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Guerra Civil
El crucero Canarias



El crucero Canarias:
Preparativos durante la guerra (1936):
Ordenada su construcción durante el Gobierno del general Miguel Primo de Rivera, fue botado el 28 de mayo de 1931, en presencia del recién nombrado ministro de Marina, Casares Quiroga, cuya esposa fue la madrina. Se trataba de un crucero tipo Washington de 10.000 toneladas de desplazamiento, casi 200 metros de eslora y 20 metros de manga. Su tripulación la componían 1.200 hombres, desarrollaba una potencia de 92.000 caballos, una velocidad de 33 nudos y armaba ocho cañones de 203 mm y otros tantos antiaéreos de 120 mm. Los trabajos para terminar de armar el Canarias se llevaban a cabo con extrema rapidez. La inteligencia republicana ignoraba torpemente la rápida evolución de su estado, a pesar del enorme riesgo potencial que entrañaba. Permanecía en los astilleros de Ferrol, localidad bien protegida de los ataques republicanos de cualquier tipo. Los intentos de inutilizarlo con bombardeos aéreos no consiguieron su objetivo. En otoño Ferrol era la base de una flotilla de 19 bous competentemente comandados por oficiales favorables al alzamiento. Los 5 submarinos gubernamentales enviados al norte en agosto no constituían una amenaza para los barcos sublevados por el desafecto a la república de sus capitanes. El primer capitán que tuvo el nuevo Canarias fue Francisco Bastarreche. El viaje de pruebas tuvo lugar el 16 de septiembre de 1936. Los cañones de 20,3 cm funcionaron bien. Los del 12,0 se estaban fabricando en Cádiz y fueron temporalmente sustituidos por seis de 101,6 mm desmontados del acorazado España. La dirección de tiro para los de 20,3 cm provenía de una batería de costa. El encargo hecho a la casa Vickers no fue entregado alegando el acuerdo internacional de no intervención, ratificado por leyes internas inglesas. El sistema estabilizador se obtuvo en Portugal, donde Salazar, primer ministro desde 1932, mantenía un régimen autoritario.

Su actuación a lo largo de la guerra fue decisiva para el dominio del mar. Se convirtió en la más célebre unidad de la Marina de Guerra española, de la que fue su buque insignia durante casi cuarenta años, en los que sufrió no pocas reformas para mantenerlo operativo. Aun con la flota republicana de regreso en Cartagena, el Canarias no limitó su actividad. Bombardeó Rosas el 30 de octubre. El 8 de noviembre incendió los depósitos de combustible de la Campsa en Almería. El 10 bombardeó Barcelona. El 12 apresó al vapor Ciudadela que se desplazaba de Mahón a Barcelona. El 17 bombardeó Palamós.

    Tenerife:
    Fue una suerte que llevara el nombre de nuestro Archipiélago, pues durante décadas fue nuestra mejor publicidad. El 5 de mayo de 1940 el pueblo de Tenerife le ofreció la bandera de combate en la Plaza de la Candelaria. El escudo había sido confeccionado por doce bordadoras de La Orotava, bajo la dirección de Carmen Padrón, una de las grandes maestras del bordado en Canarias. Miles de personas presenciaron el acto y todos los barcos surtos en el puerto hicieron sonar sus sirenas. El gran poeta Manuel Verdugo dedicó uno de sus extraordinarios sonetos al mítico crucero. El buque hizo numerosas visitas a Tenerife, entre las que, se encontró la que transportó al jefe del estado, Francisco Franco, a Canarias en 1950. En 1974 hizo su última escala en Santa Cruz. En 1980, una de las cuatro hélices del crucero fue entregada a la ciudad de Santa Cruz de Tenerife y ahora podemos verla expuesta a la entrada del Muelle Norte. (Juan Arencibia)

    Demostración intimidatoria en Agadir (1957):
    En relación con la ocupación llevada a cabo por Marruecos del islote del Perejil, me gustaría recordar que ya en diciembre de 1957, en pleno conflicto con las tribus que se sublevaron en el entonces Marruecos español, para evitar que el gobierno marroquí apoyase a dichas cabilas se optó por llevar a cabo una demostración de fuerza para disuadir a dicho gobierno de su propósito. Así, el 7 de diciembre de 1957, una flota compuesta por el crucero Canarias (llamado "el emperador del mar"), el remozado y antiguo crucero Méndez Núñez y los destructores de la clase Churruca Almirante Miranda, Escaño, Gravina y José Luis Díez se apostaron en zafarrancho de combate frente al puerto de Agadir y apuntaron con sus piezas diversos objetivos de dicho puerto. Seguidamente, el Canarias entró en el puerto y con sus cuatro torres dobles de 203 milímetros empezó a buscar y seleccionar distintos objetivos. Tras dicha actuación, el crucero maniobró y abandonó el lugar ante el asombro y temor de civiles y militares. Las autoridades marroquíes tomaron buena nota de ello.

Superioridad técnica sobre el resto de cruceros:
Técnicamente, el Canarias superaba en mucho a los cruceros Cervantes y Libertad, aunque sólo fuera porque el acance eficaz de los cañones del 20,3 era de 20.000 m, frente a los 18.000 m de los de 152 de los republicanos, y porque los 20,3 lanzaban un proyectil de 120 kg en vez de uno de 50 kg. Por andanada, el valor medio en kilogramos de proyectil lanzados por metro superaba en dos veces y media al de los cruceros del Gobierno. Es importante señalar también que el Canarias poseía una capacidad de combustible de 2.800 toneladas, mientras que los cruceros gubernamentales almacenaban 1.680 toneladas, dando así el Canarias un radio de acción mucho mayor. Además desplazaba 10.000 toneladas, mientras que los otros desplazaban 7.975 toneladas. El Canarias desarrollaba 90.000 CV de fuerza indicada, los gubernamentales 80.000. Y, a pesar de que se ha alegado que el Canarias y su gemelo el Baleares lo sacrificaban todo a la velocidad, la protección no era más delgada y en muchas secciones era más espesa que en los cruceros del Gobierno. Total, el Canarias era un crucero moderno, ideal para la obstrucción del tráfico, con una gran autonomía a velocidad reducida y capaz de desarrollar 34 nudos.

Primera dotación:
El Canarias era mandado por el capitán de navío Francisco Bastarreche. Este había sido jefe del polígono de tiro Janer de Marín. A él se debió la preparación de la dotación improvisada del crucero en los once días que mediaron entre su nombramiento y la salida del buque. La dotación estaba compuesta por oficiales y auxiliares adictos, por marineros no sujetos a procesos y por voluntarios de la Falange, además de aprendices de artillería del polígono de tiro. Debe tenerse en cuenta también, al considerar la cuestión del personal, que veinticuatro aspirantes de Marina que efectuaban un viaje en el buque escuela Galatea se incorporaron a la dotación del Canarias. El director de tiro, capitán de corbeta Rodríguez González, había sido jefe del polígono de tiro de Cádiz. Sin embargo, algunos cargos de importancia estaban ocupados por paisanos. (Michael Alpert)


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