HISTORIA
NAVEGACION
Oceanía



Isla de Formosa Oceanía:
El descubridor de Oceanía fue Magallanes, quien después de descubrir el estrecho que lleva su nombre, penetró en el océano Pacífico, y después de varios días de navegación llegó a la isla de San Pablo, que quizá sea la de Pukapuka, y más tarde las de Taburones o Desventuradas. Cruzado el Ecuador, las primeras tierras pobladas que encontró fueron las islas de los Ladrones, hoy llamadas Marianas. Había atravesado gran parte de Oceanía sin ver más islas, por ser bajas y coralinas las de la zona recorrida y por el rumbo periférico que siguió. Durante el siglo XVI los viajes a Oceanía fueron llevados a cabo por españoles. En 1527 Alvaro de Saavedra llegó a la costa norte de Nueva Guinea, y después de recorrer el archipiélago se encontró con las Carolinas centrales. En 1529, descubrió algunas islas del archipiélago de Marshall. La expedición de Hernando de Grijalva, que salió de Nueva España en 1536, pudo ver las islas del archipiélago de Bismarck. Otra expedición llevada a cabo por Ruy López de Villalobos en 1542 llegó a las islas Marshall y a las Carolinas. Bernardo de la Torre y Gaspar Rico hallaron las islas Volcanes, en el norte de la Micronesia (1543), e Iñigo de Retes recorrió otra vez Nueva Guinea, a la que dio este nombre. En 1555 Juan de Gaitán descubrió las islas Hawaii. La expedición de Legazpi (1564), en ruta a Filipinas, llegó al archipiélago Marshall y tomó posesión de Guam, en las Marianas. En 1567 partió del Perú Alvaro de Mendaña, que se dirigió al sur del ecuador, descubriendo las islas Salomón, en Melanesia. Quirós en 1605 llegó al archipiélago de Tuamotu, pasó por los grupos de Manihiki y Tokelau y descubrió Taumaco y Espíritu Santo. Su piloto Luis Torres descubrió el estrecho que lleva su nombre, pero no logró ver Australia. Finalizada la acción española en Oceanía, se iniciaron en el siglo XVII los descubrimientos por parte de los holandeses e ingleses. Por el tratado de París (1898) España cedió a los Estados Unidos la isla de Guam. En 1899 vendió las Carolinas, Marianas y Palaos a Alemania.

Magallanes Las islas Marianas:
Fueron descubiertas por Magallanes el 6 de marzo de 1521, siendo conocidas con el nombre de Velas Latinas o con el de islas de los Ladrones. Evangelizadas en el siglo XVII por los jesuitas enviados por la reina Mariana de Austria, se las conoció desde entonces con el nombre de islas Marianas. Durante esta centuria se consiguió el dominio definitivo de las islas, logrando la completa sumisión en 1698. Después del tratado de Versalles pasaron a ser un mandato japonés hasta 1945 en que se otorgaron a Estados Unidos como fideicomiso de la ONU.

La isla de Formosa:
Conocida por los portugueses en el siglo XVI, había ya sufrido diversos intentos de conquista por parte de los japoneses, chinos y holandeses e incluso por los españoles, en tiempos de Felipe II. Durante su reinado, el monarca había ordenado la conquista de Formosa (1593), pero la expedición, que había salido de Filipinas, naufragó. La presencia de los holandeses, establecidos en la parte occidental de la isla, y la amenaza de los piratas al galeón de Acapulco movieron al Gobierno español a establecer una base en Formosa. De esta manera, desde Filipinas salió una expedición al mando de Antonio Valdés, que en mayo de 1626 fundó el puerto de la Santísima Trinidad, en el norte de la isla, y construyó un fuerte. A continuación se levantaron grandes fortificaciones, iniciándose una activa labor misional. En tiempos de Antonio Carreño, primer gobernador de Formosa, el Gobierno de Filipinas envió una flota para expulsar a los holandeses de la isla, pero resultó un fracaso. Aunque a partir de entonces los españoles fueron ocupando posiciones en Formosa, como la de Tamsui, donde se construyó un fuerte, el nuevo gobernador de Filipinas, Sebastián Hurtado de Corcuera, en 1635, se desentendió completamente de la isla, haciendo, incluso, destruir los fuertes. Aprovechando este desorden, los holandeses decidieron acabar con la soberanía española. En 1642 se rindió el último gobernador español, Gonzalo Portillo. El dominio holandés duró hasta 1662, en que fueron expulsados de la isla por el jefe manchú Koxinga, cuyos sucesores, a su vez, perdieron la isla, conquistada por los chinos.


Henry Kamen, suspendido en historia. Por Natividad Castro y Boga:
Cuando a los niños ingleses les enseñan en el colegio que el primero en dar la vuelta al mundo fue Drake -que además de hacerlo cincuenta años después que Juan Sebastián de Elcano lo consiguió con la ayuda de los pilotos españoles Alonso Sánchez Cordero y Martín de Aguirre, a quienes había tomado como prisioneros, y a quien tuvieron la desfachatez de concederle en su escudo de armas el mismo lema que ostentaba Elcano Primus Circumdedistime- es señal de que las fuentes historiográficas que se manejan en ese país no son muy de fiar. Lo realmente sorprendente es que los españoles nos traguemos sin rechistar argumentaciones publicadas en su periódico el pasado 7 de junio, de boca del historiador Henry Kamen sobre nuestro pasado. Afortunadamente los españoles somos producto de nosotros mismos, nadie ha venido a salvarnos, no debemos nada a nadie, nos hemos hundido solos, y solos nos estamos levantando. Ese es el secreto de nuestra falta de hipocresía, a diferencia de otros que tergiversan la historia para esconder las deudas pendientes. Los españoles descubrimos América y medio mundo no por casualidad, sino porque teníamos los mejores astrónomos, geógrafos, navegantes, médicos, ingenieros, etcétera. Cuya ciencia se venía acumulando desde 300 años antes, cuando el Rey Alfonso X el Sabio funda la Escuela de Traductores de Toledo. Y la otra mitad del mundo la descubrió el país hermano, Portugal, que compartía el liderazgo científico con España, que ellos localizaban en la Escuela de Pilotage de Sagres, primer centro náutico del mundo, fundado por Enrique el Navegante. Tal era la competencia entre ambos países, y la ventaja que llevaban al resto, que se repartieron el mundo con el tratado de Tordesillas de 1494. España y Portugal, después de 800 años de reconquista contra los moros, estaban curtidos en la guerra, en la mar y en las ciencias. Y frente a eso el mundo cayó como piezas de dominó, y no por casualidad como dice Kamen.

La leyenda negra española, empezó en Inglaterra y los Países Bajos, con la publicación de algunos de los trabajos de Fray Bartolomé de las Casas, a quien se debió, con el apoyo de la Corona, que España estuviera a la cabeza en la abolición de la esclavitud, cuando precisamente aquellos países lideraron el tráfico negrero. Por eso la hipocresía, ellos hacían el gran negocio de la carne negra, pero el sambenito se lo colgaban a los españoles, del mismo modo que hace algunos años tuvimos que soportar la película estadounidense La Amistad sobre un supuesto barco negrero español. La prueba está en América, sólo hay que ir allí y ver dónde están los descendientes del tráfico esclavista.

Dice Kamen en su periódico que los castellanos no colonizaron las islas, que fueron los portugueses y los italianos. Sin embargo en 1611, 90 años después de la expedición Magallanes-Elcano, los navegantes españoles habían descubierto los grupos insulares de Marianas, Filipinas septentrionales, Palaos, Yap, Marshall, Carolinas, Nuevas Hébridas, Nueva Guinea, Galápagos, Volcano, Bonin, Schonten, Salomón, Juan Fernández, Ellice, Marquesas, Santa Cruz, Tuamotu, Banks, Australia, y Haway. En Europa se denominaba al Pacífico como el Lago Español -Spanish Lake- que se extendía desde la costa occidental de América a la oriental de Asia. En 1611 se fundó la Universidad de Manila, la primera de Asia, que junto con la de Lima, fundada en 1553, difundían el saber de la época en ambas orillas, en español.
(Natividad Castro y Boga, junio 2003)


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