Navegantes del Pacífico:
Los polinesios hicieron un largo camino hasta la isla de Pascua y Hawai (900 d.C.) desde el lugar de origen que la tradición llama Hawaiki.
A estos destinos finales llegaron desde las Islas Marquesas, habitadas en el 700 d.C.
La colonización marítima de Nueva Zelanda (1200 d.C.) llegó desde el este, desde las Islas Sociedad, habitadas desde el 700 a.C.
En todos los tiempos hubieron navegantes excepcionales. En el s.VII u VIII, un polinesio de Raro-tonga llamado Hui-te-Rangi-ora, llegó incluso hasta el Antártico y sus hazañas pasaron a formar parte de las leyendas tonganesas. Si las batangas polinesias llegaron alguna vez a sudamérica el hecho no dejaría ninguna referencia ni consecuencia trascendente. El capitán francés Eric de Bishop intentó demostrar que polinesios de Tahití habían llegado hasta las costas de Sudamérica. Su balsa derivó desde el 6 de noviembre de 1956 hasta el 26 de mayo de 1957 en que una tempestad la destruyó cerca de las costas de Chile. En verano de 1958 perdió la vida en otra travesía en balsa.
Las primeras canoas austronesias tenían velas con marco y bantgas estabilizadoras, y estaban construidas con planchas cosidas a una quilla, y, al mismo tiempo, toda la estructura se sujetaba a un armazón insertado. Es probable que estas técnicas de sujeción, en las que se usaba sennit (fibra de coco) -tal y como describió Forster que se hacían las canoas dobles de Tahití en 1774-, permitieran a los pioneros viajar por el Pacífico, donde la flexibilidad del casco ofrecía una ventaja fundamental.
Estos refinamientos de la carpintería neolítica (que incluían clavijas, muescas y espigas) y las necesarias azuelas y formones de piedra pulida podrían tener sus orígenes en el curso bajo del Yang Tse, en China, donde se han encontrado partes de canoas y remos de 6000 a.C. Esta técnica de sujeción está relacionada con la barca funeraria del faraón Kefrén, de la IV dinastía egipcia, enterrado en su pirámide de Guiza a mediados del III milenio a.C. Esto no implica una conexión directa, sino un conocimiento humano ampliamente extendido y compartido cuyos orígenes se pierden en los reinos ribereños del Viejo Mundo neolítico.
(Peter Bellwood)
Vital Alsar:
Vital Alsar Ramírez nació el 7 de agosto de 1933 en la calle Alta de Santander (Cantabria, España). Considera que su infancia fue muy feliz, siempre en contacto con la naturaleza, sobre todo con el mar.
Vivió en Santander los bombardeos de la guerra civil y el incendio de la ciudad ocurrido en 1941. Fueron tiempos muy duros y de mucho sufrimiento. A pesar de todos los problemas consiguió graduarse en el colegio la Salle y luego se hizo profesor mercantil, actividad que nunca ha ejercido.
Hizo las prácticas del servicio militar en la legión del entonces Marruecos español a petición propia. Allí leyó un libro que habría de resultar fundamental para su vida, sobre la expedición de Thor Heyerdahl, la Kon-Tiki, un viaje a través del Pacífico sobre una balsa. A partir de ese momento comenzó a fascinarse con esa idea. Terminado el servicio militar se trasladó a Francia, donde trabajó durante tres años como transportista, camarero y estibador, al mismo tiempo que estudiaba el idioma por las noches. Tras vivir otros tres años en Stuttgart y Hamburgo comenzó a plantearse en serio poner en práctica su sueño de cruzar el Pacífico en balsa.
Más cerca de su objetivo, en Canadá, trabajó cuatro meses en las minas de hierro de Wabusch Lake, en condiciones extremas de frío. Viviendo en Montreal conoció a Marc Modena, compañero ya para todos sus viajes. Marc en 1956 cruzó el Atlántico, con otros tres franceses, en una balsa de siete troncos de cedro, L´Égare II. Partieron de Halifax, en Nueva Escocia, Canadá. Recorrieron 2.900 millas, en 88 días, hasta llegar a Falmount (Inglaterra).
Con el dinero conseguido, en 1966, ponen en marcha La Pacífica, aunque no conseguirán su objetivo ya que la madera fue atacada por un gusano conocido como "teredo". Se casó la víspera de partir.
En 1970 llegará el momento definitivo. Con La Balsa cruzará por primera vez el Pacífico en balsa, para repetirlo tres años después con Las Balsas callando definitivamente las voces de los científicos que aseguraban que el éxito anterior fue casual.
En definitiva una navegación en balsa que supone haber dado la vuelta al mundo por el ecuador.
Tras las balsas llegaron los galeones y su gran proyecto "Mar, hombre y paz".
La Marigalante le ha dado la oportunidad de llevar el "trapo blanco" a todos los confines. Un proyecto que comenzó en 1980 con el homenaje a Juan de la Cosa, el recuerdo a los exploradores vascos Miguel López de Legazpi y Andrés de Urdaneta, y la conmemoración del Centenario.
Amante del arte y de la poesía, que "escribe y rompe", admira el arte de la voz, la música y está enamorado de la voz del tenor
Actualmente Vital tiene más tiempo para sus nietos. Sobre él se está preparando una biografía en Filadelphia.
Regresó hace unos meses al Amazonas para "recordar un poco" y preparar el libro. Estando allí "apareció el año 2000 en mi mente". Un nuevo proyecto con el que unir a todos los marinos del mundo y dar algo nuevo a los niños. Se trata de un proyecto que se está perfilando.
Vital Alsar y su amigo Philippe Cousteau fueron los ganadores del primer premio Adena Internacional, de la Sociedad Protectora de la Naturaleza, por sus investigaciones marinas. El trofeo fue un delfín de oro diseñado por Salvador Dalí.
Bernard Moitessier:
Nació en Indochina en 1925. Se inició en la navegación en su juventud, con los pescadores del golfo de Siam, y más tarde surcó como patrón los legendarios mares del Sur. Con la experiencia de haber navegado según los métodos más primitivos, y enriquecida su formación por los marinos de Asia, nació en el fondo de su ser este amor por la mar que había de marcar toda su vida. Vivió en solitario ochenta y cinco das en alta mar y se estrelló contra la costa. Tres años de trabajo en la isla Mauricio le permitieron zarpar de nuevo con un barco construido por él mismo. Pero volvió a naufragar, y, sin barco y sin dinero, sin familia y casi sin amigos, permaneció bloqueado en las Antillas, hasta que consiguió llegar a Francia. En 1966, acompañado de su esposa, dobló por primera vez el cabo de Hornos, uniendo sin escalas Tahití con Europa. Fascinado por la gran marejada de las altas latitudes, desea volver a encontrar este soplo de alta mar que, una vez se ha probado, ya no puede olvidarse, y va forjándose en su interior el proyecto irrevocable de dar una vuelta al mundo en solitario y sin escalas.
Isla de Mauricio:
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Probablemente fue visitada por navegantes árabes en el s.X y se cree que los malayos llegaron a la isla en el XV. Los portugueses la encontraron deshabitada a principios del s.XVI. Los primeros colonos fueron holandeses que llegaron en 1598 y abandonaron el lugar en 1710. Los franceses ocuparon la isla en 1715 y la llamaron isla de Francia.
Se encontraba a poca distancia de la isla de Borbón (Reunión), al sureste de Madagascar.
Kerguelen (1734-1797) la usó como escala durante sus expediciones en busca de la Tierra Austral.
Navegando hacia el sureste se encontró con la isla que lleva su nombre, a bordo del Gros-Ventre (1772).
Volvió a Mauricio en su expedición de 1773 a bordo del buque de guerra Roland y acompañado de la corbeta Dauphine.
Durante la guerra Franco-Inglesa de principios del s.XIX fue ocupada por Gran Bretaña (1810). Cuatro años más tarde el tratado de París la cedió definitivamente a los ingleses. Al quedar abolida la esclavitud (1834-1839), tras ser indemnizados los propietarios de esclavos, se hizo sentir la escasez de mano de obra. Para remediarla se llevaron indios, muchos de los cuales se quedaron después de finalizar su contrato.
Islas de la Desolación:
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Fueron descubiertas por Kerguelen (1772), quien añadiéndolo a sus errores geográficos previos, no las circunnavegó.
La isla que encontró la llamaría Cook Isla de la Desolación.
Creyó que había encontrado la Terra Australis y en cada viaje dejó una botella reclamando por escrito la propiedad para Francia.
En las islas existía abundante fauna antártica (pingúinos, cetáceos, focas) y una célebre planta de gran utilidad para las expediciones marítimas, la crucífera Pringlea Antiscorbutica, llamada vulgarmente chou de Kuergelen.
El viaje posterior de Marion pasó cerca de las islas camino a Tasmania, donde el navegante murió (1773).
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