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Textos Ballenas



Whale rider. Relato inspirado en la mitología maorí:
Los maoríes (los indígenas de Nueva Zelanda) afirman que sus antepasados alcanzaron la tierra que habitan en canoas. Las gentes de Whangara creen que su antecesor Paikea lo hizo a lomos de una ballena, que lo había rescatado tras volcar su embarcación: este mito fue el punto de partida de la escritora neozelandesa Witi Ihimaera, en cuya novela Whale rider se inspira la película de Niki Caro. El largometraje en una historia de amor, rechazo y triunfo en torno a una niña que lucha por alcanzar su destino. Los habitantes de una pequeña población afirman que descienden de Paikea, el Jinete de Ballenas. Generación tras generación, desde hace 1.000 años, un varón descendiente del jefe lo sustituye en el trono. Ha llegado el momento de conocer al futuro sucesor. Porourangi, el hijo mayor del jefe, es padre de gemelos: un niño y una niña. Sin embargo, la madre y el pequeño mueren el parto. La niña superviviente se llama Pai. Koro, su abuelo y jefe, no la reconoce como la heredera y la rechaza. Y cree, además, que su poblado empieza a tener problemas por culpa del nacimiento de la niña. Una ballena varada en la playa es el símbolo del final apocalíptico de la tribu. A Pai sólo le queda el recurso del heroísmo para salvar a su aldea.(S.A.)


El arponeo (Cap.62):
[...] Conforme a la costumbre invariable de la pesca de la ballena, la lancha se aparta del barco con el jefe, el que mata a la ballena, como timonel interino, mientras el arponero, el que hace presa en la ballena, va en el remo de proa, el llamado remo del arponero. Ahora, se necesita un brazo fuerte y nervudo para disparar el primer hierro clavándoselo al pez, pues a menudo, en lo que se llama un disparo largo, el pesado instrumento ha de ser lanzado a la distancia de veinte o treinta pies. Pero, por prolongada y agotadora que sea la persecución, el arponero tiene que tirar mientras tanto del remo con todas sus fuerzas; más aún, se espera que dé a los demás un ejemplo de actividad sobrehumana, no sólo remando de modo increíble, sino con repetidas exclamaciones, sonoras e intrépidas; y lo que es eso de seguir gritando hasta el tope de la capacidad propia, mientras los demás músculos están tensos y medio sacudidos, lo que es eso, no lo saben sino los que lo han probado. Por mi parte, yo no puedo gritar con toda mi alma y al mismo tiempo trabajar de modo inexorable. Así, en esa situación tensa y aullante, de espaldas al pez, de repente el exhausto arponero oye el grito excitante: "¡De pie, y dale!". Entonces tiene que dejar y asegurar el remo, dar media vuelta sobre su base, sacar el arpón de su horquilla, y con la escasa fuerza que le quede, tratar de clavarlo de algún modo en la ballena. No es extraño entonces que, tomando en su totalidad la flota entera de balleneros, de cada cincuenta ocasiones de arponeo no tengan éxito cinco; no es extraño que tantos malhadados arponeros sean locamente maldecidos y degradados. (H.Melville)


La horquilla (Cap.63):
Es un palo bifurcado de una forma peculiar, de unos dos pies de largo, insertado verticalmente en la borda de estribor junto a la proa, con el fin de proporcionar un apoyo al extremo de la madera del arpón, cuyo otro extremo, desnudo y afilado, se proyecta oblicuamente desde la proa. Así el arma está al momento a mano de su lanzador, quien la agarra de su apoyo tan prontamente como un habitante de los bosques descuelga su rifle de la pared. Es costumbre tener dos arpones descansando en la horquilla, llamados respectivamente primero y segundo hierros. Pero esos dos arpones, cada cual con su pernada, están ambos unidos a la estacha con este objeto; dispararlos ambos, si es posible, en un momento, uno tras otro, contra la misma ballena, de modo que, si en el tirón sucesivo se saliera uno, el otro pudiera conservar su presa. Es doblar las probabilidades. Pero muy a menudo ocurre que, debido a la carrera instantánea, violenta y convulsiva de la ballena, al recibir el primer hierro, se le hace imposible al arponero, aunque tenga movimientos de relámpago, lanzarle el segundo. Sin embargo, como éste ya está unido a la estacha, y la estacha corre, de aquí que el arma debe ser a toda costa lanzada cuanto antes fuera de la lancha, como sea y donde sea, pues de otro modo el más terrible peligro amenazaría a todos los hombres. En consecuencia, se tira al agua en esos casos, lo que, en muchos casos, es prudentemente practicable gracias a las adujas de reserva de la estacha de la caja. Pero este crítico acto no siempre deja de ir acompañado de las más tristes y fatales desgracias. Además: debéis saber que cuando se tira por la borda el segundo hierro, se convierte desde entonces en un terror errante y afilado, dando caprichosas corvetas en torno a la lancha y a la ballena, enredándose en las estachas, o cortándolas, y creando una gran confusión en todas direcciones. Y, en general, tampoco es posible volver a sujetarlo hasta que la ballena está completamente capturada y es cadáver. (H.Melville)


Ballenas:
Mi pequeño barco de tan sólo treinta pies de eslora navegaba a una buena velocidad rumbo al oeste en medio de una mar apenas agitada por un viento franco del sur. Los días anteriores había visto un número inusual de grandes ballenas que tomaban el sol en la superficie acompañadas por juguetones ballenatos. La verdad es que, hasta ese momento, no me habían prestado la más mínima atención. Por las noches era impresionante escuchar los ruidos que producían: se parecían al paso del viento por un pequeño agujero. En la soledad de la mar, las escuchaba mandarse sus mensajes acuáticos cuyas vibraciones llegaban hasta la superficie. Yo ponía un bote de vidrio apoyado en el fondo del barco y así amplificaba los sonidos. Otras veces, provisto de un tarro de mermelada vacío, lo apoyaba contra la plácida superficie de la mar, y era cuando mejor las escuchaba hablarse entre sí. Eran silbidos o lamentos largos que siempre recibían respuesta. De vez en cuando, un resoplido me marcaba lo cerca que las tenía cuando subían a la superficie a respirar. No sé si era inconsciencia o que ya me había habituado a ellas, pero no sentía temor. Me parecía todo un privilegio poder compartir un espacio vital junto a estos gigantes casi en extinción que, gracias al tiempo tan bueno que reinaba, se recreaban en la superficie de la mar en juegos diversos. Mi posición era 46º 54’ N 28º 45’ W, cuando, un pequeño golpe, me advirtió de que tenía junto al barco a uno de estos animales. Salí de la cámara y traté de asustarlo haciendo ruido con una cacerola; de momento el animal desapareció. Regresé a la cabina, y cuando aún no había dejado el cazo en su sitio, sentí un tremendo golpe en la banda de estribor. Luego, tuve la sensación que pasaba por debajo del barco y se alejaba de nuevo. No habían pasado tres minutos cuando otra vez me embistió. Pero esta vez lo hizo con tal violencia, que todas las estructuras de mi nave crujieron.

Luego se desató un ataque tenaz que abrió el casco y comenzó a entrar agua a bordo. Al principio traté de achicarla, pero enseguida advertí que era en vano. Por ello, metí algunas cosas en un saco de mano y lancé la balsa salvavidas, al tiempo que activaba la baliza de emergencia. Embarcado ya en la balsa pude contemplar la saña que emplearon las ballenas en hundir mi barco, con el temor añadido de que luego la tomaran con mi bote. Pero no fue así; pasados unos minutos de furor y terror, desaparecieron de mi vista para no volver en todo el tiempo que tuve que pasar a la deriva hasta que un avión Nimrod de la Armada británica me localizó y desvió de su ruta a un mercante para que me recogiese. (David Selling)


El Pinguin captura al Pelagos en el Antártico (1940):
[El famoso liner Athenic, bajo bandera noruega, fue transformado en nodriza y factoría flotante para una flotilla de balleneros que operaba en aguas del Antártico. En su interior se descuartizaban las ballenas introducidas por una rampa que le construyeron en la popa]. Sus actividades marineras se limitaron a los mares del Sur y aparte sus anuales reparaciones en Tonsberg, el duro, nuevo oficio, le retuvo siempre lejos de Europa. La segunda guerra mundial no afectó momentáneamente las operaciones de aquellas flotillas que continuaron sus faenas en las frías y desoladas aguas hasta que, a finales de 1940, la guerra llegó hasta allí. Esta hizo su siempre desagradable aparición en la figura del crucero auxiliar Pinguin [ex-Kandelfels, captor de 28 barcos], encargado por el alto mando germano de llevar a cabo la Operación Wenddelmer. Desde los últimos días de diciembre de 1940, el corsario vigiló paciente y atentamente los movimientos de los nodrizas noruegos desde bajo la raya del horizonte. Sólo dejaba asomar los extremos de sus palos desde donde, con potentes prismáticos, los serviolas no perdían detalle al tiempo que los radiotelegrafistas captaban de contínuo las llamadas y respuestas de las flotillas que operaban por las cercanías. El Pinguin consiguió no ser detectado y el 13 de enero se decidió a actuar. De madrugada se acercó al Pelagos y, sin disparar un sólo cañonazo lo apresó con su valioso cargamento de más de 12.000 toneladas de aceite. Tras el Pelagos, otros factorías fueron apresados, todos ellos con sus respectivas flotillas de balleneros y, con las correspondientes tripulaciones de presa, fueron enviados a puertos de Francia ocupados por Alemania. Escoltados por el Pinguin navegando alejados de las rutas usuales, el importante convoy llegó finalmente a su destino y entregó el valioso cargamento al tiempo que dada sus excepcionales condiciones marineras, los whalecatchers fueron entregados a la Kriegsmarine para su transformación en caza-submarinos. En puerto quedaron los barcos-factoría que, demasiado grandes y llamativos pronto fueron blanco preferido por los bombarderos de la RAF en sus incursiones sobre Burdeos y Le Havre.


Keiko:
En islandés significa feliz. La ballena más famosa gracias a la película Liberad a Willy. Se trata de un ejemplar macho de orca capturado en 1979 en Islandia por un pescador. Pasó por muchos acuarios hasta llegar a Ciudad de México, donde realizaba números de circo. En 1992 Warner Brothers la escogió para ser la estrella del largometraje que la hizo popular. Una revista norteamericana reveló que vivía en pésimas condiciones y se puso en marcha una campaña para ponerla en libertad. Durante cuatro años se recaudaron 1.776 millones de pesetas para financiar su manutención, la construcción de un tanque artificial en el acuario de Newport (Oregón), y el traslado hasta sus aguas natales, en Islandia. Gran parte del dinero que se consiguió provino de los donativos que realizaron miles de niños. En la segunda película, Liberad a Willy II (1995) no se contó con la presencia de Keiko sino que se optó por trabajar con una orca de plástico. rata del reencuentro del animal con Jesse (Jason James Richter), que tratará de impedir que un vertido de petróleo afecte a Willy.


And the Whale Swallowed Jonah:
Father Mapple: And God prepared a great fish to swallow up Jonah. Shipmates, the sin of Jonah was in his disobedience of the command of God. He found it a hard command. And it was hard, shipmates, for all the things God would have us do are hard. We would obey God we must disobey ourselves. But Jonah still further flouts at God by seeking to flee from him, Jonah thinks that a ship, made by men will carry him into country where God does not reign. He prowls along the shipping like a vile burglar hastening to cross the seas. As he comes aboard the sailors mark him. The ship puts out. But soon the sea rebels it will not bear the wicked burden, a dreadful storm comes up, the ship is like to break, the bosun calls all hands to lighten her. Boxes, bales and jars are clattering overboard, the wind is shrieking, the men are yelling. "Fear the lord," cries Jonah, "the God of heaven who hath made the sea and the dry land." Again the sailors mark him, wretched Jonah cries out to them to cast him overboard for he knew for his sake this great tempest was upon them.

Now behold Jonah taken up as an anchor, and dropped into the sea, into the dreadful jaws awaiting him. The great whale shoots to all of his great ivory teeth like so many white bolts upon his prison, and Jonah cries unto the lord ut of the fish's belly. But observe his prayer shipmates, he doesn't weep or wail, he feels his punishment is just he leaves deliverance to God and even out of the belly of hell grounded upon the ocean's utmost bones, God heard him when he cried. God spake unto the whale from the shuddering cold and blackness of the deep the whale breached and vomited out Jonah upon the dry land and Jonah, bruised and beaten, his ears like two seashells still multitudinously murmuring of the ocean. Jonah did the Almighty's bidding and what was that shipmates? To preach the truth in the face of falsehood, no shipmates, woe to him who seeks to pour oil on the troubled waters when God has brewed them into a gale, ye, woe to him who as the pilot Paul has it: 'while preaching to others is himself a castaway.' But delights is to him, who against the proud Gods and commodores of this earth, stands forth his own inexorable self. Who destroys all sin, though he pluck it out from under the robes of senators and judges! And eternal delight shall be his, who coming to lay him down, can say "Oh father, mortal or immortal, here I die. I've striven to be thine, more than to be this worlds or mine own. Yet this is nothing. I leave eternity to thee for what is man, if he should live out the lifetime of his God?" (Ray Bradbury, from the novel by Herman Melville)


Coast of Peru/Whalers:
Come all ye old whalers who rounded the horn,
Come all ye brave sailors who've weathered the storm,
The Captain has told us, and we hope he says true,
There's plenty of whaling off the Coast of Peru.

It was early in the morning, just as the sun rose,
The man in the full mast, he yells 'there she blows'.
'Where away?', cries the Captain,
Where away does she lay?',
Three points to the eastward, and not a mile away
(Traditional)

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