Mar
Estaciones submarinas



Estaciones submarinas:
La estación submarina habitada fue ideada para evitar la obligada descompresión durante trabajos prolongados. Un buzo de profundidad, una vez saturado con los gases de la respiración, no puede volver a ser recargado de peso. Por ejemplo, en doce horas un submarinista alcanza el grado máximo de saturación de nitrógeno; si vuelve a la superficie, debe pasar varios días de descompresión; pero, si permanece en el fondo, puede multiplicar su tiempo de trabajo y eludir la descompresión hasta que finalmente esté listo para regresar a la superficie. La primera estación bajo el mar fue la Précontinent I, fundada por el grupo de Cousteau en Marsella en 1962. Los primeros oceanautas vivieron y trabajaron -en mar abierto y a razón de cuatro horas al día de promedio- a la profundidad de 10-26 metros durante siete días consecutivos. La segunda estación de la misma serie Précontinent II, en el mar Rojo (1963), supuso la primera colonia humana establecida en el fondo del mar: cinco hombres permanecieron un mes a 10-26 metros, mientras otros dos trabajaron durante una semana a 30-100 metros en una cabina respirando heliox.

El capitán George Bond, perteneciente a un grupo de la armada norteamericana, dirigió una estación submarina llamada Sealab I, en 1964, a 50 metros; y en el Sealab II (1965) mantuvo a veintiocho hombres con heliox en tres tandas de dos semanas a la profundidad de 75 metros.

    Buena resistencia del cuerpo humano:
    Con una eslora de 19 m y 4 m de diámetro, fue sede de un triple ensayo de supervivencia y adaptación psicológica subacuática en que tres equipos de diez acuanautas pasaron sucesivamente 15 días en el fondo del mar, en aguas de La Jolla (California), a una profundidad de 65 m. Dos de los acuanautas, sin embargo, resistieron 30 días cada uno, batiendo el récord de supervivencia en tales condiciones: eran el astronauta M.S.Carpenter y el Dr.R.S.Sonnenburg. La atmósfera interna y demás condiciones eran poco más o menos las mismas que las del Sealab I. Hubo dolores de cabeza y de oídos, y lesiones de piel, pero en términos generales la resistencia se consideró satisfactoria. (Jesús Moya)

El Sealab fue manipulado por la enorme grúa flotante Herman el alemán (112 metros de altura), requisada a Alemania como reparación de guerra. La potente grúa, construida en 1941 por la Demag Cranes AG en el puerto de Bremen, fue empleada para múltiples tareas con estructuras pesadas. Estuvo emplazada en la Isla Terminal, entre los puertos de Los Angeles y Long Beach. Tras su estancia de 50 años en EE.UU. fue vendida a Panamá y emplazada en la zona del Canal (1996).

Précontinent III (1965):
Seis acuanautas franceses a las órdenes de Jacques Cousteau permanecieron tres semanas en el fondo del Mediterráneo, a 100 m de profundidad en aguas de Cape Ferrat (cerca de Mónaco), viviendo en una esfera de 6 m de diámetro y 130 t de peso, con atmósfera de helio y oxígeno. Aparte el mérito de la mayor profundidad, el experimento francés es comparable al norteamericano Sealab II, y ambos representan un avance importante respecto a los experimentos precedentes.

Ese mismo año, seis hombres trabajaron en la Conshelf Three durante tres semanas a 100 metros. El trabajo externo a 110 metros se redujo a un máximo de 7 horas al día por individuo. En los Estados Unidos, Edwin A. Link dirigió en 1963 un test de inmersión de una sola persona en una cámara de recompresión a 60 metros; y en 1964 colocó dos hombres a 130 metros durante 48 horas. La armada británica envió varios buzos con escafandra, respirando heliox, a más de 200 metros de profundidad en mar abierto. Las estaciones submarinas habitadas además que doblar el área de explotación de petróleo, gas natural, azufre, diamantes y otros recursos del fondo del mar, proporcionan nuevas oportunidades a los estudios arqueológicos y científicos. Sus defensores prevén que existirán estaciones a 300 metros de profundidad, las cuales enviarán buzos a trabajar a profundidades de 600 metros. Teóricamente un submarinista sin protección, con la presión interna de gas adecuada, puede resistir una profundidad de 900 metros aproximadamente. Experimentos realizados por Johannes Klystra y otros permiten asegurar sistemas de buceo libre en los que el individuo aspirará agua, extraerá de ella el oxígeno necesario y se desenvolverá como un pez.

Mezclas (década 1960):
Entre las estaciones que usaron aire en vez de mezclas para la respiración están el Précontinent I (1962) 10 metros, 7 días | el Ikhtiandr 66 (1966) 10 metros, 7 días | el Oktopus (1967) 10 metros, varias semanas | el Robinsub I (1968) 10 metros | el Malter I (1968) 8 metros, 2 días | el UWL - Helgoland (1969), 23 metros, 10 días | el Sadko III (1969), 25 metros, 14 días | el Tschernomor II (1969), 25 metros | y el Tekite II (1969), 30 metros. Entre los experimentos que utilizaron mezclas algunos no suministraban Helio. Fue el caso del Medusa I polaca (1967) y del Tekite I estadounidense. Las pruebas se hicieron con proporciones variables de Helio. El Man in the Sea (1962) suministraba una mezcla con el 97%, el Sealab II (1965) suministraba una mezcla con el 80%, y el Man in the Sea II (1964) suministraba una mezcla con el 96%. Los depósitos de las mezclas permanecían en tierra, en buques de apoyo o en una boya en algunos casos, y con menor frecuencia se utilizaba un grupo autónomo. El Précontinent III (1965), situado a 100 metros de profundidad, recibía energía de tierra y era autónomo en gas. La duración del experimento fue de tres semanas.

Torreta de Link para trabajos a 200 metros:
En la década de 1970 se logró trabajar en las prospecciones petrolíferas durante varias horas a 200 metros. En estas inmersiones a saturación los submarinistas permanecen largo tiempo en una atmósfera sintética comprimida, a una presión parecida a la cota de trabajo. Dentro de la torreta de Link cierran las escotillas y se someten a la presión de la mezcla gaseosa más conveniente. La torreta es arriada mediante un chigre de tensión constante. Cuando las presiones se igualan se abre la escotilla baja para salir al exterior. La escotilla permite alargar extensiones con cables y mangueras que proveen gases, calefacción, comunicaciones y electricidad para las herramientas. Terminado el trabajo se cierra la escotilla, se iza la torreta rápidamente y se la deja acoplada en equipresión a una cámara-residencia donde los buceadores esperan el siguiente turno de trabajo o un programa de descompresión de salida a superficie. Estas cámaras estaban convenientemente equipadas con duchas, camas y comedor. El barco francés Astragale, utilizado para el apoyo de buceadores, contaba con este diseño. Por la escotilla baja del Sealab II a 60 metros de profundidad frente a la costa de La Jolla (California) un día casi se cuela un león marino.


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