Unión Europea: Brexit




Brexit: Textos:


Respuesta frente a desafíos:
Justo cuando aplaudíamos ese paso [Acuerdo FARC-Gobierno colombiano] en lo que significa para América Latina, nos llegó ese golpe desde Reino Unido. ¿Cómo no pensar que el espíritu de los partidarios del Brexit es el mismo de quienes votaron por un candidato con una clara ascendencia neo-fascista para presidente en Austria? ¿Acaso no son los mismos que se movilizan a favor de posiciones a lo Trump en Estados Unidos? Es que el referéndum fue planteado por ambos lados como algo negativo. Salgamos de Europa para impedir las migraciones; quedémonos en Europa para que la libra no caiga. Es que no había que elegir entre dos males. Había que mirar al futuro pensando en ser voz influyente en el mundo. Es un tiempo de desafío profundo para Europa. Siempre la hemos mirado como un continente con capacidad de reinventarse, con una integración basada en el respeto a los derechos humanos y construyendo sociedades integradas, cuna de la civilización occidental. Son valores que han inspirado a muchos más allá de Europa; también guía de gobernantes en América Latina. Ahora es cuando Europa tiene que mirarse y volver a sus raíces. A esa comunidad del carbón y el acero que devino en el Tratado de Roma de 1957 y donde Reino Unido dijo que no quería participar. Lo que ha ocurrido hoy es que nuevamente es el momento de un Tratado de Roma con los que quieran estar allí. Puede que algunos países sigan el ejemplo inglés. Pero cualquiera sea la deriva de los hechos, sería bueno sincerarse y saber quiénes están por apostar a construir futuro desde una visión política europea de integración y desarrollo humano. (Ricardo Lagos, 2016)

Dura política de inmigración:
[La ministra de Interior, Amber Rudd dimite en 2018 en medio de la polémica por el duro trato dispensado a los inmigrantes]. Después de 2010, el Gobierno conservador se propuso crear lo que ellos mismos llamaron un "ambiente hostil" para los inmigrantes. Fue una respuesta muy populista a un problema altamente complejo. Cuando la economía británica se estancó después de la crisis económica de 2008, hubo un estancamiento del salario medio. La derecha populista no quería culpar a los banqueros, sino a la inmigración. Se decía: los inmigrantes ‘nos roban’ ya que estaban dispuestos a trabajar por un sueldo cada vez más bajo. No quisieron explicar que debido a la demografía, al igual que en otros países, la sociedad británica está cada vez más envejecida, y que necesita inmigrantes jóvenes. Se negaron también a aumentar el salario mínimo, mejorar la seguridad de los trabajadores en el mercado laboral o fortalecer el papel de los sindicatos. Eso no encaja con la ideología neoliberal de los Tories. Era mucho más fácil culpar a los inmigrantes. (David Mathieson, 2018)


Reservas respecto a la integración de la UE:
Hasta qué punto es marginal la política social para la Unión queda de manifiesto en lo fácil que es desprenderse incluso de reconocer los principios más elementales de lo social, acogiéndose a la claúsula de opting-out, como han hecho, y no solo, los británicos. Desde el momento mismo de su tardía asociación, está muy arraigada en el Reino Unido una fuerte desconfianza ante la Europa comunitaria, que a menudo llega a una clara hostilidad. Uno de los motivos es que a su ingreso los británicos se encontraron con una Europa ya acoplada a los intereses agrarios de Francia y los industriales de Alemania. Pero fueron los británicos los que no quisieron entrar cuando habrían sido recibidos con los brazos abiertos y hubieran podido ajustar las instituciones comunitarias a sus necesidades. Tardaron demasiado en convencerse de que contarse entre los vencedores de la Segunda Guerra Mundial no impediría perder el Imperio ni ser desalojados del pedestal de gran potencia. Una encuesta de 2009 muestra que solo el 30% de británicos aprueba la pertenencia a la Unión y el 32% es contraria. La crisis y la xenofobia han radicalizado entretanto a la derecha que manifiesta un euroescepticismo rabioso. Aunque más europeísta que en el pasado, el partido laborista se halla paralizado, temeroso de que en este ambiente excederse en europeísmo pudiera costarle muchos votos. Según avanza, la integración económica merma la capacidad de llevar adelante una política social propia, que la crisis tiende incluso a reducir a mínimos. (Ignacio Sotelo, 2012)

● Vimos el enorme problema que suponía la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Le preguntamos a Cameron qué podíamos hacer para ayudar y él dijo: vengan. Obama era popular allí y querían nuevas voces para apoyar la campaña por la permanencia en la Unión. El primer ministro nos confesó que durante años él y otros políticos en Reino Unido y en Europa vieron fácil culpar de los problemas a Bruselas. Y eso, a lo largo de los años, menoscabó el apoyo a Europa en muchos países. Creo que la campaña del Brexit fue construida sobre muchas mentiras, igual que la de Trump: Podemos dejar Europa y aun así seguir teniendo ciertos beneficios, los mismos acuerdos comerciales o un sistema de salud que funcione mejor. El lema del Brexit era “recuperar el control” igual que el de Trump era “hagamos que América vuelva a ser grande”, en ambos casos, regresar a un pasado mejor. (Ben Rhodes, 2019)

● El Brexit es ejemplo de todo esto [retos amenazantes]. Ejemplo de la crisis de una Europa que no ha sabido satisfacer las necesidades de protección de los pueblos frente a los grandes cambios del mundo contemporáneo. Ejemplo, también, de la trampa europea. La trampa no es pertenecer a la Unión Europea, sino la mentira y la irresponsabilidad que pueden destruirla. ¿Quién les ha contado a los británicos la verdad sobre su futuro tras el Brexit? ¿Quién les ha hablado de perder el acceso al mercado europeo? ¿Quién ha advertido de los peligros para la paz en Irlanda si se vuelve a la frontera del pasado? (Macron, marzo 2019)

● En 2016, la virulenta campaña del referéndum del Brexit se vio golpeada por el asesinato de la diputada laborista Jo Cox. Un hecho que ningún político o periodista pensaba que podía ocurrir en Gran Bretaña. El hombre que le asestó varias puñaladas era un neonazi obsesionado con los políticos como Cox partidarios de continuar en la Unión Europea. El discurso incendiario de Nigel Farage y de otros partidarios del Brexit fue cuestionado por su responsabilidad al definir como traidores a los que hacían campaña contra la salida. Los más fanáticos ya saben lo que hay que hacer con los traidores. El periodista Alex Massie escribió en The Times que si fomentas la rabia, tienes que saber que la gente se va a enfurecer: «Cuando presentas la política como un asunto de vida o muerte, como una cuestión de supervivencia nacional, no te sorprendas si alguien te toma la palabra. No le obligaste a que lo hiciera, no, pero no hiciste mucho para pararle». (Íñigo Sáenz de Ugarte, 2021)


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