero la CNT asaltó los depósitos. Cuando las tropas rebeldes se despliegan por el centro de la ciudad la CNT tomó el cuartel de las Atarazanas, utilizado como puesto de mando rebelde. El 4 de noviembre de 1936, con los nacionales a las puertas de Madrid, el gobierno de Largo Caballero incorpora cuatro anarcosindicalistas de la CNT. Fueron nuevos ministros Juan García Oliver (Justicia), Juan López (Comercio), Federica Montseny (Sanidad) y Juan Peiró (Industria). Durante el traslado del gobierno a Valencia, al pasar por Tarancón un grupo de milicianos anarquistas impidió el paso de los ministros. El ministro socialista de Exteriores fue zarandeado e insultado, y Juan Peiró junto con Juan López, fueron enviados de vuelta a Madrid. El 22 de noviembre es enterrado Buenaventura Durruti, muerto en extrañas circunstancias en la Ciudad Universitaria. Los cientos de miles de asistentes demostraron un importante apoyo a la CNT.


Arraigo en España:
España fue, junto con Rusia, el país donde arraigó más el anarquismo. Este ideario penetró por Cádiz y Barcelona, siendo luego Andalucía y Catalunya las regiones más agitadas por huelgas y atentados, que solían producirse en ambas simultáneamente. El núcleo del pensamiento anarquista es muy claro: uno, el hombre, bueno por naturaleza, ha sido pervertido por las estructuras. Dos, el hombre es social y se realiza mediante la cooperación (la sociedad es natural; el Estado, no). Tres, las instituciones sociales vigentes, la autoridad y el derecho son instrumentos artificiales de explotación. Cuatro, todo cambio social debe tener su último impulso legitimador en la masa. La encarnación de este ideario en proyectos concretos y, más aún, en actitudes políticas, dio lugar a múltiples formas de anarquismo –del violento al sindical– que, desde mediados del siglo XIX hasta el final de la Guerra Civil, tuvieron un protagonismo destacado en la historia española. Este protagonismo fue muy notorio en Catalunya. Tanto por lo que hace a la vertiente electoral (durante la Segunda República, cuando los anarquistas –la CNT– votaban, ganaba la izquierda, y cuando se abstenían, ganaba la derecha), como por lo que respecta al campo de la violencia revolucionaria. No en vano Barcelona fue conocida como la ciudad de las bombas (atentados al general Martínez Campos, del Liceu, de la procesión del Corpus…), y el Alt Llobregat fue escenario de una insurrección en toda regla contra el gobierno de la República (iniciada en la colonia minera de Sant Corneli, en Fígols –donde se proclamó el comunismo libertario–, se extendió a Berga, Sallent, Cardona, Balsareny, Navarcles y Súria). (Juan-José López Burniol, 2016)

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