Exploradores
América del Sur
Posteriores a Humboldt



Exploradores europeos posteriores a Humboldt en Sudamérica:
[Humboldt se constituyó en guía de los exploradores posteriores. Terminaría de publicar su obra de gran influencia Cosmos en 1858]. Agustín de Prouvansal de Saint-Hilaire (1779-1853) era un botánico eminente. Fue elegido miembro de la Academia Francesa de las Ciencias durante su estancia en Brasil, país del que recorrió varias provincias de 1816 a 1822, describiéndolas perfectamente desde el punto de vista histórico y político. Sus investigaciones botánicas son, sin embargo, las que les reportaron renombre en el mundo científico. Él mismo definió la meta que se había trazado: Existirá siempre una inmensa laguna respecto a la botánica en Europa. Apenas podemos formar conjeturas plausibles acerca de las plantas reemplazadas por los campos de cereales, las viñas y los olivos. He tratado de que esta laguna no llegue a existir en el Brasil; he dado a conocer la topografía botánica de las diversas regiones visitadas, para que cuando el cultivo las haya invadido no se ignore cuál fue su vegetación primitiva.

Entre 1822 y 1835, J.B.Boussingault, agregado al estado mayor de Bolívar en la época de la insurrección de las colonias españolas, visitó Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y el valle del Orinoco. Si bien recogió notas sobre la geología y la meteorología que atrajeron la atención de Humboldt, los resultados geográficos de tan largos viajes no parecieron estar en proporción con las grandes fatigas que originaron. Sin embargo, Boussingault estaba lejos de ser un científico aficionado. Fue profesor de Química Agrícola, miembro de la Academia de Ciencias y mereció que se le llamase padre de la Agronomía. Hasta 1926 no se hizo plena justicia a los trabajos que había efectuado en América del Sur, justicia que se debió a la reseña publicada por Alfredo Lacroix. El zoólogo y etnólogo francés Orbigny (1802-1857) realizó importantes investigaciones en el sur del Brasil, en Uruguay, Argentina, Patagonia y en la vertiente oeste de la cordillera de los Andes en Chile, en Bolivia y en Perú. No sólo se interesó por la fauna y la flora, de las que efectuó inventario minucioso, sino también por las poblaciones, con frecuencia oprimidas, cuya causa defendió. En 1839 publicó una extensa memoria titulada L'homme américain, que sigue siendo clásica y que Rivet calificó de libro base del americanismo científico.

Francisco de Castelnau (1812-1880), gracias al apoyo de la familia de Orleáns, tuvo a su disposición medios más considerables que D'Orbigny. De 1843 a 1847 descubrió las fuentes del Paraguay en el Matto Grosso, recorrió el Gran Chaco, Bolivia, Perú, y llegó a Pará descendiendo el Amazonas; por haber sido asesinado Osery, su colaborador, se perdieron gran parte de sus observaciones. A su regreso, Castelnau publicó 14 volúmenes que comprendían copiosa información geográfica, geológica, botánica y zoológica, bajo el título general de Expédition dans la patrie centrale de la'Amerique du Sud. Jules Crevaux (1847-1882), médico de la Marina destacada a en la Guayana, comenzó en 1879 a explorar los afluentes de la orilla izquierda del Amazonas. En 1880-1881 remontó el río Magdalena, descendió el río Negro, afluente del Amazonas, y llegó al Orinoco por el Casiquiare, que efectúa una conexión natural entre la cuenca del Amazonas y la del Orinoco. Intentó llegar al Paraguay por su afluente el Pilcomayo en 1882, pero fue asesinado por los indios en el Gran Chaco. La exploración de Enrique Coudreau representa una importante contribución para el estudio de la hidrología de la cuenca del Amazonas, insuficientemente conocida hasta entonces. Coudreau era profesor de historia y fue enviado a Cayena a petición propia. A partir de 1885, exploró la parte alta de la Guayana hasta las montañas de la Luna, reconoció las cuencas del Maroni y del Oyapock, y remontó sucesivamente todos los afluentes del Amazonas más allá de Manaos. Murió en 1899 y su esposa prosiguió su obra hasta 1906. Entre los exploradores franceses contemporáneos están A.Sausse, Aubert de la Rüe, Maufrais (Guayana); Flornoy (Amazonas); Grelier (Orinoco); Rivet (Brasil y Argentina); y Charcot, Emperaire y Lelong (Patagonia y Tierra de Fuego).

Exploradores alemanes:
En 1815 el príncipe de Wied-Neuwied partió para estudiar la fauna del Brasil; penetró en la región de los Botocudos, la más lejana de las tribus indias que aterrorizaban a las partes costeras de Ilheos y Porto Seguro. El rey de Baviera envió (1817) una expedición que contaba con el apoyo de la archiduquesa Leopoldina, casada con don Pedro, futuro emperador de Brasil. La expedición incluía a dos bávaros, al zoólogo Von Spitz, al botánico Von Martius, al minerólogo austriaco Pohl y al zoólogo Natterer. Natterer atravesó Matto Grosso hasta el Amazonas, descendiendo el Guaporé y luego el Madeira. Pohl descendió el Tocantins. Spitz y Martius remontaron el Amazonas hasta Tefe. Spitz prosiguió remontando el río y llegó llegó a Tabatinga, en la frontera del Perú, mientras que Martius remontaba el Yapura, afluente de la orilla izquierda. La relación del viaje, que duró desde 1817 a 1820, se imprimió en Munich en 1823. La Flora brasiliensis, emprendida bajo la dirección de Martius, no se terminó hasta 1906. Desde 1835 a 1844 el alemán Schomburgk efectuó por cuenta del gobierno británico importantes exploraciones en la Guayana inglesa y en las regiones vecinas, llegando a las exploradas por Humboldt. C. von der Steinen descendió (1884) el curso del Xingu hasta el Amazonas.

Exploradores británicos:
FitzRoy, capitán del Beagle trazó el mapa de gran parte de las costas de América del Sur. Suministró a Darwin los medios para remontar varios ríos de la Patagonia. Los resultados de estas exploraciones terrestres fueron recogidos en la obra Observations on South America, con investigaciones de mayor importancia que las hechas embarcado en el Beagle, a bordo del cual Darwin experimentaba un mareo incurable. De 1848 a 1852 A.R.Wallace remontó el Río Negro para llegar al Orinoco pasando por el Casiquiare. H.W.Bates permaneció once años en el Amazonas durante un recorrido de casi 600 km hasta Tefe, donde permaneció un año antes de volver a Pará. En 1851 se instaló en Santarem por tres años y medio, desde donde emprendió diversos viajes. Volvió a Tefe durante cuatro años y continuó la exploración de los afluentes del río superior hasta que la enfermedad le obligó a regresar a Inglaterra (1859). Había reunido 14.000 especímenes de historia natural, de los que 8.000 eran nuevos para la ciencia. Era observador apasionado de los insectos, de los que hizo descripciones famosas.

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