Historia
Reino de Castilla



Reino de Castilla:
Los reinos cristianos dejaron de incordiarse para enfrentarse de nuevo al poder almorávide y desquitarse del desastre de Alarcos. Alfonso VIII se reunió en Toledo con Pedro II de Aragón (1174-1213) y Sancho VII el Fuerte de Navarra (m.1234), a los que se sumaron algunos caballeros portugueses y franceses. Los almorávides pusieron en pie de guerra un ejército de 100.000 hombres, muy superior al cristiano. Las Navas de Tolosa (16 julio 1212) supuso una decisiva victoria cristiana. El grueso de las fuerzas musulmanas regresó a Africa y a los castellanos se les abrió el acceso al valle del Guadalquivir. El imperio almorávide no tardó en desintegrarse por disputas religiosas y movimientos secesionistas entre las taifas peninsulares y en el norte de Africa. En 1217 subió al trono Fernando III el Santo (m.1255). Al casarse con Beatriz de Suabia se vinculó con el Sacro Imperio y se unió a los gibelinos. En 1230 se unen los reinos de Castilla y León. Decidio reconquistador, se apoderó de Córdoba (1236) y Sevilla (1248). Muhammad ibn al-Ahmar, con los restos de taifas instituyó la dinastía nazarí en el reino de Granada, que en 1246 se reconoció vasalla de Castilla con el pago de un elevado tributo anual y con representantes en las Cortes.

Alfonso X muere en 1284 exiliado en Sevilla, repudiado por todos y destronado por las Cortes, que reconocieron a Sancho IV el Fuerte (1258-1295).

Siglo XIV:
La conquista de Algeciras (1344) cortó al reino de Granada el auxilio militar desde Africa. El comercio entre la costa Atlántica europea y el Mediterráneo se revitaliza. Los puertos nazaríes reciben numerosas escalas que distribuyen ampliamente sus productos. Entre los cultivos destacan el azafrán, frutos secos, uvas, pasas, azúcar y salazones. Los principales puntos de embarque son Marbella, Málaga, Almuñécar, Salobreña, Motril, Adra y Almería. A finales del siglo XV los puertos principales disponen de consulados genoveses y catalanes. Pedro I de Castilla, apodado el Cruel, reina desde 1350 hasta que es cercado en precarias condiciones en el castillo de Montiel (1369). Su arriesgado intento de huída clandestina acaba en traición, celada en circunstancias de indefensión, y muerte a puñaladas a manos de su hermanastro Enrique. La pugna de ambos por el trono había sido apoyada por franceses e ingleses enfrentados entre sí. El matrimonio de Pedro I con Blanca de Borbón no tuvo hijos, pero sí los tuvo con María de Padilla, que emparentaron con la casa real inglesa. Al morir su hijo Alfonso, su hija Beatriz pasó a ser jurada para sucederle, pero también murió en 1369. En 1369 Enrique II de Castilla, llamado también el Fratricida, fue el primer monarca de la Casa de Trastámara. Enrique de Trastámara muere en 1379.

Siglo XV:

Juan II (1405-1454):
El Trastámara Juan I, rey de Castilla desde 1379 a 1390, casó con Leonor de Aragón y fue padre de un rey de Castilla, Enrique III, y un rey de Aragón, Fernando I. Juan II nació en Toro, hijo de Enrique III y Catalina de Láncaster. Su madre y su tío Fernando, futuro rey de Aragón, asumirán la Regencia hasta su mayoría de edad. Durante esta etapa, se reanudarán las hostilidades con el reino nazarí de Granada. La doble regencia supone una fuente permanente de conflictos que obligará a dividir el reino en dos circunscripciones. Fernando adquiere un sólido prestigio como gobernante al tomar Antequera en 1410 y una posición de fuerza que resultará decisiva para ser nombrado rey de Aragón (Caspe, 1412). En las Cortes de Madrid (1419), Fernando asume plenos poderes, tras unirse en matrimonio con María de Aragón. La aparición de las ciudades prefigura ya un conflicto plenamente moderno. En Castilla la pérdida de autoridad del rey, enfrentado a Constituciones y fueros, se manifiesta más intensamente que el Aragón de Fernando I. Las disensiones interiores tendrán repercusión además en el ámbito externo. Aragón y Navarra, gobernados por los infantes de Aragón, serán rivales permanentes de Castilla, mientras que Portugal y, sobre todo, Francia, serán aliados de la corona castellana.

Pugna con la nobleza castellana:
Durante el reinado de Juan II será constante la pugna con la nobleza por establecer el papel que la corona y el estamento nobiliario juegan en el seno del Estado. El valido, representante del poder real, adquirirá gran importancia en la persona de Álvaro de Luna. Éste, condestable y maestre de Santiago, representará la fortaleza de la corona frente a las pretensiones de la nobleza y defenderá los intereses de Castilla contra la corona de Aragón. La derrota de aragoneses y navarros en la batalla de Olmedo (1445) sitúa a la monarquía castellana en su punto álgido, debilitando al mismo tiempo la disensión interna representada por el estamento nobiliario. La nobleza castellana no cesará de enfrentarse al poder del valido, considerado excesivo. En 1453 Álvaro de Luna es depuesto por el rey, en una caída promovida por Enrique, príncipe de Asturias, y la segunda esposa del rey, Isabel de Portugal (madre de Isabel la Católica). Castilla vive unos años de esplendor demográfico y económico, facultado por el incremento de las exportaciones (lana, hierro, vino) a los mercados europeos. Esta buena situación permite el desarrollo de instituciones que prefiguran el Estado moderno. El interés del monarca por la cultura permite el surgimiento de poetas y literatos cortesanos, protegidos personalmente por el rey. Juan II murió en 1454 en Valladolid. En 1462 la plaza de Gibraltar es conquistada por el duque de Medinasidonia e incorporada a la Corona de Castilla.


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