HISTORIA
Tenerife
Suministro de agua



La Fuente de Morales. Por Francisco Martínez Viera:
Condenada a muerte como todo lo que la rodea, la Fuente de Morales, resignada, espera su hora. Sabe que desaparecerá, y con ella todo aquel inverosímil núcleo urbano donde la «ciudad nueva» ha de operar el milagro de una rotunda transformación. Las pequeñas casitas de nnacimiento», las estrechas callejuelas, los Viejos y pintorescos rincones, donde la vida, asaz primitiva e independiente, palpita de manera bulliciosa, darán paso, sin rencor, a las modernas y amplias vías, a las elegantes y confortables edificaciones, a las espaciosas alamedas y a los primorosos jardines con sus fuentes luminosas. Pero, no por eso ha de olvidarse que toda aquella, planicie fue un día un lugar histórico, donde se gestara la antigua Añaza. Allí tuvo su germen Santa Cruz. Precisamente, el comienzo de esta ciudad, que hoy se extiende hacia todos lados y trepa por las montañas en un vigoroso crecimiento, fueron esas humildes casitas del barrio del Cabo, cercanas a la Fuente, y una de las cuales fue sede del primer Ayuntamiento, cuando el heroísmo de nuestras gentes ganó para la incipiente población, el título de Villa, con los aditamentos de Muy Noble, Leal e Invicta.

La Fuente de Morales fue posterior a eso. Data del año 1837, en que fue construida por acuerdo conjunto del Ayuntamiento y de la junta del Agua, inaugurándose a comienzos de 1838. Por cierto que respecto a cuál de estas dos fechas se había de grabar en el frontis de la Fuente hubo recelos y pugilatos entre los concejales de esos dos años, conviniéndose al fin que la inscripción fuera redactada así: «Fuente de Morales. Año 1837. Dedicada en 1838». Con lo que quedó zanjada la «gravísima» cuestión. La inauguración de la Fuente verificóse en la tarde del día 3 de febrero de 1838 y estuvo revestida de la mayor solemnidad, asistiendo a ¡un importante acto el jefe superior político, que era el marqués de la Concordia, comandante general de las islas y presidente de la Diputación provincial; el alcalde constitucional, don Bernardo Forstall; el alcalde del Agua, don Antonio Cifra, que había dirigido la obra; concejales autoridades y una concurrencia tan grande de público que llenaba totalmente aquellos alrededores. En lo alto de la Fuente se había colocado un bastidor en el que se leía el siguiente pareado: «Dedica Santa Cruz con celo ardiente a tu nombre, Morales, esta fuente» La aparición del agua fue saludada por un destacamento de soldados con toques de cornetas y con tres descargas de fusilería. Todo el lugar había sido profusamente adornado con ramajes, banderas y farolillos de papel, celebrándose durante la tarde diversidad de festejos. Por la noche hubo iluminación general y un animadísimo paseo que amenizó la música de la Milicia Nacional. El Ayuntamiento de esta capital, en consideración a la patriótica labor que había realizado el mariscal de campo don Francisro Tomás Morales en los años en que ejerció el mando militar y político de estas islas, contribuyendo de manera enérgica y eficaz a la e. acción y reunión de las aguas de Aguirre y a su traída por medio de canalones de madera, había tomado el plausible acuerdo, que reflejaba el sentir del vecindario, de denominar «Fuente de Morales» a la que se había construido en el barrio del Cabo y estaba próxima a ser inaugurada.

El oficio del Ayuntamiento dando cuenta al general Morales del honrosa acuerdo, estaba redactado en los términos que siguen: «Ayuntamiento Constitucional de la Villa de Santa Cruz, Excmo. Sr. El Ayuntamiento Constitucional de esta Villa que tiene el honor de representar a estos vecinos, faltaría a los sentimientos y deberes de la gratitud si al haber edificado una fuente en el barrio del Cabo para el abasto de aquella parte del pueblo, con el producto del arbitrio para la margen que conduce el agua a esa Villa y cuyo beneficio. que nos libra de la aflicción que su ausencia nos causaba, es debido a los nobles sentimientos de V.E., y a su constante personalizarse en la obra durante el mando de V.E. en estas islas, no hubiese acordado esculpir en la banqueta de dicha fuente el nombre de V.E. de un modo indeleble que perpetúe el dulce y grato recuerdoe de a quien es deudor de tamaño beneficio, con la inscripción de «Fuente de Morales»: sin perjuicio de que en su día se ponga, como está acordado desde el 26 de agosto de 1834 en la Cortadura, la competente lápida con la oportuna inscripción en obsequio a los servicios de V.E. y que su pusiese esta determinación en noticia de V.E., lisonjeándose que admitirá su sincero aunque pequeño homenaje del vecindarioa de esta capital cuyo órgano tengo la mayor satisfacción de ser, para participarlo a V.E. Dios guarde a V.E. ms. as. Samnta Cruz de Tenerife, enero 18 de 1838. El Alcalde Bernardo Furtall. El Secretario, Félix Alvarez de la Fuente. Excmo. Sr. Don Francisco Tomás Morales, Mariscal de Campo de los Ejércitos Nacionales».

A tan atenta comunicación el general Morales se apresuró a contestar en esta forma: «La determinación adoptada por esa M.I. Corporación que V.S. como digno presidente me comunica con fecha 18 del próximo pasarlo manifestándome haber esculpido en la Fuente edificada en el barrio del Cabo de esa capital, una inscripción que recuerde mi nombre, me ha sido sumamente satisfactoria; no porque en ello sea compensado un mérito que no contraje impulsand los trabajos de la atargea que conduce las aguas potables de la población, pues estaba en el deber de mi destino; sino porque un rasgo semejante me suministra la plausible ocasión de encomiar los generosos Sentimientos de una corporación tan ilustrada y de un pueblo um sensato, objetos todos de mi más sincera gratitud y de eterno recuerdo por la época en que tuve la gloria de se jefe de las Afortunadas. Dios gde. a V.S. ms. as. Hacienda de San Fernando en Canarias. Febrero 14 de 1838. Francisco Tomás Morales. SS. SS. Presidente y demás miembros del M.I. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife».

A la etapa del mando del general Morales ya había acordado el Ayuntamiento, por igual motivo, dar su nombre a la dar su nombre a la calle de la Amargura, que aún subiste, pero por el que nadie la denomina. Don Francisco Tomás Morales, el «general canario», como le decía un periódico de esta capital, había nacido en Gran Canaria, en el Carrizal, en 1783, y falleció en Las Palmas en 1845. Había sido uno de Iosjefes militares de más extmor dinario relieve en las guerras de la independencia de Venezuela, a donde había marchado a los 16 años, en pos de la aventura, como buen isleño y sin detenerse a pensar en que llegaría a ser un rival temible del libertador Bolívar. En pocos años alcanzó los más altos puestos desde simple soldado voluntario. Durante los años de 1827 a 1834 ejerció el mando de estas islas y de su meritoria labor quedó imborrable huella en el país. Las aguas de Aguirre bajaron por primera vez a esta población en los comienzos del siglo XVIII, construyéndose por ese tiempo la pila que dio el primitivo nombre a la que luego se denominó Plaza Real y, años después, de la Constitución y últimamente de la Candelaria. Fue la primera fuente pública que hubo en nuestra ciudad, permaneciendo en la plaza de su nombre hasta 1813, en que fue trasladada al castillo de San Cristóbal. La Fuente de Morales, la más monumental e importante de cuantas aquí se erigieron, mitigó durante muchos años la sed de los vecinos del Cabo. Fue de lo más característico y ornamental de aquel barrio. «Dialogó» a lo largo de casi un siglo con el «Charco de la Casona». Se «ínmuló» cuando vio que desaparecía la vecina muralla, vieja y derruida, que en lejanos tiempos sirvió pam contener el mar, y cuando «sintió» la pisada fuerte de la Avenida Marítima, lo comprendió todo... Entonces se «achicó» y hasta nos dio la impresión de que se había resquebrajado su basamento. Allí está, cabe el muro del barranco. No brotan las aguas por sus caños. Inservible, tiene contados sus días. No es una obra de arte, ni el lugar donde está emplazada tiene nada de pintoresco. Pero, nos parece difícil que se pueda olvidar su nombre, que pronunciaron varias generaciones, debiendo figurar, como emotiva concesión al pasado, en el nuevo nomenclátor, después de la gran reforma y en la más pequeña vía: «Calle de la Fuente de Morales». Tampoco debiéramos olvidar que la Fuenfe ha sido un símbolo de nuestra gratitud y de nuestra hidalguía. Fuente de Morales: Desde aquel venturoso dia en que por vez primera corrieron por tus caños las cantarinas aguas de Aguirre, entre gritos de alegría y aplausos, toques de cornetas y descargas de fusilería, han pasado muchos años. Los suficientes para que la ciudad se transforme y muchas cosas desaparezcan. Tú también desaparecerás. Pero, no el recuerdo de tu nombre, que tan grato sonido Siempre en nuestros oídos. (Francisco Martínez Viera, EL DIA 1957)

► Los títulos, distinciones reales, privilegios protocolarios y lemas de las ciudades son frecuentes a lo largo del continente Europeo. Los títulos entre la nobleza de los dominios de los Habsburgo se multiplicaban con el paso del tiempo. Durante el reinado de Leopoldo II el Libro de Títulos (Titularbuch) declaraba que el emperador tenía derecho a ser llamado Unüberwindlichster (Muy Inconquistable). El título Wohledler significa Muy Noble.


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